viernes, 29 de junio de 2018

Poesía al ataque



La poesía, como Eros, siempre se sale con la suya.

Cuántas veces me hago planes de trabajo: de agosto a diciembre terminar tal novela; de enero a marzo, preparar tal asignatura; de tal hora a tal hora, un poco de ejercicio… Y, entonces, cuando menos la espero, llega ella, la poesía, y se pasea desnuda por mi casa, tira la prosa al suelo, levanta jardines a su paso y me hace cantar y reír y llorar a chorros y luego se va como ha venido, en silencio, cuando le da la gana, niña mimada de Dios, hermana de Eros, estrella fugaz y caprichosa, y me deja allí tirado en el suelo, pero feliz como un niño que ha visto a los Reyes Magos...

Cuando pasa mucho tiempo sin que venga, voy a buscarla a la playa, que me pone muy poético. Pero más de una vez me ha pasado que la he llamado desde allí, y nada.

Poco a poco he ido conociéndola. Y me da miedo decir que ya le he pillado el tranquillo y que ya sé qué tengo que hacer para que me haga una visita este verano: hacerme en julio un superplán de trabajo concienzudo y sesudo de mucha prosa y silogismo y, entonces, cuando más enfrascado esté en él, ah, entonces vendrá creyéndose que me estropea los planes...

Pero antes de ese superplán os voy a decir qué voy a hacer durante el mes de agosto: tomarme una coronita antes de la comida, tocar un poco la guitarra, nadar por las mañanas, desempolvar las mancuernas, cantar con mis hermanos, charlar con la gente y sonreír y, por la noche, rezar a la Doncella tres avemarías, en las que te incluyo a ti, lector querido, querida lectora.

Feliz verano y que os visite, si no el amor, al menos la poesía.


miércoles, 27 de junio de 2018

En recuerdo de Dorkas Kagusina Julius

Metí la mano en una bolsa, llena de los nombres de las víctimas de la matanza de universitarios cristianos en Kenia en abril de 2015 en la universidad de Garissa (de la que os ahorro las imágenes), y me tocó su nombre.

Se me encomendó desde entonces su nombre para que, aparte de quienes la conocieron, hubiera un vivo en la tierra que la recordase.

Yo no solo la recuerdo, sino que la llevo en la cartera, en el corazón y en la memoria. Le he prometido dedicarle mi próximo libro y le ruego cosas como si fuera mi ángel. Le he dicho su nombre a la Macarena, para que la cuide especialmente.

Desde entonces Dorkas es de mi familia y la Tierra está más huérfana sin ella. No sé explicar bien qué conexión tan grande siento con una mujer que no ha tenido conmigo más conexión que su nombre en un papelito cuando ya solo estaba en la Tierra su cuerpo.

Dorkas Kagusina Julius, ¡cuánto tengo que agradecerte! Espero de veras que haya un más allá, porque, si no, ¿qué va a ser de mí si cuando muera no estás tú allí para que yo pueda besarte la mano y conocerte por fin?


lunes, 25 de junio de 2018

Llevar tabaco a los viejos

En mi instituto hay un coro de alumnos y profesores y yo canto en él. Una de las profes cantoras le enseñó uno de nuestros vídeos a su hermano y he aquí que el hermano me reconoció. “¡Pero si ese es Jesús Cotta!”.

Su hermano se llama JMA y coincidí con él en primero de carrera. Y le dijo a la hermana: “Si no se acuerda de mí, dile que me llevó al Hospital de la Caridad a llevar tabaco a los viejitos”.

Era ese un recuerdo que yo tenía totalmente olvidado, pero que a él se le quedó grabado. Me he gustado yo mucho en el recuerdo de mi amigo llevándolo a hacer compañía a los viejitos y llevarles tabaco, cuando aún se podía regalar tabaco. Pero más me ha gustado que a él no se le haya borrado ese recuerdo.

El Jesús Cotta joven y con pelo estaba más cerca de Dios que el calvo que ahora os habla y que, mientras se va haciendo viejo, lleva treinta años sin visitar a los viejos.

Gracias, JMA, porque, treinta años después, has sido tú quien me ha llevado a hacer compañía a los viejos y a fumar con ellos mientras nos cuentan su vida.

jueves, 21 de junio de 2018

Dios y los aforismos

Ahora que la palabra "Dios" no es políticamente correcta y va desapareciendo incluso del lenguaje corriente, yo sigo usándola como siempre, como la usaban mis padres, y empieza a ser transgresora. Para mí es la cuadratura del círculo: hablo de Dios, que me encanta, y llevo la contraria, que me encanta también.

Por eso felicito a la editorial de Libros al Albur, especializada en aforismos, por esta magnífica idea de publicar una antología de aforismos sobre Dios. Es reveladora esta combinación del ser eterno e infinito en el género literario más breve.

Tengo además el honor y el placer de que algunos de mis aforismos figuren en esa antología. ¿Quién iba a decirme a mí que Dios iba a agradecerme con ella haber escrito algo sobre él? Eso me da pie a pensar que mis aforismos le han gustado.

Me encanta además la portada del libro, porque demuestra que ya hace siglos los hombres, antes de morir, veían el famoso túnel del que hablan quienes han salido vivos de una ECM (experiencia cercana a la muerte). Al menos, el Bosco sabía que ese túnel estaba.

Espero que te gusten también a ti, querido lector, lectora querida. Y os animo a comprar esa antología estupenda de Libros al Albur aquí.


lunes, 18 de junio de 2018

Los lotófagos y la droga

Leyendo el otro día con mis alumnos el pasaje de la Odisea en que Odiseo y sus hombres llegan a la isla de los lotófagos, me di cuenta de que Homero recoge  los cuatro pasos por los que suele pasar cualquier persona que haya sufrido un episodio de drogadicción: seducción, adicción, abulia y mono. Y Homero los relata sin darles un nombre, con esa ingenuidad suya tan encantadora.

En efecto, al llegar a la isla, fueron recibidos por los lotófagos, que no les hicieron daño, sino que les ofrecieron gratis el fruto del loto. Esa es la fase de seducción, cuando los amigos te ofrecen la droga o los traficantes la regalan para asegurarse una clientela. Cuando lo probaron, los hombres de Ulises no podían dejar de comerla. Esa es la adicción. Y ya se olvidaron de la patria y del regreso. Esa es la abulia, la pérdida de voluntad y de objetivos en la vida salvo el de seguir consumiendo la sustancia. Y cuando Odiseo los arrastró por la fuerza a la nave para librarlos del loto, se pasaron todo el rato llorando porque echaban de menos el loto. Ese es el mono, el síndrome de abstinencia.

Me pregunto qué sustancia adictiva, aparte del vino, conocería él para retratarla tan bien.

No se me ocurre mejor campaña contra la droga que la de presentar a unos hombres hechos y derechos llorando como tontos en el barco que los lleva de vuelta a su patria porque en vez de la patria, la familia, el abrazo de la esposa y de los hijos, prefieren seguir deglutiendo una sustancia con la que dejan de ser hombres.

martes, 12 de junio de 2018

Lo malo no es ser conservador o progresista, sino malo

Durante un café comentó una compañera de trabajo que su pueblo era muy tradicional y alabó a cierto pueblo que había al lado, donde eran, sin embargo, más progresistas.

Para que no pensara tan mal de su pueblo le dije:

-Lo malo de un pueblo no es que la gente sea conservadora o progresista, sino buena o mala. ¿Hay en tu pueblo mucho abuso, mucho engaño, mucha corrupción, mucha mentira, más que en el pueblo de al lado? Si en tu pueblo abunda la buena gente como tú, lo demás son pamplinas. Y si no sois buena gente, eso no tiene nada que ver con la tradición o el progresismo. El cabrón es un cabrón vote a quien vote.

lunes, 4 de junio de 2018

Morfosintaxis de los huevos

Ir pisando huevos e ir pisándose los huevos.

Las dos significan lo mismo: proceder de modo exasperantemente lento. Pero la primera no tiene sal gorda y la segunda sí.

Me da por pensar que la originaria es la primera y que, solo una vez que esta se popularizó, la malicia popular le añadió el "se" y el "los". ¡Hay que ver lo que hace un pronombre y un artículo determinado!

El pronombre convierte la acción en reflexiva y el artículo convierte el complemento directo en una parte del cuerpo. Total, que aunque ambas expresiones se usan para señalar la lentitud (o al menos, esa es mi impresión), la causa de la lentitud es en ambos casos distinta.

Otras veces, los atributos masculinos, allí donde se apela a ellos, trastocan la sintaxis. ¡Tanto poderío tienen!

Por ejemplo, el verbo "tener" es el más transitivo del mundo. Ha nacido para tener un complemento directo. Pero cuando alguien pincha a otro para que acepte un reto y le dice "¿A que no tienes?", el verbo tener se permite el lujo de omitir el complemento directo porque a buen entendedor pocas palabras bastan.

Por último, los dos diminutivos más habituales de "huevo" son "huevito" y "huevecillo". Pero no son exactamente sinónimos.

Atención: ejercicio. Ponga "huevito" o "huevecillo" según corresponda:

a) Manolito, ¿tienes hambre? ¿Te frío un.......?
b) Manolito, ayúdame a limpiar la casa, por favor, que llevas todo el día tocándote los........