Aquí, en este enlace, para quien guste, en la editorial Cypress, y con portada de Alejandra Cotta. Y aquí, en la Casa del Libro, y en cualquier librería.
De mis tres libros de aforismos creo que es este del que estoy más orgulloso. Todo lo que soy, siento, hago, digo y quiero está en esos aforismos. ¿Y a dónde apuntan todos? A la idea, que considero luminosa, según la cual la realidad consta de lo visible y lo invisible, y el hombre es la encrucijada entre ambas formas de existencia, porque él participa de ellas dos, es más, es el único ser que está bella y armónicamente constituido por ellas dos y de modo tan inseparable, que no es posible concebirlo (al menos, yo no puedo) si no es como ese maravilloso híbrido entre, por un lado, la terquedad y dinamismo de la materia que me compone, como compone al cosmos y, por otro, la certeza, por no decir evidencia, de que soy algo más que esa materia, algo que me convierte en alguien y me sube a la cumbre de todas las cosas para apelar a Alguien.
Desde ese punto de vista es como están tratados en este librito temas como el amor, la poesía, la niñez, el universo...
He aquí un ramillete.
Decidme, elementos de la tabla periódica: ¿cómo os juntáis para que os salga un tigre?
Los niños cuando echan a andar le hacen cosquillas a la Tierra.
Los ángeles nos salva de la muerte todas las veces, menos la última.
Solo el hombre es mortal. Lo demás no tiene ni idea.
El premio a la secuoya más alta es una nube que siempre está a un palmo de su copa.
2 comentarios:
Don Epifanio:
me haré con el libro en cuanto pueda.
Promete, promete.
25 neutonios chimpibongüeros.
Don Diego, ¡veo que domina usted perfectamente el burdún!
25 neutonios birlibirleros
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