lunes, 19 de febrero de 2018

Menos feminismo y más humanismo

Me preguntaron el otro día unos alumnos si yo era feminista. Cuando les dije que no, unos se llevaron un chasco y otros se miraron con el rabillo del ojo censurándome, como si fuera pecado no compartir esa ideología. Les respondí:

-No soy feminista. Soy humanista. Defiendo a hombres y mujeres, pero no el feminismo.

Eso no significa que yo apoye la marginación de la mujer, sino que apoyo la dignidad humana sea quien sea la persona y, sobre todo, significa que, en mi opinión, se margina a más gente por su aspecto físico, su edad, sus aficiones y su religión que por su sexo, y de esas otras marginaciones se habla muy poco.

Yo he notado cómo ciertas personas son excluidas de asociaciones, pandas de amigos, entrevistas, grupos de trabajo o de influencia, de mesas redondas, etc porque está gordo, o no cree en el poliamor o va a misa y le gustan los toros o la caza o es muy pijito, en fin, por no ir a favor de la presión social y de lo políticamente correcto.

Por eso, permitidme este consejo: no creáis que ser marginada por ser mujer es más grave que ser marginada por ser feo.

4 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
se está llegando a una situación realmente opresora. Ocurre de vez en cuando y por cualquier motivo. El poder necesita meter miedo, cualquier poder, para mantenerse. Siempre hay que crear un enemigo. Y siempre hay opresores dispuesto a dar rienda suelta a sus instintos dictatoriales.
Cuando la Iglesia tiene poder mete miedo con el pecado.Todo es pecado (mirar a una mujer, comer en demasía, gastarse el dinero en un capricho, etc.
Cuando el Capitalismo tiene poder, todo es comunismo: una huelga, una petición de subida de salarios, etc.
Cuando el Comunismo llega al poder, todo es capitalismo: aspirar a tener más comodidades, montar un negocio, etc.
Cuando el feminismo rentúa políticamente, todo es machismo: ceder el paso, criticar las cuotas, etc.
¡Y a todo esto la casa sin barrer, como usted dice!
25 neutonios perplejos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, la solución es facile dictu, difficile factu: permitir que todos tengan poder para decir lo que quieran, pero no para imponer su manera de actuar.

En cuanto a lo de mirar a una mujer, eso no es pecado. El pecado es desear cometer adulterio con ella, pero eso no lo dice la Iglesia, sino Jesús.

Anónimo dijo...

Estimado señor Cotta:
En mi opinión como alumno/alumna suya, es usted una de las mejores personas y profesores que he tenido el placer de conocer. A veces me meto a leer su blog y me gusta; sus creencias e ideales (los cuales la mayoría no comparto, pero respeto y admito que son interesantes pero finalmente, no comparto) excepto algún detalle que otro. Entendiendo que usted tiene ya su edad y una época vivida diferente a la que los jóvenes vivimos hoy en día, he de decirle que no le sirve de precedente. Usted vive a la misma vez que nosotros/as, viendo como cada día las cosas cambian más y más. Escribir que es peor ser discriminado por ser feo que por ser mujer, puede llegar a tener su gracia pero si no se viviese lo que vivimos hoy: no conozco su situación familiar y espero que le vaya todo bien pero con la discriminación, esa palabra que nos cuesta tan poco decir, mueren personas. En este caso, mujeres. Deberíamos estar impresionados de que las cosas vayan así: quizá usted no termine de compartir los mismos ideales que las chicas y chicos de su clase que levantan la voz para reivindicar. Entre esos grupos, cada uno tienen unos ideales pero ligados a lo mismo: el fin de la opresión de la mujer. ¿No le parece increíble como una sociedad se mueve para acabar con lo que sucede desde hace millones de años? Puede que no acabemos del todo con la raíz del problema pero nos levantaremos contra ella.
Usted sabe de todo, es un profesor genial y una persona buena. Reflexione: puede que estos cambios le pillen un poco desprevenido, al igual que a todos, nadie nace sabiendo. Las mujeres no quieren/queremos el fin del hombre, aunque alguna que otra vez llegue a escucharlo de gente que no tiene ideas muy claras. Las mujeres quieren y necesitan que se les apoye, andar de su lado para acabar con todo el peligro que conlleva nacer siéndolo. Usted tiene hijas, debería entenderme. Le animo a que lea testimonios, le pregunte a sus alumnas y alumnos, investigue.
Espero que pronto empiece su deconstrucción.
Un saludo y gracias por leerme.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Éstimado alumno mío o alumna:

Es un placer leerte, pero más lo es comprobar que sabes defender tus ideas con argumentos contra los míos y con respeto para mi persona. Esa sutileza es señal de bondad e inteligencia. Abunda por desgracia en el mundo la gente que identifica al otro con sus ideas y lo rechaza si sus ideas no son, digamos, las adecuadas.

Puede que tengas razón en lo que me dices de la edad: aunque me muevo entre gente joven, que me abre mucho los ojos, quizá me quedo desfasado en muchas cosas. Pero la edad también tiene algo bueno: la experiencia de ver que la realidad siempre es más compleja de lo que modas, ideologías y presiones sociales pretenden. Y créeme si te digo que el feminismo de última generación es una presión social a veces asfixiante y, en este caso, puede que tú por tu juventud no lo notes, porque la has visto desde siempre, pero yo sí que lo noto.

Considero el feminismo de última generación una ideología que tiene el pernicioso efecto de crear el espejismo de que la causa más grave y común de discriminación es el sexo, cuando no es así.

En mi experiencia vital he visto muchas más discriminaciones por el aspecto físico, las ideas, las creencias, la pinta, la tendencia sexual y la procedencia que por el sexo. Seguro que en los países musulmanes el ser mujer es una de las principales causas de discriminación, pero en España no.

En segundo lugar, una víctima no es más víctima por ser mujer que por ser hombre. Lo importante es su condición de víctima, no su sexo. Lo que hace digna a la víctima es su humanidad y su indefensión. Aun cuando en España fuera el sexo la causa más común de discriminación, yo me solidarizo con las víctimas por ser víctimas, no por ser mujeres.

Las ideologías, como el feminismo, buscan un trato de favor para cierto tipo de personas. Prueba de ello es que la gente que comparte el feminismo actual no se indigna por la actual ley de violencia de género que castiga al hombre por ser hombre y elimina en la práctica la presunción de inocencia. Si su preocupación fuese la igualdad ante la ley, como debe ser, ya estarían poniendo el grito en el cielo.

Dices que mueren personas por ser mujeres. Por supuesto. Pero ¿en qué reside la gravedad del hecho? ¿En que son mujeres? El color de piel de verdugo y víctima, su procedencia y su sexo, sus motivaciones, me traen sin cuidado. El verdugo deber ser castigado y la víctima, si es posible, indemnizada.

Pero no te quiero cansar, querido alumno, querida alumna. Hablo contigo con la tranquilidad de saber que, pese a nuestros desacuerdos, hay simpatía

Recibe mi aprecio y estaré encantado de debatir los puntos que estimes oportunos.