viernes, 27 de abril de 2012

La parroquia del barrio pobre


Me encuentro con una misa de niños que se preparan para la primera comunión. Sus padres no los acompañan. Los niños visten mal, pero se portan bien. El cura lleva coleta, canta mucho y gesticula más. Parece curtido en las misiones. Durante toda la misa nos hace estar sentados. Las catequistas van de acá para allá como pájaros atendiendo polluelos. En torno al altar, casi como concelebrantes, diez niños, en el momento de la consagración, tocan diez campanillas.

En las peticiones el cura pide muchísimo por los presos, para que reciban un trato humano, para que vayamos a visitarlos e insiste en la idea de que en cada preso está Cristo mismo.  Pide también para que la policía haga la vista gorda cuando vea por la Feria de Sevilla a los vendedores ambulantes del barrio ganándose el pan.

En la canasta de la colecta, todo es óbolo de la viuda, menos un billete de cinco euros que una mano izquierda ha puesto allí sin que lo sepa la derecha.

Al final, muchos cantos con muchas palmas y un cumpleaños feliz a una niña llamada Celeste. El cura la acerca al cirio del altar para que lo apague como si fuera una tarta. La niña se emociona.

El cura despide a los niños con una bendición, antes de que se pierdan por esas calles que no les hablan de Dios.

domingo, 22 de abril de 2012

La odisea de Patricio. Y una petición.

No pensaba volver a hablar de Patricio, porque ha entrado a formar parte de mi familia. Pero no tengo más remedio que hablar de él porque necesita ayuda.

Te cuento su historia.

En Nigeria los musulmanes mataron a su padre. Desde entonces, su familia pasó penurias y él salió de Nigeria con otros 29 hasta Libia, andando. Durante el trayecto murieron 23. Desde Libia tomaron una balsa y, tras cuatro días en el mar, llegaron a Lampedusa.

Allí no los trataron muy bien. Me dice Patricio que en Italia la policía hostiga al inmigrante y que prefiere España, donde, si no haces nada malo, la policía te deja tranquilo y la gente te trata bien.

Estoy orgulloso de vivir en España.

El caso es que no le dan  permiso de residencia a no ser que su mujer, que sí que lo tiene, obtenga un trabajo con contrato. Ella me dice que puede trabajar en cualquier sitio: en un bar, en una fábrica o en una casa, limpiando, cocinando o cuidando niños.

Son los dos muy buenas personas. Yo lo garantizo. Y tienen un hijo a quien cuidar.

Si sabes de algún trabajo para ella o para él aquí por Sevilla, dímelo.

Yo te lo pagaré como mejor sé: dedicándote un poema y mi próximo libro.

Lo que firmo aquí para que quede constancia.

Jesús Cotta Lobato

jueves, 19 de abril de 2012

Amigos y confidencias

Una de las imágenes de la felicidad es para mí sentarme una tarde en el jardín con un amigo mío o un hermano mío, con una cerveza en la mano, y esperar al crepúsculo mientras hablamos de todo un poco. Pero de todo lo que nos podemos decir lo que más me gusta son las confidencias, aquello que uno se pasa el día callando pero que está deseando salir a la luz porque es más importante para nosotros que todas las gansadas y convenciones que uno se pasa el día diciendo a los demás. Los amigos reciben esa confidencia como una muestra de confianza muy grande, porque es algo que uno no cuenta a su padre, a su mujer o a sus hijos. Uno no lo cuenta para asombrar, ni para ser absuelto, sino para aliviarse una carga, para pedir consejo, para ser entendido, porque le ardía el secreto por dentro.

Yo he hecho confidencias de muchos tipos. Algunas me dejaban en muy mal lugar. Pero mis amigos siempre me tienen en un altar, les cuente lo que les cuente. Precisamente una de las ventajas de los amigos es que con ellos uno puede decir eso que realmente piensa pero que no se atreve a decir por miedo al reproche de la gente.

La discreción de mis amigos y de mis hermanos es la mejor caja fuerte donde puedo depositar mis confidencias. Son, en efecto, tan discretos, que un amigo no le cuenta al otro lo que yo le he contado, por mucho que le arda en la boca. A todos ellos, gracias.

lunes, 16 de abril de 2012

¿Qué le regalo por su cumpleaños?

El materialismo soez que nos tiene contaminaditos del todo nos impide reparar tanto al regalante como al regalando que se pueden regalar no solo cosas, sino también actos y que estos se disfrutan a veces mucho más que las cosas y no se rompen ni se pierden ni caducan ni se estropean ni te los pueden robar y, además, son mucho más baratitos. Y la mejor manera de regalar actos es entregar al regalando un vale, donde el regalante se compromete en el tiempo y en el espacio a cumplir con los actos que promete.

La idea la he tomado de mi querido Reyvindiko, que esta vez ha regalado a quien más quiere un vale con regalos activos como los siguientes:

1. Vale por una semana entera de bañar a los niños y darles de cenar mientras tú lees o navegas por Internet.

2. Vale por media hora de masaje corporal con aceites aromáticos. Los servicios suplementarios se cobran aparte.

3. Vale por una cena romántica en ese restaurante que tanto te gusta.

4. Vale por cinco desayunos en la cama durante cinco sábados consecutivos, con zumo de naranja, tostadas, café y bollo, como a ti te gusta.

5. Vale por cinco horas semanales a tu servicio para que me mandes hacer lo que te dé la gana, desde hacerte la manicura y posar para tu cuadro a pintar las rejas de las ventanas y raspar el verdín de las baldosas de la terraza.

Pues, hala, que obras son amores y no buenas razones.

martes, 10 de abril de 2012

Tienes razón porque he bebido

Se cultiva en los viñedos de Canora la vid de la Alianza, que produce el vino de la benevolencia, con un poco de tierra de Caná, que invita al amor, y un poco de tierra de Málaga, que todo lo endulza. La tierra de Canora hace el resto. Quien lo bebe queda herido del don de la amistad. Yo he visto a hombres que serenos se batirían en duelo abrazarse con lágrimas bajo las estrellas. Con ese vino un azul y una roja se enamoraron y un catalanista independentista gritó Viva España. Con ese vino, en fin, las hormonas, la amistad, la simpatía se cargan toda la mala leche de las ideologías.

Con lo poco que me gusta el fútbol, la mili y la caza, ese vino me ha hecho brindar con un cazador futbolero militarista por la cabra de la Legión y a todo lo que me decía yo le decía: "Tienes razón porque he bebido". No es que el vino le dé la razón al que no la tiene, sino que nos hace ver la parte de razón que casi todo el mundo tiene más que la parte de sinrazón que casi todo el mundo también tiene.

Por eso, para que todos reconozcan la parte de razón de unos y de otros, lo mejor es este vino. ¡Ay si en 1936 lo hubiera probado en España más de uno!

Esta noche estáis todos convidados a la fiesta del Vino de la Alianza.

Imprescindible acudir bien vestidos, o sea, con un collar de caracolas al cuello.

Ex corde,
Jesús Cotta

jueves, 5 de abril de 2012

Argumentum angelogicum

Una niñita que quiero mucho me ha contado que ella duerme en la litera de arriba y que, a sus cinco años, una noche, jugando, se cayó al suelo y que notó cómo unas manos muy suaves le rodearon la cabeza para que no se la partiera contra el suelo y que, ahora que tiene diez años, se da cuenta de que tuvo que ser su ángel de la guarda.

Yo le he dicho que sí, que tuvo que ser él.

Y le conté una vez que tuvo que ser también un ángel quien nos salvó a varios alumnos y a mí de una pedrada que un canalla arrojó desde la calle contra el aula y que pasó rozándonos las narices y las cabezas a todos hasta estrellarse contra la pared.

Si los ángeles no existieran, el suelo sería más duro y las piedras más cabronas.

Puede que los ángeles no puedan un día protegernos de las piedras, quizá porque el que las ha lanzado es más fuerte que ellos o porque viene acompañado de una legión de demonios con mucha mala leche. Pero por esa piedra que nos partirá un día la cabeza, ¡de cuántas nos han librado sin que lo sepamos!

Para esta niña y para vosotros, este ángel de Giotto