lunes, 17 de junio de 2019

Patriotismo y los 300

¡Cómo han vibrado mis alumnos adultos cuando han visto morir por el honor y la patria a los espartanos de la película de Los 300! A más de uno se le han saltado las lágrimas cuando ven a Leónidas pagar el más alto precio, el de su vida, en defensa de Esparta y con el nombre de su esposa en los labios.

Sin embargo, si les digo que eso mismo hacían los bravos soldados de los Tercios o los que se alzaron el dos de mayo en Madrid, les parece que son cosas distintas: en los griegos perciben la belleza del patriotismo que no se permiten a sí mismos percibir en España. Y, por supuesto, cuando les pregunto si estarían dispuestos a morir por España, me dicen que nanay. Pero si les digo que el invasor pretende prohibir su idioma, su religión, sus costumbres o ponerles a las mujeres un burka, entonces les sale a todos el Leónidas que llevan dentro, porque, entonces, la patria deja de ser esa bandera rojigualda que no debemos enarbolar para no ser tachados de fachas y pasa a ser la Giralda y las playas y el estadio de fútbol y las procesiones y, sobre todo, la gente que nos rodea y que nos entiende y que va en el mismo barco.

El patriotismo no está de moda, pero, por fortuna, sigue en los corazones.

9 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
lo malo del "patriotismo" es que siempre hay alguien que se lucra con el sudor y la sangre de los demás...
25 neutonios grecolatinos.

Anónimo dijo...

Tiene razón Dyhego, aunque me temo que eso no ocurra exactamente con el patriotismo, al menos si lo entendemos a la manera que lo hacía Romain Gary: "Patriotismo es amar lo propio; nacionalismo, odiar lo de los demás". Suele sere cultivando el odio como se llega a los tristes resultados que él dice.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Diego, yo creo que, en general, lo malo de la vida es que siempre hay gente aprovechona en cualquier sitio, pero no por eso vamos a dejar de defender a la patria. Yo me pido luchar en la falange de Leónidas al lado de usted. Eso sí, a condición de que los dos tengamos melena. Murcia y Sevilla podrán respirar tranquilas. 25 neutonios espartanos

Jesús Cotta Lobato dijo...

Anónimo, coincido con usted y con Romain Gary. El patriotismo es natural y sano y no se fundamento en el odio a las otras naciones, sino, precisamente, en el reconocimiento. El nacionalismo es, sin embargo, ideología. Un saludo.

Felipe dijo...

Hay dos cosas que el hombre ama sobre todas las cosas: su propiedad privada y su libertad. La primera la ama siempre, conscientemente y en todo lugar y circunstancias; la segunda, sólo cuando la pierde, por eso no está en un primer plano, en su prioridad.
Observa cómo has hecho que tus alumnos cambien de opinión empleando tres veces el posesivo "su" al lado de no importa qué sustantivo. Se construye patria acercando la idea de propiedad al país o el país a la idea. No hay nada más saludable para el bienestar y prosperidad de los pueblos que la defensa a ultranza de la propiedad privada, tan castigada por las legislaciones laxas y distributivas.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Felipe, tienes que leer a Juan de Mariana y Francisco de Vitoria, ambos pensadores y teólogos de la Escuela de Salamanca, de nuestra época más gloriosa: el germen del liberalismo, el freno al poder real, la libertad natural del individuo, la defensa de las familias y su propiedad... todo eso estaba ahí. Tenemos que hablar de eso, amigo mío.

Nyx dijo...

Yo, cuando veo este tipo de películas y me emociono con escenas como la que ha descrito, no lo hago teniendo tanto en cuenta el concepto de patria como los de justicia, valor, sacrificio o ideales... En una palabra, por la ÉPICA que contienen. Me viene a la cabeza una conversación de "Las dos torres" en la que un desmoralizado Frodo le pregunta a su fiel Sam: "¿Por qué luchas tú ahora, Sam?", a lo que éste responde: "Por que el Bien reine en este mundo. Se puede luchar por eso". Para mí el Bien no tiene patria ni bandera, lo que no significa que sea ilegítimo sentir orgullo por todo lo bueno conseguido por las gentes con las que se comparte tierra.
Más que el hecho de que esté denostado el concepto de patriotismo, lo que yo creo es que pesa demasiado todavía la Leyenda Negra que tan bien supieron montar los británicos. Me viene a la cabeza un meme en el que aparecía una escena de la serie "Vikingos" con el comentario: "¡Qué formidables eran los vikingos, intrépidos ladrones, valientes guerreros! Yo quiero ser como ellos". Junto a esta escena había otra de Hernán Cortés y sus hombres, con la siguiente leyenda: "¡Uf, los conquistadores españoles! Hay que ver lo que expoliaron, mataron y robaron. ¡Malditos opresores, qué vergüenza ser español!". Así están las cosas, hipocresía pura, o tal vez un desprecio por lo propio que hemos mamado desde pequeños. Yo no soy de las que tiene aprecio por las banderas, pero este doble rasero políticamente correcto me pone mala.
En cuanto a "300", si le soy sincera, es una película que, a pesar de pretender ser épica, a mí no me gustó nada. No me parece que para ensalzar a Esparta se haya de poner a los persas a la altura de bárbaros degenerados; lo del Jerjes de tres metros con voz de extraterrestre y cuatro puestos de bisutería colgando me pareció grotesco, cuando a poco que se investigue, no es difícil enterarse de que era un rey modélico para su época, culto, tolerante y sofisticado, cuyo único error fue que se le metiera entre ceja y ceja atacar a las polis griegas. Del papel que le dan a la ciudad de Atenas, mejor no hablo, una manipulación de la historia de juzgado de guardia, cuando fue precisamente la democrática Atenas la que le paró los pies al Imperio Persa.
A pesar de todo, no le negaré que el episodio de las Termópilas es muy épico, pero yo prefiero olvidar la película y llevar en la memoria la primera vez que leí sobre esta batalla cuando estaba en 6º de EGB, y cómo se me anudó la garganta con la inscripción que homenajeaba a los 300 de Leónidas: "Viajero, ve y dile a Esparta que nos viste aquí, yacientes, muertos por defender las leyes sagradas de nuestra patria". Lástima que la película deshumanice tanto al adversario.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Pues la verdad, Nyx, no puedo más que darle la razón en todo y me siento como un adolescente encandilado con una película maniquea para adolescentes. Yo siempre he lamentado el error que cometemos al deshumanizar al adversario y no me había dado cuenta de que esta película lo hace (bien es verdad que inspirada en un cómic, pero para el caso da igual). Un cordial saludo.

Nyx dijo...

Pierda cuidado, todos nos encandilamos como adolescentes con algún libro o película que, bien mirado, luego nos puede hacer enrojecer. Yo, sin ir más lejos, disfruto como una enana de la literatura de Robert E. Howard, creador de Conan; sé que tiene sesgos racistas, sexistas y todos los -istas negativos que pueda imaginar, pero me resulta irresistible la manera en que describe ciudades perdidas y ambientes bárbaros y ancestrales.
Si mido con vara rasa a "300" es porque, además de que no me cautivó cuando la vi en el cine, desde su éxito he tenido que lidiar muchas veces con la misma escena: empiezo a explicar el tema de Grecia en 1ºESO, nombro las dos principales polis y, automáticamente, algún chaval suelta lo de "¡Esto es Esparta!" esbozando el gesto de la patada voladora por debajo de la mesa, y mis intentos para hacerles entender las maravillas de la culta Atenas son despreciados porque... bueno, porque esto es Esparta y mola mucho.
De nada vale que les cuente las prácticas eugenésicas de la ciudad de Licurgo, ni el hecho de que el Estado arrebataba a los padres la custodia de sus hijos a los siete años para ocuparse de su educación (una educación despiadada y basada en la ley del más fuerte), ni las expediciones de castigo gratuitas y espeluznantes que los espartanos (muchas veces, adolescentes) organizaban contra los pobres y desarmados ilotas; contraponer democracia y gobierno aristocrático ya casi ni lo intento, porque si lo anteriormente dicho valía de poco, imagínese entrar en honduras políticas. Además, siempre que se da esta escena, alguien me hincha las narices alegando que en Esparta eran feministas, cuando la realidad es que si los espartanos daban más relevancia y libertad a sus mujeres se debía a que eran muy pocos y las necesitaban, no por la mera bondad de su corazón ni porque fueran muy igualitarios. Por todo eso, le he cogido mucha tirria a "300", tanto a la película como al cómic en el que se inspira, y como año tras año que doy 1ºESO me enfrento con la misma situación, tengo bien estudiado el discurso anti-300, jejejeje...
En cuanto a lo de humanizar al enemigo, se lo exijo a "300" porque, a pesar de hacerlo de manera ficcionada, está tratando un hecho histórico. Sin embargo, fíjese, por ejemplo, en mi amado Tolkien: a Tolkien no le hace falta humanizar ni deshumanizar al enemigo, porque no son humanos, directamente, sino seres oscuros y orcos asquerosos que enseguida caen muy mal y de cuya "deshumanización" nadie se siente culpable. Así que, como le he dicho, no se sienta avergonzado de emocionarse como un chiquillo con "300". Es cosa de la épica y a todos los que adoramos las gestas épicas nos pasa.