lunes, 20 de febrero de 2017

Pelícana púgil

Tenía yo veinte abriles y peinaba aún rizos en mi cabeza cuando quise componer un poema de amor muy original. Yo quería decir a una mujer que era luchadora a la vez que abnegada, así que tuve la ocurrencia de llamarla en mi poema "pelícana púgil": pelícana, por lo de abnegada, porque en la tradición los pelícanos dan su sangre a sus crías, y lo de púgil, por lo de luchadora.

Cuando la persona en cuestión leyó lo de pelícana púgil, me dijo en un tono que era, por increíble que parezca, de agradecimiento y recriminación: "Pero, Jesús, ¿qué te he hecho para que me llames pelícana púgil?".

Y entonces se me cayeron de los ojos unas como escamas y me di cuenta de que todo lo que uno escribe lo tiene que leer antes otra persona que sea amiga tuya, pero que ame más aún a la poesía.

Pues, eso, ¡tened amigos que os lean cuando aún hay tiempo!

4 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
hay figuras literarias que se escapan a nuestro control y pueden ser interpretadas de forma totalmente opuesta.
Sí, quizás sea buena idea consultar con alguien.
25 neutonios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, no dude usted en avisarme cuando veo que desbarro. Mis poéticos neutonios

Daniel Cotta dijo...

Por eso tengo el privilegio de contar con tu atenta lectura.

Jesús Cotta Lobato dijo...

El privilegio es mutuo. Ex corde, frater tuus