lunes, 26 de febrero de 2018

Mi epitafio

Este es el epitafio que Virgilio escribió para sí mismo a las puertas de la muerte en Nápoles:

Mantua me genuit; Calabri rapuere; tenet nunc 
Parthenope; cecini pascua, rura, duces.
(Mantua me engendró; los calabreses me arrebataron; me retiene ahora Parténope (Nápoles).
He cantado pastos, campos y caudillos").

En cuanto a Esquilo, el primer gran dramaturgo, no dijo nada en su epitafio acerca de su obra literaria, por lo que hoy se le conoce, sino acerca de su valor en las guerras médicas:

“de su valor puede hablar la llanura de Maratón y el medo de larga cabellera, que lo ha probado bien”.

Me parece encantador que Esquilo se enorgulleciera de su valentía antes que de sus palabras. Quizá pensara que las tragedias eran solo palabras, mientras que su participación en la guerra eran actos reales.

Por más vueltas que le doy no encuentro grandes cosas que decir en mi epitafio. Solo cosas muy pequeñas, como “tenía la letra muy fea”, “se quedó calvo muy pronto”, “cantaba en las clases las declinaciones con las músicas más variopintas”, “leía la Ilíada subido en una mesa”, “recomendaba a sus alumnos no decir palabrotas y llevar la edad de oro consigo para los demás", "le gustaba ser reaccionario contra las modas y la presión social” o “Lo más interesante lo dijo en algún verso que otro”.

Pero realmente lo que me gustaría que dijeran de mí es esto:

"Era todo su afán eliminar a su paso el sufrimiento".

Habrá que ponerse manos a la obra para que lo puedan decir.

lunes, 19 de febrero de 2018

Menos feminismo y más humanismo

Me preguntaron el otro día unos alumnos si yo era feminista. Cuando les dije que no, unos se llevaron un chasco y otros se miraron con el rabillo del ojo censurándome, como si fuera pecado no compartir esa ideología. Les respondí:

-No soy feminista. Soy humanista. Defiendo a hombres y mujeres, pero no el feminismo.

Eso no significa que yo apoye la marginación de la mujer, sino que apoyo la dignidad humana sea quien sea la persona y, sobre todo, significa que, en mi opinión, se margina a más gente por su aspecto físico, su edad, sus aficiones y su religión que por su sexo, y de esas otras marginaciones se habla muy poco.

Yo he notado cómo ciertas personas son excluidas de asociaciones, pandas de amigos, entrevistas, grupos de trabajo o de influencia, de mesas redondas, etc porque está gordo, o no cree en el poliamor o va a misa y le gustan los toros o la caza o es muy pijito, en fin, por no ir a favor de la presión social y de lo políticamente correcto.

Por eso, permitidme este consejo: no creáis que ser marginada por ser mujer es más grave que ser marginada por ser feo.

jueves, 15 de febrero de 2018

Simulacro de incendio

En una reunión de trabajo.

-Cuando toque el timbre, los profesores y profesoras irán acompañados y acompañadas de sus alumnos y alumnas hasta el patio. Los padres y madres ya están informados e informadas de que sus hijos e hijas van a estar expuestos y expuestas a la intemperie durante un rato. Pero cuando toque el timbre, entonces profesores y alumnos subirán a las aulas.

-¿Y nosotras las profesoras nos quedamos en el patio pasando frío?

-¡No, las profesoras también!

-Como no lo has dicho...

lunes, 12 de febrero de 2018

Los nigerianos y los invitados a las bodas

Doy limosna a quien hace algo para ganársela: vender pañuelos o ser simpático o dar información o abrirte la puerta. No suelo dar a quien pide sin hacer nada más que pedir, sin gracia y sin gratitud. Los santos dan sin poner tantas condiciones, pero como yo no soy santo y hay tanta gente a la que socorrer y no puedo socorrer a todos, hago esa selección.

Me baso para ello en la parábola de los invitados a las bodas. Cuando los criados trajeron a todos los pobres y mendigos de las calles a las bodas, el señor de la casa expulsó a uno que vino sin traje de boda; para mí ese traje de boda no es más que la amabilidad, el saber que no tengo derecho a exigir limosna, el pedir con la humildad suficiente, el no despreciar a quien no da. Y me he dado cuenta de que, de entre todos los que se ganan el pan en la calle, los que vienen mejor vestidos a la boda son los nigerianos. A casi ninguno he visto pidiendo sin más. Todos ofrecen algo, y con lo mejor que tienen en la cara: la sonrisa.

lunes, 5 de febrero de 2018

Una conversación pillada al azar

-Pero hija mía ¿tú has tenido alguna vez alguna conversación seria con tus compañeros de facultad?

-Sí, una vez. Sobre la dualidad.

-¿Y eso qué es?

-Yo qué sé. Pero fue muy profunda.