martes, 24 de enero de 2017

Una cura de humildad y moral sexual


Le espeté una vez a un cura que la iglesia estaba obsesionada con el sexo y la moral sexual y él me respondió algo así como esto:

-El que está obsesionado eres tú y la sociedad de hoy. La Iglesia no ha cambiado su postura al respecto; es ahora cuando gente como tú, rechazando como represión cualquier manera de humanizar y dignificar un impulso tan fuerte como el sexual, se revuelve contra lo que siempre ha dicho y dirá la Iglesia.

No le di la razón, por una cuestión de orgullo, pero, nada más oírlo, supe que la tenía él, no yo.

Hoy es dogma la creencia de que en el sexo vale todo entre personas adultas y libres, siempre que no haya coacción. Por ello, es un antidogma, un tabú, la afirmación católica de que el sexo no debe desligarse del placer, el amor, el compromiso y la fecundidad.

Si quieres probar lo tabú que es, sugiérelo en una reunión y se te lanzarán al cuello treinta, como yo me lancé al del cura.


11 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
estoy convencido de que la iglesia (la jerarquía, para entendernos) no sólo está obsesionada sino OBSESIONADÍSIMA con la sexualidad de la gente.Y más aún con la de ellos mimos.
Las palabras de Jesús [usted no,... :)]: "el que escandalizare a uno de esos niños, que se ate una rueda de molino al cuello y se tire al mar". Esa frase no se escucha con la frecuencia necesaria. Y yo creo que un negocio de ruedas de molino sería muy rentable a la vista del número de pedófilos (dentro y fuera de la "iglesia").
Para la "iglesia" todo relacionado con el sexo es pecado: masturbación, homosexualidad, relaciones prematrimoniales o mantener relaciones con quien te apetezca y cuando quieras (libre consentimiento, etc), contracepción, etc.
Si pusieran más hincapié en los robos y mentiras, quizás habría menos corruptos.
Para los gerifaltes de la "iglesia" una relación homosexual, por ejemplo, es más peligrosa, dañina, pecaminosa, nociva, etc, que llevarse unos milloncejos a Suiza (robados del erario público, por supuesto).
En este asunto no estoy nada de acuerdo con usted, don Epifanio.
25 neutonios amistosos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, antes, en otros siglos, se valoraba más el recato, la virginidad, la fidelidad, el matrimonio. En esos siglos, la Iglesia no parecía obsesionada con la sexualidad, por la sencilla razón de que la moral común de la gente era la cristiana. Pero hoy ha cambiado la moral común de la gente y el nuevo dogma es que todas las cosas que se nos ocurran (prostitución, masturbación, pornografía, coprofilia, sadomasoquismo, etc) están bien si no hay coacción. Como ve usted, ha cambiado la moral de la gente, que quiere que todo lo sexual esté bien, y para esa gente la moral de la Iglesia, que no ha cambiado, es muy restrictiva.. Pero no es la Iglesia la obsesionada con restringir, sino más bien la nueva moral es la obsesionada en considerar todo lo sexual inocente e igualmente bueno.
Por otra parte, mi querido Dyhego, la frase esa tan bonita de Cristo se dice mucho en la Iglesia. Basta con ir a misa y oírla mucho.
Los que vamos a misa sabemos bien que no se habla casi nunca de lujuria y del sexto mandamiento, sino del mandamiento del amor a Dios y al prójimo, de la fe, de la esperanza, etc. El que vaya a una misa en cualquier lugar del mundo esperando oír al cura tronando contra los pajeros está muy equivocado.
¿Y de dónde se ha sacado usted que una relación homosexual es más pecaminosa que robar unos milloncejos? Dígame en qué parte de la doctrina católica se afirma algo que pueda inducir a afirmar tal disparate.
Me reitero en mi afirmación: es esta época la que se obsesiona con el sexo, una época hipersexualizada que mete el sexo hasta en la sopa y, claro, si alguien como la Iglesia dice que no a algunas cosas, es fácil acusarla de obsesa, cuando la obsesa es nuestra época. Pero, en fin, don Dyhego, no creo que nos pongamos en esto de acuerdo. Reciba usted mi abrazo y mi aprecio.

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
ya sabe usted que no pretendo insultarlo ni ofender sus creencias, pero hay determinados temas "eclesiales" que me molestan. En realidad, debería abstenerme de comentar porque, al fin y al cabo, es algo que ya no me concierne, pero caigo en la mala costumbre de opinar sobre lo que ni me va ni me viene.
Sigo pensando que la iglesia otorga más importancia a la entrepierna que a la entremano (robo). ¿En qué me baso? Pues en declaraciones que se oyen por aquí y por allá de obispos sobre "pecados nefandos", "relaciones antinaturales", sobre la contracepción, etc. En cambio, se ve a gente muy reproblable desde el punto de vista de la honradez pecuniaria comulgando y en misa. Desde mi percepción, no se castiga tanto esto como lo otro.

Por otro lado, cita usted determinadas prácticas sexuales que tienen en común el sexo pero que se sitúan en ámbitos diferentes y no se deben mezclar.

Yo he escuchado de curas palabras como "tocamientos impuros", "deseos lujuriosos" y "pecados nefandos", y desde luego no era desde un punto de vista de comprensión.

Lo de que una relación homosexual "resulta más pecaminosa que un robo" lo deduzco de los comportamientos de los gerifaltes eclesiásticos. Desde el momento en que siguen considerando la "homosexualidad" como una enfermedad o como un vicio antinatural, el estigma ya está lanzado.

En fin, don Epifanio, que no quiero que piense usted que intento molestarlo a usted. Nada más alejado de mis intenciones.,

Sigue creyendo que la iglesia se aleja de la sociedad. Si una persona quiere seguir las enseñanzas morales de la iglesia, por supuesto, no hay nada que decir al respecto.

En fin, reciba usted todo mi aprecio, que es mucho y los 25 neutonios de rigor.

Dyhego dijo...

Fe de erratas:

"Sigo creyendo que la iglesia..."
Se me coló un "sigue" que puede dar lugar a una mala interpretación.

25 neutonios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, me gusta discutir con usted. No me ofende en absoluto.

La gente hoy comulga con mucha ligereza y los curas dan la comunión confiando en la conciencia de cada cual. Si alguien ha robado y viene a comulgar, ¿quién es nadie para decirle que es un pecador? A lo mejor se ha arrepentido y devuelto lo robado. Eso es un asunto entre él y Dios. Pero si alguien vive en adulterio públicamente y viene a comulgar, es evidente que no anda muy arrepentido y por eso puede haber un cura que, para evitar el escándalo, le niegue la comunión, pero no porque el adulterio sea más grave que el robo, sino porque es evidente que no anda muy arrepentido de un adulterio que no esconde.

En cuanto a lo de tocamientos impuros y actos homosexuales y demás, ¿qué tiene de malo concebir la sexualidad como una dimensión humana ligada al amor y el compromiso y donde por tanto quedan fuera los tocamientos fuera del matrimonio? Es una concepción de la sexualidad tan digna como la que usted defiende (aquella según la cual todo vale menos la coacción).

He comprobado muchas veces que la gente suele creer que la perspectiva cristiana del sexo acarrea muchos problemas, mientras que la otra es una fuente de felicidad. Y andan muy equivocados. Nada hay perfecto bajo el sol. Pregunte usted a los sexólogos y psicólogos con qué problemas acude la gente a sus consultas y no son desde luego por remordimientos de tocamientos impuros, sino por cientos de razones relacionadas con esa concepción de la sexualidad donde todo lo libre es bueno e inocente: personas sin autoestima por haber iniciado relaciones donde fueron tratadas sin cariño; personas empeñadas en realizar todas sus fantasías caiga quien caiga; personas adictas a la paja; personas empeñadas en sacar del armario parafilias asquerosillas; mujeres que siendo chicas fáciles creen que van a ser amadas y son más bien utilizadas, pero siguen siendo fáciles en la espera de encontrar el hombre de sus sueños; hombres enganchados a la pornografía que es una industria oscura que deja muchos cadáveres a su paso, pero que muestra una cara amable; y un largo etc.

Así pues, no estamos aquí hablando de una concepción represora y oscura de la sexualidad (la católica) frente a una concepción maravillosa y estupenda, sino de dos concepciones, cada una con sus pros y sus contras. Si durante tantos siglos ha primado la primera, no será porque los hombres son estúpidos, sino porque alguna ventaja tiene, personal y social, vivir la sexualidad en el compromiso, el amor, el placer y la fecundidad.

Reciba usted mis neutonios de hombre a hombre

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
está visto que tenemos concepciones distintas sobre cómo se ha de encauzar la sexualidad.
Para mis "teorías" parto de "axiomas" que yo considero ciertos (no puedo estar seguro, evidentemente, pero mientras tenga esa certidumbre, me valen). Dicho esto, pienso que las pulsiones sexuales de la gente son las mismas en todas las épocas puesto que son propias de la naturaleza humana, pero su "visibilidad" social dependerá del grado de "libertad" existente en dicha sociedad en dicho momento. Así, en épocas de fuerte control político-religioso (demasiado a menudo van de la mano), hay más ocultismo. El número de burdeles per cápita, seguramente, era el mismo en tiempos de Franco que ahora. Antes estaban más escondidos y ahora más a la vista. ¿Había antes menos adulterios que ahora? Quizás ahora haya menos porque existe la posibilidad de divorcio. No hay estadísticas al respecto, evidentemente, pero la tasa de "virginidad" en otros tiempos ¿era mayor que ahora?

Cuando hablo de "sexualidad" me refiero a la "normalidad". Entiendo que los casos de parafilias son "trastornos" o "dependencias" y son dañinos, por supuesto. La ludopatía, entiendo, viene a ser algo similar a la "necrofagia", por poner un ejemplo "asquerosillo". No es normal que una persona se deje todo el dinero en el bingo, como no es normal tampoco que una persona disfrute eróticamente con un muerto.

No concibo que una religión se empeñe en dictar cómo debe ser una relación sexual, que debe ser algo totalmente personal e íntimo. La moral, entiendo, debe ser más estricta con relación al comportamiento cívico con los demás (no fastidiar al prójimo).

Usted cree que el sexo no se puede/debe separar del amor. Supongo que debe ser algo así como la comida, se puede comer para saciar una necesidad fisiológica, o se puede comer con gula. No sé. Desde luego, también creo que tener relaciones sexuales es más que saciar un apetito fisiológico. Es algo íntimo que implica amistad, complicidad, deseo, cariño, algo así. Quizás radique ahí la existencia del burdel. Saciar una necesidad fisiológica sin tener que crear lazos sentimentales.

En fin, que cada cual viva su sexualidad como mejor pueda y sepa y que las "iglesias" dejen de coaccionar a sus fieles en algo que, por principio, es íntimo y personal, valga la redundancia.

25 neutonios de amistad.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, por supuesto que viva la libertad. Si hubo épocas en que una manera de vivir la sexualidad era obligatoria, ¡muy mal! Pero ahora estamos en una época de libertad y no estamos discutiendo si hay que imponer una perspectiva u otra, sino si una perspectiva, la que usted defiende, es mejor para el ser humano que la perspectiva cristiana de la sexualidad.

Dicho esto, echo en falta que usted también lamente los posibles efectos nocivos de la sexualidad que usted defiende, porque no es oro todo lo que reluce e, igual que la perspectiva cristiana, como usted ha ilustrado, puede tener efectos nocivos, también los puede tener la perspectiva que usted defiende. Si usted tuviera toda la razón y yo ninguna, cabría preguntarse por qué no todo el mundo se lanza como loco a vivir la sexualidad tal como usted la defiende.

Por otra parte, dice usted que habla de la sexualidad "normal". Le recuerdo que hace tiempo parecía tan anormal lo homosexual como hoy lo necrofílico o lo zoofílico y que, por tanto, es difícil definir lo normal, a no ser que usted lo entienda no como lo sano sino como lo que es la norma entre la gente: si llega un momento en que un grupo de presión muy grande reivindica su derecho a vivir la sexualidad con animales y empiezan a salir del armario y a linchar públicamente a quienes se les oponen, todos acabarán considerando "normal" la zoofilia. Por tanto, creo que para usted lo normal quiere decir lo que se considera socialmente normal, no lo que es sano o moral (que es como yo lo considero). Además, hay parafilias que muchos no consideran dañinas, como el fetichismo, el sadomasoquismo, la coprofilia... y, en fin, la necrofilia si el muerto dio su consentimiento antes de morir. ¿No se trata de permitir todo lo que sea con consentimiento?

Dice usted que no concibe cómo una religión se atreve a dictar normas para el sexo. ¿Y qué me dice del Estado que lo hace a través de los colegios? ¿COncibe usted que eso se haga? ¿Qué legitimidad le concede usted al Estado, del cual no podemos escapar, para decir a los niños qué deben hacer con su sexualidad, un asunto tan privado?

Además, no sé por qué considera usted que es mejor hacer visibles las prácticas y tendencias sexuales que tenerlas ocultas. Lo sexual es privado y es mejor ocultarlo que airearlo.

Claro que hay que ser estrictos con cosas como robar, mentir, etc más que con los asuntos sexuales, pero eso no significa que no se pueda decir nada moral sobre la sexualidad, porque la sexualidad es un aspecto que afecta a la totalidad de la persona (emociones, voluntad, deseos, descendencia, autoestima, etc) y, por eso, sí que se pueden hacer reflexiones y recomendaciones morales al respecto, como esta de intentar no separar sexo y amor, o el consejo de vivir la sexualidad no solo como posesión y conquista, sino como ofrenda y entrega, y no como una diversión, sino como una de las cosas más íntimas, bellas e importantes que se pueden hacer, etc... Se me ocurren muchas cosas que se pueden decir desde reflexiones morales que pueden ayudar a vivir la sexualidad de un modo que creo más sano, humano y bueno.

En conclusión, la postura de usted, por poner menos exigencias, no es más legítima que la mía por poner más: si pongo más es porque considero la sexualidad algo más que fisiología.

Dicho todo esto, no juzgo la manera que tiene cada cual de vivir su sexualidad, como me fastidiaría que juzgaran la mía, pero sí me permito el lujo de dar consejos y recomendaciones, muchas veces las contrarias de las que se les da por obligación desde los nuevos púlpitos escolares de la educación obligatoria estatal. En medio de estas obligaciones, me gusta ser un reaccionario y decir justamente lo contrario.

Reciba usted mis neutonios reaccionarios.

Dyhego dijo...

Nota: mando mi respuesta en varias veces porque bloguer no me lo permite de una vez, por exceso de caracteres. Menos mal que lo había copiado todo en word, si no, habría perdido toda mi parrafada. :)
Don Epifanio:
muchas gracias por su respuesta. Una respuesta tan larga exige tiempo y reflexión, tiempo que ha dedicado usted a mi opinión, lo que es muy de agradecer.

Tengo la sensación de que no me he expresado correctamente en algunos puntos.

¿Aspectos nocivos de la sexualidad? Me vienen a la cabeza embarazos no deseados, transmisión de enfermedades venéreas y SIDA, violaciones, cosificación...

En cuanto a la "normalidad", ahí le doy toda la razón porque ese concepto es tan variable que, al final, no dice nada.

Cuando me refiero a la "moral cristiana" quiero indicar los preceptos que recomienda la iglesia: sexo dentro del matrimonio con la finalidad de procrear y todo lo que se salga de ahí es pecado. Eso es lo que recuerdo de las enseñanzas de los curas: la masturbación es pecado porque no va encaminada a la procreación y porque es un acto individual; el uso de medios anticonceptivos es pecado porque impide la procreación; las relaciones prematrimoniales son pecado porque los interesados no están casados; las relaciones homosexuales son pecado porque no se producen entre hombre y mujer, obviamente; y porque no pueden producir un nuevo ser, obviamente. Y en ese plan. La interpretación que hago de todo esto es que a la iglesia le molesta que la gente disfrute del sexo.

¿Qué daño físico o moral puede sufrir una chica que se masturba, unos novios que folgan cuando les apetece, un matrimonio que usa preservativo o un tipo que paga los servicios sexuales de una prostituta?

Dyhego dijo...

En cuanto al daño que una determinada conducta sexual pudiera producir al sujeto en cuestión, eso sería tarea de un psicólogo o de un psiquiatra o incluso de un cura, si la persona en cuestión es practicante. Pongo un ejemplo: una pareja decide hacer un "ménage à trois". Los tres están de acuerdo y se lo pasan bien. No hay nada que objetar. Los únicos riesgos que se me ocurre vislumbrar sería que la relación de pareja se tambaleara, que aparecieran los celos, que uno de ellos se sintiera "usado" (cosificación), no sé, cosas así.

En cuanto a que el estado se haga cargo de la educación sexual, pues, como todo, depende del cómo. Una educación sexual correcta, en mi opinión, sería la explicación del sistema reproductivo (ya se hace en Ciencas Naturales), una explicación sobre los cambios hormonales para que el adolescente sepa qué ocurre en su cuerpo y en su mente; una descripción de los diversos métodos anticonceptivos para evitar embarazos y enfermedades. Finalmente, una reflexión sobre la importancia del respeto a la otra persona: relaciones consentidas y respeto, sobre todo, respeto.

Supongo que se refiere usted a esos panfletos que se hicieron famosos porque enseñaban a "masturbarse". Eso también me parece una estupidez porque nadie ha necesitado nunca un manual para saber que si te tocas de determinada manera se disfruta.
Hay gente que pone el grito en el cielo porque cree que con esta información los jóvenes van directos al catre.

Dyhego dijo...

Parto de la siguiente premisa: si una chica y un chico deciden tener relaciones sexuales, nada ni nadie lo impedirá. Se buscarán las mañas para estar a solas. Si tienen la información necesaria, se impedirá que esa chica se quede embarazada. (Dejemos al margen machismos y feminismos. La que se queda embarazada es ella).

Habrá oído usted hablar últimamente del "juego del muelle". Del dichoso asunto, lo que me preocupa y escandaliza es ver cómo puede haber jóvenes tan sumamente imbéciles.
Quizás con una información clara se podría evitar "juegos" tan estúpidos o, por lo menos, hacerlos seguros.
Nenico, si no usas preservativo, puedes dejar embarazada a la nenica.
Nenica, si tu pareja no usa preservativo, te puedes quedar embarazada.
Nenica y nenico, si no usáis preservativo, podéis coger una enfermedad venérea. ¡Tontos!

De todos modos, cada cual debería ser libre para encauzar su sexualidad como mejor le parezca. Y si un practicante decide seguir la enseñanzas de la iglesia, pues no hay nada que objetar. Faltaría más.

En fin, no sé si he sabido explicarme. El famoso "amor libre" que tanto miedo daba no se refiere a que con el sexo se haga lo que los políticos con los dineros públicos: meter la mano donde uno pueda para llevarse lo máximo. No, no es eso. Como decía aquél sobre la democracia.

Por último, sí creo prudente proteger a los menores de determinadas escenas (me refiero a la televisión). Una escena de violación en una película es más contraproducente que ver un desnudo, por ejemplo.

Lo dicho, espero haberme expresado con claridad.

Reciba usted mis 25 neutonios amistosos, respetuosos y admirativos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Bueno, don Dyhego, cuando habla usted de la visión católica saca en seguida el concepto de pecado. Así es como lo han vivido muchos y no dudo del sufrimiento que eso les haya podido ocasionar. Pero en vez de hablar de pecados es mejor hablar de un modelo de referencia: amor, placer, paternidad responsable, todo eso es recomendable que vaya junto. Luego, la vida de cada cual se encarga de complicar las cosas, pero esa estrella en el cielo sirve al menos de guía para saber qué es a lo que uno debe aspirar. Claro que ha habido y habrá muchos novios folgando antes de casarse, pero los que sigan esa estrella aspirarán en el futuro a que esos folgamientos estén en el futuro respaldados por el compromiso del matrimonio.

No veo yo tantos pecados y prohibiciones, sino más bien estrellas en el cielo. Del mismo modo, es deseable tener un modelo de profesor respetuoso, entregado, generoso, prudente, etc y luego uno hace lo que puede, pero, sin ese modelo como referencia, no seríamos, al menos yo, tan exigentes los profesores con nosotros mismos.

También me parece una opción válida vivir una sexualidad sin estrellas de ningún tipo y hacer lo que a uno le dé la real gana siempre que no coaccione a nadie. Eso es mejor que nada. Pero, si uno quiere ser mejor, me parece que haría bien (y así lo aconsejo a todo el mundo) uniendo placer y amor.

Las otras cuestiones (divorcio, actos homosexuales, pajillas, etc...)son para personas católicas que, en eso como en todo, hacen lo que pueden. Y solo las sigue quien las puede entender.

Dicho esto, creo, don Dyhego, que han quedado claras nuestras posturas, aunque, por supuesto, puede usted disentir todo lo que quiera y para eso estamos aquí hablando. Un abrazo estrellero nada pecaminoso