viernes, 27 de octubre de 2017

El supuesto derecho de autodeterminación no cabe en la democracia

En primer lugar, los derechos son individuales, no colectivos. Por tanto, tengo derecho a hablar la lengua que yo quiera, educar a mi hijo en la lengua y las creencias que yo quiera, a publicar en la lengua que yo quiera. Y eso puede ocurrir en cualquier país democrático donde se respetan y garantizan los derechos de cada cual, como ocurre en España.

Pero el supuesto derecho de autodeterminación no es individual, sino colectivo y, por tanto, no es un derecho, sino un atentado contra los derechos individuales de los demás, porque no consiste en hablar la lengua que yo quiera, sino en pretender que mi país se llame como yo quiera, tenga las fronteras que yo quiera y esté compuesto solo por el tipo de gente que yo quiera, o sea, que el país se haga a gusto de unos cuantos. En vez de derecho habría que llamarlo pretensión colectivista uniformadora y exclusivista. Los secesionistas catalanes atentan contra los derechos individuales de todos nosotros cuando pretenden que ellos tienen derecho a cambiar nuestras fronteras y nacionalidades. Y por eso lo tienen que hacer dando un golpe de Estado con las armas que tienen: policía autonómica, los medios de comunicación, escuela y la movilización de talibanes antidemocráticos que pretenden declararme, por la cara, extranjero en Cataluña.

En segundo lugar, si hubiera que votar si un trozo de España se separa de España o no, lo tendríamos que votar todos los afectados, o sea, todos los españoles, y no solo los que por casualidad están censados en ese trozo de España.

En tercer lugar, si reconocemos un supuesto derecho de autodeterminación que afecta solo al territorio donde hay más independentistas, también hemos de reconocérselo a esas zonas de Cataluña donde hay menos independentistas. Así que, si se proclama una república catalana independiente, los no independentistas están legitimados a proclamar otra república independiente no catalanista.

En quinto lugar, la autodeterminación, por definición, solo puede afectar a un individuo, que es el que con su propia voluntad se determina, pero no al vecino. Yo puedo determinarme como catalán o andaluz independiente, pero si mi vecino no quiere, no tengo derecho a exigirle que deje de ser español solo porque yo quiero.

En sexto lugar, los que reivindican ese supuesto derecho no quieren separarse del resto de España porque se sientan diferentes, como dicen, sino porque se sienten superiores. Diferentes somos todos unos de otros. Solo el superior quiere salirse del grupo de inferiores.

En conclusión, el supuesto derecho de autodeterminación es una pretensión antidemocrática que en Cataluña se disfraza de democracia y revolución popular, pero que apesta a fascismo identitario con métodos antidemocráticos y marxistas de agitación popular. En fin, un asco.


lunes, 23 de octubre de 2017

Música e intensidad

Mi hermano Alfonso y yo éramos forofos de Eurovisión desde que tenemos memoria. Estábamos enamorados de un dúo de holandesas que cantaron allá por el año 1976 y que ni siquiera ganó. Nosotros sólo entendíamos de la letra algo así como Asín Esán y la cantábamos sin cesar ante el espejo del baño con una toalla en el pelo cada uno para imitar sus rubias melenas. Nos podíamos pasar así horas, con la ventaja de que, si uno tenía una necesidad escatológica, la podía hacer allí mismo sin dejar de cantar.

Si uno se equivocaba en una sílaba o en una nota, le tocaba una pedagógica reprimenda que soportábamos estoicamente por la música.

Luego, de mayor, he buscado la intensidad de aquellas vivencias infantiles y nada se le parece; si acaso, un poco el alcohol o el deporte intenso. Pero la infancia siempre es mejor: allí la intensidad se consigue porque Dios quiere, no porque uno haga esfuerzos por alcanzarla.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Otra parida de la paridad

Pues he aquí que en cierto organismo de cierta universidad española la Ley de la Paridad obliga a que el voto de sus miembros sea paritario. Y dado que se presentaron tres candidatas y un candidato, este tuvo que ser obligatoriamente votado y, claro, retiró su candidatura porque, como persona inteligente y buena que es, quiere ser elegido no por lo que tiene en la entrepierna, sino por lo que tiene en la cabeza.

Así que la Ley de Paridad se ha cargado el concepto mismo de democracia, que consiste precisamente en que se presente a representante quien quiera y en que el representado vote a quien quiera. El color de la piel, la entrepierna, la edad, la religión, etc ni pincha ni corta en este derecho a votar y ser votado que la Ley de Paridad está conculcando.

viernes, 13 de octubre de 2017

La parida de la paridad

Veo un cartel publicitario de Lidl, que merece todos mis respetos,  pregonando lo fresca y natural que es la fruta que venden. Para ello salen en el cartel cuatro personas. ¿Y a que no adivináis de qué sexos son? Dos hombres y dos mujeres, con sus supuestos nombres y todos agricultores.

Dudo que, realmente, en el campo español trabajen tantos hombres como mujeres, pero, si es así, ¿por qué va a ser ese campo más deseable que otro en que trabajen más hombres que mujeres?

He buscado el cartel en la Red, pero solo encuentro una foto de mala calidad en la que salen seis personas, cuatro hombres y dos mujeres. Pero los que he visto en la calle son solo de cuatro.

Lo curioso es que, mientras que los dos hombres sí podrían pasar por agricultores, por su piel curtida o su aspecto, las mujeres no parecen dos serranillas, sino más bien dos modelos disfrazadas de agrarias. Los dos hombres no son apuestos, pero ellas sí que son guapas. Ahí ya no hay tanta paridad.

Pero donde hay menos paridad es en el peso del producto que los cuatro llevan. Un hombre lleva una cajita de champiñones y el otro un racimo de plátanos, mientras que una mujer lleva, agárrate a la silla, un pedazo de canastón lleno de limones y la otra una gran caja de tomatess.

Pues eso, que, al final, la paridad lo que viene a traer son agravios, injusticias y, sobre todo, estupidez.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Desnudarse en un poema

En este archivo sonoro leo dos poemas de mi segundo libro de poesía, Menos la luna y yo. Los recoge un blog muy recomendable con archivos sonoros de poetas actuales de toda España. Dicen que Federico García Lorca declamaba maravillosamente. No es mi caso, pero por si alguien está interesado en oírme leer mis poemas, heme aquí.

Dichosos días aquellos en que se te abren los cielos y uno se convierte en profeta de la belleza escondida y la suelta en versículos de oro para hacer más bello el mundo. Para los que no hemos recibido del cielo la merced de la unión mística, el trance poético es la más sublime experiencia que, junto con la amorosa, puede alcanzar un simple mortal.

Siempre digo que la poesía es la única manera elegante de desnudarse. Es buena recomendación para aquellos a los que nos gusta la desnudez.

lunes, 9 de octubre de 2017

Cosas que se parecen a la muerte

Hoy he soñado que, en un largo pasillo, un soldado joven me tenía que disparar. No había odio en él. Puso el cañón del fusil en mi cabeza y yo notaba cómo dudaba si apretar el gatillo o no. Cerré los ojos en el sueño y entonces desaparecieron él y el pasillo, pero no el contacto del cañón en mi frente. Y yo me decía: "Si esto es un sueño, tendría que haberme despertado ya. ¿Por qué tarda tanto el soldado en dispararme". No sé cuántos segundos reales duró aquel tormento de la inminencia de la muerte. Lo que sí sé es que los segundos en los sueños transcurren de otra manera, y que el pensamiento es más obsesivo y cósmico y consistía en una pregunta angustiosa en la oscuridad: " Esta muerte no va a ser como yo imaginaba. Yo creía que la muerte iba a ser como ese momento en que el cerebro se duerme y se me cae el brazo o se me abre la boca y el pensamiento comienza a introducir elementos surrealistas. Y ahora resulta que va a ser otra cosa: voy a estallar como una supernova. Pero ¿dónde se irá mi información? ¿Desapareceré yo para siempre? ¿Sentiré cómo me vuelan los sesos? ¿Se seguirá moviendo mi cuerpo cuando ya esté descabezado?". Y entonces me desperté en el lugar más agradable del mundo.

Espero que, cuando me muera, despierte en un lugar aún mejor.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Converso, de David Arratibel

Siempre me han interesado mucho los conversos. Hay algo misterioso en sus vidas. De pronto viven un suceso inexplicable que se les graba para siempre y dejan de ser los mismos. Por eso he visto con tanto interés la película de Arratibel, Converso, que recomiendo encarecidamente, porque va directa contra el tabú absurdo y creciente según el cual de religión no se habla y mucho menos de lo que Dios significa para cada uno. En esa película los miembros de la familia del director hablan sin tapujos de algo tan íntimo y valioso como su conversión y su relación personal con Dios; y el director, que es hijo, hermano o cuñado de ellos, lo hace sin manipulaciones y con un amor grande y bello por todos ellos, aunque sin compartir esa creencia, lo que hace su amor aún más bello.

Una de las virtudes de la película es que, además de revelar el misterio de varias almas, reconcilia a la familia mediante el amor y la música.

En un momento emblemático de la película el director y su madre se sinceran. Ella lamenta lo violento que se ponía él cuando los oía hablar de Dios y él explica lo excluido que se sentía de ellos en esos momentos, cómo los veía inmersos en un grupo con unas reglas y dogmas que él no compartía ni entendía. Y entonces la madre le pide perdón y le dice: "Hemos actuado con soberbia".

Perdón si hablo de asuntos tan personales de una familia que no es mía. Lo hago porque el director me invita a ello, y lo hago con toda la simpatía hacia esa familia. Lo que quiero decir es que la madre desarma al hijo con esa petición de perdón. El hijo, si es listo y bueno, que parece serlo, debería preguntarse si no actuó él también con soberbia, es más, si el soberbio era él y no ellos, porque ellos no podían evitar hablar de Dios, que de pronto llenaba sus vidas, y él, en vez de hacer el esfuerzo de entenderlos como eran, reaccionó violentamente contra ese cambio. ¿Habría reaccionado del mismo modo si de pronto todos los miembros de su familia se hubieran vuelto forofos del yoga, el deporte o el alpinismo? Seguramente no, porque lo que en este mundo parece enfermizo o poco moderno o impropio no es el yoga, el deporte o el alpinismo, sino la religión y, más en concreto, la católica.

Me enternece la hermana menor cuando recibe como un chaparrón de agua fría los pensamientos de su hermano, bien intencionados, pero discordes con los de ella, que, no sé por qué, no replica, quizá porque quiere mucho a su hermano mayor o porque no sabe cómo responder o porque cree que es mejor no hacerlo. El caso es que su silencio es tan enternecedor, que, al menos esa es mi impresión, se vienen abajo todos los argumentos del hermano. Y creo que lo mejor es que el hermano lo sabe, lo cual lo honra.

Olé, pues, por el director que tiene la elegancia, la valentía y el arte de afrontar todo eso y llegarnos al corazón y a la cabeza.

Bravo, Arratibel.

domingo, 1 de octubre de 2017

Un sueño, un ángel y Cataluña

Esta noche he soñado dos cosas: que volvían a mi casa las hormigas y que el rey Felipe le daba a Mariano Rajoy varios consejos, uno de los cuales era ser menos funcionario y más representante de lo que España significa.

El primer sueño se debe, supongo, a que ya no sé cómo hacer para echar las hormigas de mi casa, y el segundo se debe, supongo también, a mi preocupación por lo que están pasando en esa parte de mi amada España que es Cataluña.

Un referéndum solo lo puede convocar la persona que representa a todos los afectados por el referéndum. Dado que los afectados por un referéndun a favor de la secesión de Cataluña somos todos los españoles, deberíamos votar todos los españoles. Si Cataluña se separa de España, yo seré extranjero en Cataluña y mi país se verá reducido en territorio, gente y potencial. Por tanto, tengo derecho a decidir.

España es de todos los españoles. No hay territorios de España que sean de unos españoles más que de otros. Siempre me he opuesto de modo furibundo a algún andaluz que otro (por fortuna, pocos) que, contagiado del regionalismo exclusivista de otras comunidades, exige que los puestos de funcionarios de Andalucía sean solo para andaluces y no para los que, por ser mejores, aprueben las oposiciones, sean de de donde sean.

En fin, rezo hoy por España al ángel de España, aquí en una estampita del 19000.

Un abrazo a todos.