sábado, 29 de septiembre de 2012

De lo aburrido y tonto que es el nacionalismo


No hay cosa más aburrida y estúpida y victimista que el nacionalismo, el sentirse importante y diferente por haber nacido en un lugar concreto. ¿Qué mérito tiene eso? Uno es español o inglés por casualidad, no por naturaleza. Lo importante de uno es que es una persona. Lo demás son detalles por los que no vale la pena pelearse.

Yo he conocido gente interesantísima que, cuando se les tocaba el tema nacionalista, se volvían estúpidos, monótonos y a veces agresivos. Lástima de hombres.

Cuanto más grande y variada es una nación, tanto más humana es, porque da cabida a tanta más gente. La verdadera patria humana es la Tierra. La civilización nuestra es Europa. Y nuestra nación España. Lo demás son catetadas. A lo que hay que aspirar es a que nuestra nación sea Europa, que es más grande que España, no a que mi nación sea esa zona difusa e inventada donde se come butifarra o gazpacho.

España es de todos los españoles. No hay provincias de España que sean de unos españoles más que de otros. Por tanto, el derecho de autodeterminación no existe. Además, los derechos son individuales, no colectivos. Existe el derecho individual a hablar mi lengua, a tener mi religión, a elegir mi escuela, etc., pero no existe ningún derecho a que mi país tenga las fronteras que yo digo, se llame como yo quiero e incluya a quienes tengan las características que a mí me resulten simpáticas.

El nacionalismo no es más que un racismo cultural feo y oligofrénico que cunde entre los que quieren sentirse superiores no por algo que han hecho por sus propios méritos, sino por algo que son sin mérito ninguno.

lunes, 24 de septiembre de 2012

De mi muerte

                                                  (Foto de David Cotta Lobato)


Ha habido tres momentos grandes en mi vida: uno es mi nacimiento, del que no recuerdo nada; otro es Eros, del que lo recuerdo absolutamente todo; y el otro es la muerte. De este no sé si me acordaré cuando me haya muerto. Lo que sí sé es que quiero vivirla conscientemente. Me perdí mi nacimiento y no me quiero perder mi muerte.

Por eso, escribo esta entrada a modo de testamento vital. Primero, voy a exponer en este testamento mis peticiones a Dios y luego mis peticiones a vosotros, porque en esta vida imprevisible es previsible que alguno de los que me lee asista a mi muerte o al menos recuerde este testamento cuando se entere de que me estoy muriendo y, en ese momento, podrá hacer valer este testamento en la validez legal que tenga.

Empiezo, pues:

A Ti, Dios, que lo eres de vivos y no de muertos, te pido que, si lo tienes a bien, me muera como los hombres de la Edad de Oro, que, cuando se cansaban de vivir, se echaban a dormir bajo una encina y eran trasladados en un vuelo místico a las más altas regiones. Como sé que esto es difícil, no me importaría que mi tránsito ocurra en el otoño de mi vida,  no de muerte violenta, a ser posible, sino después de un dulce sueño o tras rematar el mejor de mis poemas o tras el amoroso acoplamiento o después de zambullirme en el mar y tumbarme en la arena.... Una cosa así. Lo importante es que yo sepa que me estoy muriendo y que me permitas asistir a mi despedida sin demasiado dolor físico y acompañado de mis seres queridos o, al menos, de tus maravillas naturales, como un claro de bosque. Si muero en compañía de quienes me quieren, ahórrales espectáculos feos, como vómitos, gañidos, gritos... No me hagas hacer todo eso. Quiero morir bellamente como en las películas.

Si mi petición te parece inadecuada, haz lo que estimes conveniente, porque sé que vas a escoger para mí lo mejor.

A vosotros, mis amigos y lectores, os ruego que, si no estoy rabiando de dolor, no me seden, sino que llamen a un cura y que, si los sueros y cacharros hospitalarios no son imprescindibles, me dejen morir en casa y que abran la ventana. Y, si el Estado ha dejado de ser tan intervencionista, quisiera que me enterrasen en la tierra de mi madre, en los montes de Cártama, en los Manjones. Que pongan allí una cruz y que no me metan en un ataúd, sino en la tierra misma y que planten en mi pecho un árbol. Si eso no es posible, que, transcurrido el tiempo oportuno, pongan mis huesos en una urna y me lleven a la cripta de la Iglesia de Santa Cruz de Sevilla, en la calle Mateos Gago, si el párroco que por entonces esté allí da su permiso.

Todo esto firma, con todo el miedo del mundo,

Jesús Cotta Lobato
Sevilla, 24 de septiembre de 2012

jueves, 20 de septiembre de 2012

Prisa y miedo


                Tu lucha contra el tiempo en los quirófanos
con bótox, siliconas y colágenos,
el reclamo del son de tus pulseras
doradas cuando estás entre muchachos,
luchar contra la moda, venerarla,
raparte si te estás quedando calvo,
meter barriga ante una chica joven,
buscarte un cura que te gane en años,
poner un cuerno, que la vida es breve,
vivir para escribir, que el arte es largo,
anotar en la agenda tus conquistas,
sudar la gota gorda en el gimnasio
para expiar los excesos de la noche,
cortar con él cuando pidió tu mano,
preferir la escalera al ascensor,
creer que tu hija tiene aún diez años,
engendrar el tercero a los cuarenta,
dejar cuarenta veces el tabaco,
empezar a correr a los cincuenta,
simular que te adaptas a los cambios,
echar dos polvos en la misma noche
porque sí, porras, porque eres muy macho,
mirar la fecha de caducidad,
provocar el piropo en los andamios,
cambiar de patria, acera, de partido,
de casa, coche, esposa y de trabajo,
plantar un árbol que no crezca lento,
no perdonar a quien te hizo daño,
no hablarte con la novia de tu padre
y eso de echarte un pulso con tu hermano
cada vez que os tomáis un par de birras
y teclear en Google tus pecados
y volver a la casa de tu madre
para que te dé un beso y un abrazo.
Todo es miedo a la muerte. Todo es prisa.
La vida se te escapa mientras tanto.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Gritar desde la cumbre

Llevo dos meses trabajando demasiado con la cabeza. Un encargo editorial que me urge entregar, la tesina que la leo el jueves, la preparación de clases para el principio de curso, dos colaboraciones que me han pedido. Y no sigo, que me mareo.

Estoy dejando en el tintero este cuaderno y otras cosas que me gustan porque no tengo tiempo para rascarme el único pelo que tengo en el cráneo, el que querían que me tapara con un gorro de baño en mi antiguo gimnasio.

Estoy de los nervios y necesito subir a la cumbre de una montaña con una sandía gigante en la espalda. Y una vez en la cumbre la arrojaré para que reviente contra las peñas mientras lanzo un grito hipohuracanado.

Si no fuera porque amo los árboles, talaría uno para tallar un ángel con ropa de centurión. También necesito dar saltos y gritar y hacer locuras de amor, como las de don Quijote en Sierra Morena.

Ah, y si me dais una espada, os reto a un combate de esgrima.

Y luego me arrojaría a una poza de agua fresca, allí donde las aguas emergentes inauguran un río.

Así estoy.

Ahora mismito me estoy dando cuenta de que tengo un cuerpo que me está pidiendo a gritosa moverse, brincar, dar patadas al aire.

Me conformaré con la ducha .

lunes, 10 de septiembre de 2012

El vídeo de la vergüenza


En época de crisis se muestra lo más feo del rostro político europeo, siempre tentado por las utopías y los radicalismos. Grecia no es peor ni mejor que otros países, sino un ejemplo de un mal crónico del viejo continente: ese mal que consiste en que, cuando los gobernados perciben como incapaces y lejanos y corruptos a sus gobernantes, optan por el radicalismo de cualquier signo, lo que convirtió a Europa en un infierno el siglo pasado.

En este caso, es el Amanecer Dorado (Xrysí Avgí: Χρυσή Αυγή) el protagonista de la vergüenza. Ni siquuiera Gordillo y su panda de saqueadores se han atrevido a tanto como estos neonazis.

Se trata de una verbena en Rafina, en la provicincia del Ática. Primero aparecen unos diputados de Amanecer Dorado pidiendo a los vendedores que no son griegos su licencia para vender. Y luego llegan sus matones y destrozan los puestos de los que no tienen licencia.

El argumento utilizado por los neonazis para justificar su vandalismo es que, puesto que los políticos no lo hacen, lo tienen que hacer ellos.

Dan miedo.

A quienes hay que reventarles el puesto es a los neonazis.


viernes, 7 de septiembre de 2012

Aforismos varios


1.El joven sacrifica la salud por la vida y el anciano sacrifica la vida por la salud.

2. La ley de la gravedad nos impide volar, pero nos pone músculos.

3. Nada en exceso. Pero ¿ese “nada” no es ya el mayor exceso?

4. Si abortar es un derecho, nacer es un crimen.

5. Los malos consejos son fáciles de decir y difíciles de hacer. Los buenos son difíciles de decir y fáciles de hacer.

6. En las malas novelas cabe todo, pero todo sobra, y en las buenas también cabe todo, pero todo encaja

7. No desprecies tu cuerpo, porque a Dios le gusta.

8. Todos somos revolucionarios en unas cosas y reaccionarios en otras. Eso es lo bueno. Lo malo es ser revolucionario o reaccionario en todo.

9. El patriota ama su patria y el nacionalista desprecia la patria del otro.

10. Cuando los hombres quieren cosas buenas, recurren a los dioses y, cuando malas, a los demonios. A los primeros les sacrifican un cordero y a los segundos un niño.

Y, para los interesados, la Escuela de letras de Siltolá.

lunes, 3 de septiembre de 2012

El entierro del canario


Cuando vimos la jaula vacía y tirada al suelo y los restos de plumas, todos sospechamos del gato vagabundo que habíamos adoptado.

Pero el gato nos miraba filosóficamente, como miran los gatos, sentado en una piedra.

Los niños recogieron dos plumas del canario y las enterraron en el césped. Allí clavaron una cruz y, como estaban puestos los aspersores del césped, todos desplegaron un paraguas para poder rezar como en toda escena de entierro de peli que se precie. Eso sí, iban en bañador.

Ahora el pájaro estará en el cielo de los pájaros, cantando cuando le apetezca, allí donde los gatos no comen canarios.