jueves, 28 de enero de 2021

Homero y lo primero que haré cuando me muera

 Ayer, explicando a mis alumnos el episodio de Ulises y las sirenas, me di cuenta de que aliño la historia con datos que Homero no aporta, y me ha entrado el escrúpulo de que estoy grabando en sus corazones impresionables invenciones mías haciéndolas pasar por homéricas (luego me he tranquilizado pensando que, total, como luego van a tener leer el episodio en Homero mismo, se les quedará la versión oficial). Pero es que Homero nos pone tan fácil añadir detalles de nuestra propia cosecha...

Por ejemplo, les digo que Ulises nunca en su vida olvidó el cautivador canto de las sirenas y que cuando cerraba los ojos para descansar lo atormentaban aquellas voces en el fondo de su corazón y anhelaba más que nada en el mundo volver a oírlas.

Una de las primeras cosas que quiero hacer cuando me muera es, aparte de pilotar algún cometa, es visitar a Homero. Supongo que estará en los Campos Elíseos o en la Isla de los Bienaventurados, conversando con Virgilio, Garcilaso y Camoens. Allí me presentaré a mostrarle mis respetos. Ojalá él no me tenga en cuenta mis invenciones sino que me ponga la mano en la calva y me bendiga y me deje sentarme a un lado mientras oigo a los grandes departir en los prados perdurables.

martes, 26 de enero de 2021

Aforismos de lo autóctono

1. Nuestros autóctonos, celtas e íberos, no estaban mezclados con fenicios, griegos, romanos, judíos, germanos y árabes, sino que nos vinieron, ya mezclados, de otro sitio para finalmente mezclarse de nuevo con fenicios, griegos, romanos, judíos, germanos y árabes. 

2.  Proclamarse pueblo autóctono de una tierra, lo genuinamente engendrado por ella, es mucho más fino que marcar el terreno con la orina. 

3. Una paella valenciana con arroz de la Huerta de Valencia cocinada por abuela de ochenta apellidos valencianos es superautóctona. Aun así, podría ser la paella más mala que pruebe uno jamás. 

4. El maratón lo inventaron los europeos, pero siempre ganan los keniatas. El chocolate es mejicano, pero los españoles lo mejoraron con leche y azúcar. Lo inventado en Villarriba mejora en Villabajo. Mejor será basar la identidad de un pueblo en sus logros que en lo autóctono.


martes, 19 de enero de 2021

Siete aforismos

 

1. Valiente es quien dice lo que todos deberían decir, y bocazas quien dice lo que nadie debe decir. 

2. Le caía mal a todo el mundo porque todo el mundo le caía mal. 

3. Perdonar no es ni relativizar la ofensa ni dejarla sin castigo, sino no guardar rencor por ella. 

4. Según Platón, el árbol real es la idea de árbol, una forma pura, que ni nace ni muere. Luego la naturaleza le puso, para no aburrirse, tronco, resina, savia, hojas, flores, frutos, algunos pulgones, el susurro del céfiro y, a su sombra, a dos amantes. Pero, vamos, que el árbol de verdad es ese fantasma que dice Platón. 

5. Lo que me define moral y políticamente no es si voto con la izquierda o la derecha, sino la autoridad que concedo como guía de mi vida y del mundo a todo lo dado, a eso que yo no he elegido: cuerpo, familia, tradiciones, patria, lengua, civilización, naturaleza. Lo demás es anecdótico, por más que nos enfrente. 

6. Pesimismo antropológico: viva Herodes, mi perro es mejor, Homo homini lupus y, en fin, cualquier cosa que justifique por qué no movemos un dedo por el prójimo. Buenismo: al violento le faltó amor, todas las opiniones valen, todo es de todos, cosas que solo se piensan cantando Imagine con el mechero encendido. 

7. Idealismo del todo o nada: No arreglaré esa gotera, sino toda la casa; no voy a visitar a un preso: hay que eliminar las cárceles; no hay que becar a un pobre: hay que erradicar la pobreza... Sí, muy bien, pero mientras tanto arregla la gotera, visita al preso y beca al pobre.

martes, 12 de enero de 2021

Calígula y los filósofos

 

“Calígula, matar no es sabio”, le reprochó Sócrates; “y rompe el equilibrio cósmico”, añadió Séneca; “no es natural ni necesario”, sentenció Epicuro; “no es útil a nadie”, apostilló Stuart Mill; “va contra la ley natural”, declaró santo Tomás; “no DEBES”, gritó Kant. Y Calígula se reía. Menos mal que vino Casio y lo mató.

viernes, 8 de enero de 2021

La canción del pájaro chogüí y la resurrección

Esta bella canción tiene el encanto de las leyendas populares, que quizá nunca ocurrieron pero son ciertas. Lo mejor de ella es cómo en medio de una escena totalmente doméstica y cotidiana sobreviene de pronto una tragedia y luego, ¡otra vez de pronto!, un milagro, y además un milagro que continúa hasta nuestros días. ¡El consuelo que tuvo que ser para esa madre desconsolada ver luego a su hijo en cada pájaro chogüí! ¡La cantidad de naranjos que su padre habrá plantado para él! ¡Cómo de una desgracia tan repentina brotó algo mucho más grande! No puedo evitar ver en esa leyenda una prefiguración de la resurrección; la vida de un niño es demasiado grande como para morirse: lo más seguro es que, tras la muerte, se convierta en pájaro. Por cierto, menos mal que los españoles llevaron a América las naranjas. Si no, el indiecito guaraní se habría quedado sin su fruta preferida. 

Me contó un jesuita que de las tres palabras con que Jesús se definió a sí mismo, camino, verdad y vida, los europeos se habían quedado con la verdad, pero cuando españoles y portugueses predicaron a Jesús en Japón, allí entendieron el camino y, cuando lo predicaron en América, allí entendieron la vida. ¡Desde luego, y esta canción donde la muerte es tan bellamente negada lo demuestra! 

Aquí os la pongo en una versión del grupo La vuelta andina, que me encanta. La canción del pájaro choquí comienza en el minuto 1:49, aunque vale la pena el vídeo entero, porque el grupo lo vale con creces.

sábado, 2 de enero de 2021

Diez apuntes sobre la eutanasia

Os enlazo aquí el artículo que me han publicado en Posmodernia, titulado "Aforismos de la eutanasia" (aunque mejor debiera haber dicho "diez apuntes", porque no son propiamente aforismos).

Muchos partidarios de la eutanasia, cuando piensan en ella, se imaginan un escenario como el de Ramón Sampedro en Mar adentro, donde un hombre en sus cabales y con toda serenidad solicita, con una decisión muy madurada, la muerte, ya que él no puede procurársela él solo. (Cristina Losada desmonta en este artículo ese escenario). Y entonces la gente da por hecho que, si yo quiero morir, ya no es un acto inmoral matarme. Entonces ¿matar a otro es malo solo si el otro no quiere que lo maten? ¿No es un acto malo en sí mismo? ¿Y si la eutanasia la pide un preso que no quiere vivir veinte años prisionero? ¿Debemos también matarlo, puesto que él lo pide? ¿La vida humana es valiosa en sí misma, o su valor depende del juicio individual? ¿Se puede decirlo mismo de la esclavitud, de la violación, de la mutilación, etc? Si una persona quiere mutilarse las piernas porque se autopercibe sin piernas, ¿debe permitir el Estado que haya médicos dispuestos a hacerlo?

La eutanasia es indicio de una enfermedad más grave y más honda: el relativismo moral que acaba convirtiendo al hombre en víctima del hombre. Un triunfo más de la ley del más fuerte.

Os enlazo también este estupendo artículo de mi amigo Antonio Barnés, del que destaco esta idea: no existe el derecho al suicidio porque no existe el deber de matar a un inocente. Aquí.