lunes, 2 de noviembre de 2015

Coitos y muertes

Últimamente me ha dado por imaginar, con un poco de vértigo, la interminable sucesión de coitos que desde la Eva Mitocondrial hasta mis padres me ha hecho posible, una cadena áurea cincelada por Eros beso a beso.

Me pregunto de qué razas y procedencias han sido los eslabones, en qué lugares y a qué horas fueron los áureos acoplamientos y qué rasgos se han mantenido intactos desde entonces hasta mí y a quiénes, que ya no conozco, me parezco más, si habría entre mis ascendientes algún moro, algún judío, algún vikingo, algún griego, algún romano, algún godo, algún esclavo; si habría poetas y músicos; si tal vez un guerrero que había matado a muchos en la guerra.

Y luego los imagino muriendo uno a uno, volviendo a la tierra, devolviendo sus átomos de hombre y mujer para que formen parte de otros cuerpos y otras maravillas. ¿Qué dijeron sus ángeles mientras se les morían? ¿A qué dioses se encomendaron ellos en el último momento? ¿Quiénes les cerraron los ojos? ¿Dónde están sus huesos? ¿En qué se han convertido?

Y entonces me invaden el asombro y la gratitud, cuando descubro que soy uno más en esa cadena que espero que no se rompa nunca y a cuyos eslabones, tan allegados a mí, apenas conozco.

6 comentarios:

  1. Don Epifanio:
    ¡me lo imagino a usted en una caverna, en plan troglodita, dando clases a neandertales, homosápiens, australopitecos y demás homínidos...

    25 neutonios cavernícolas.

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  2. Jesús: Gracias por tu blog. Hoy me has hecho recordar el poema, que seguro conoces, de Miguel d´Ors, TODO OCURRIÓ PARA QUE TÚ NACIERAS


    Para tu sola vida cuántas vidas
    hicieron falta... Piensa las alcobas, las fiestas,
    las guerras, las ciudades,
    todo lo que es tu ayer secretamente,
    la confabulación milenaria que hizo
    que tú fueras.
    Tu padre —Teruel, Brunete, el Ebro...—
    leyendo en la trinchera
    hexámetros desbaratados por el fuego
    de mortero, tu abuelo por las arduas
    alturas de Cerdedo o Pedamúa
    con un morral convulso de perdices,
    tu bisabuelo en una atardecida
    melodiosa de Cuba, mirando el mar Caribe
    pero viendo la dolça Catalunya,
    «Ferro Velho» posando para un daguerrotipo
    con leontina y sombrero y paraguas y puro,
    y los Peix, los Vidal, los Estévez, los Orge,
    los Pérez, los Rovira..., todos, con sus oficios,
    sus barbas, sus mujeres
    y sus males, desvaneciéndose en el tiempo,
    en la fosa común del olvido... Y avanza,
    adéntrate en la niebla de los siglos,
    suponte un peregrino
    adivinando Astorga allá en la madrugada,
    imagínate un moro que, herido, ve alejarse
    la fiera polvareda de su hueste,
    mira un hombre que extiende en una roca
    la fétida pelleja de una loba,
    mira los centuriones rutilantes
    en torno a la fogata, y Aníbal y Cartago,
    y la mujer sangrienta que jadea
    pariendo en un brazado de helechos, y el hirsuto
    pintor de renos y uros que cambia por seis hachas
    medianas una hembra... y todo lo que tuvo
    que suceder para que tú nacieras
    desde que aquellas Manos amasaron
    el limo primigenio. Modelado
    también para que de él esta mañana
    brotara este poema.




    MIGUEL D’ORS, Punto y aparte, La Veleta, Granada, 1992, pp. 47-48.

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  3. Don Dyhego, ¡no me quiero ni imaginar cómo sería el inspector!
    25 neutonios rupestres

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  4. Domingo, no me acordaba de ese poema, pero lo conocía. Ahí está el acierto del gran poeta que es Miguel d'Ors de expresar con tal agilidad y vértigo una idea tan impresionante y bonita. Gracias por traerlo aquí.

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  5. Jesús, yo también he tenido esa sensación (la tuya y la del poema). De hecho investigo mi apellido a través de los siglos. He llegado hasta 1639. Gracias a unos archivos bien conservados y a un apellido poco usual.

    Esto lo digo no por presumir, sino para animarte, pues un apellido como el tuyo tampoco es muy normal. Si los archivos parroquiales de tus ascendientes se han conservado (hay varios momentos delicados: desamortizaciones, los franceses y la guerra civil), será fácil tirar del hilo.

    Un abrazo.

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  6. Paco, creo que lo haré algún día, para honrar a mis ancestros. Te alabo por lo que has hecho. Yo me remonto, por lo que mis padres decían, al siglo XVIII y me temo que los archivos que contienen más datos fueron destruidos en la Guerra Civil.
    Gracias por la idea. Supongo que sabes que el INE (Instituto Nacional de Estadística) es posible encontrar por provincias la frecuencia de tu apellido. Un saludo cordial.

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