viernes, 13 de octubre de 2017

La parida de la paridad

Veo un cartel publicitario de Lidl, que merece todos mis respetos,  pregonando lo fresca y natural que es la fruta que venden. Para ello salen en el cartel cuatro personas. ¿Y a que no adivináis de qué sexos son? Dos hombres y dos mujeres, con sus supuestos nombres y todos agricultores.

Dudo que, realmente, en el campo español trabajen tantos hombres como mujeres, pero, si es así, ¿por qué va a ser ese campo más deseable que otro en que trabajen más hombres que mujeres?

He buscado el cartel en la Red, pero solo encuentro una foto de mala calidad en la que salen seis personas, cuatro hombres y dos mujeres. Pero los que he visto en la calle son solo de cuatro.

Lo curioso es que, mientras que los dos hombres sí podrían pasar por agricultores, por su piel curtida o su aspecto, las mujeres no parecen dos serranillas, sino más bien dos modelos disfrazadas de agrarias. Los dos hombres no son apuestos, pero ellas sí que son guapas. Ahí ya no hay tanta paridad.

Pero donde hay menos paridad es en el peso del producto que los cuatro llevan. Un hombre lleva una cajita de champiñones y el otro un racimo de plátanos, mientras que una mujer lleva, agárrate a la silla, un pedazo de canastón lleno de limones y la otra una gran caja de tomatess.

Pues eso, que, al final, la paridad lo que viene a traer son agravios, injusticias y, sobre todo, estupidez.

10 comentarios:

Matías dijo...

Muy observador. Para mi la publicidad como si no existiera, aunque la sufro como todos en las televisiones, casi todo lo que nos presentan tiene un componente de farsa, realizada por verdaderos expertos, para llamar la atención y atraer al consumidor.
Saludos.

Nyx dijo...

Con tanta paridad, la vida se convierte en un medir y medir, en un juego absurdo de equilibrios para evitar que alguien se enfade o le pueda buscar una nueva vuelta de tuerca a lo expuesto, sin darse cuenta de que quien ha adoptado el sentirse ofendido como actitud vital siempre puede buscar una nueva vuelta de tuerca, es su misión en la vida, sentirse descontento con todo.
A mí esto me sabe a ingeniería social, a manipulación (que es, a fin de cuentas, la base y objetivo de la publicidad, como apunta Matías), a corrección política que ahoga la espontaneidad y la libre creatividad.
No sé cómo se sentirá la gente que está a todas horas tratando de cuadrar el círculo para que todos seamos igualitos, igualitos, pero a mí me resultaría agotador. Escucharlos o leer sus proclamas ya me lo parece.

Anónimo dijo...

Cuanto daño ha hecho Antonio Gramsci en esta nuestra europa...

Jesús Cotta Lobato dijo...

Matías, es cierto. La publicidad es una buena manera de saber en qué quieren convertirnos las grandes corrientes culturales que nos arrastran. Reciba usted mi saludo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Nyx, comparte con usted ese cansancio ante la cansina obsesión del igualitarismo, las cuotas y esa falsa tolerancia consistente no en tolerar la disensión, sino en que no haya disensión. Reciba usted mi abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Anónimo, voy a tener que leer a Gramsci para entender mejor su aseveración. Se ve que tiene mucho que ver, o lo predijo, con la importancia de liderar las ideas y la cultura para manejar a la gente. Reciba mi saludo

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
desde luego, los publicistas se lo curran a la hora de vender un producto. Claro que de la publicidad a la realidad hay un buen trecho.
25 neutonios públicos.

lolo dijo...

A mí me da mucha risa que te hayas fijado tanto, Cotta. Pero he ahí la trampa: como no nos fijamos cuela. Y sigue colando. O mejor vende, y sigue vendiendo. Y se me pasa la risa.
Gracias, Cotta.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, ni yo mismo entiendo bien por qué me fijé tanto. Pero más me voy a fijar ahora para ver si pillo más trucos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, creo que quizá por eso me fijé tanto, ahora que lo pienso: porque el anuncio pretendía reflejar la realidad, pero la realidad creo que es otra. 25 neutonios publicitarios