1. El niño teme nacer y el hombre morir. No saben que después viene la vida.
2. La felicidad no estaba en el arte, el éxito o los músculos, sino cuando yo tocaba las constelaciones desde los hombros de mi padre.
3. Yo era feliz cuando no lo sabía, más o menos por la época en que las piernas de mi padre eran un árbol y yo una ardilla.
4. Los niños, cuando echan a andar, le hacen cosquillas a la Tierra.
5. “¿Vale que yo era una princesa y mataba a la bruja?”, dijo la niña en pretérito imperfecto infantil. ¿Y desde cuándo lo era si se le acaba de ocurrir? Desde un libro que, escrito desde siempre, estaba esperando ese glorioso y único momento.
6. ¡Lo bien que nos lo pasábamos juntos los dos jugando de niños y lo bien que en la calle fingimos ahora no conocernos! ¿Qué puñetas ha hecho la vida con nosotros?
7. Amigos que me enseñasteis a montar en bici, que me defendisteis de los malos del otro barrio y con quienes jugué al poliladro, el pillapilla, el escondite, el mate, las piedras, las prendas, el pañuelo, el sota caballo rey, ¿estáis aún dando vueltas al sol en esta esfera? Gracias. El cielo se os debe parecer bastante.
8. La vida de un niño es demasiado grande como para que la suprima de golpe la muerte. Seguramente después de morir se convierte en pájaro.
9. Los niños muertos corren por mis sueños. Será porque están vivos.
10. Nunca entenderemos la muerte de los niños. Sus ángeles tampoco.
(De Homo mysticus)
2 comentarios:
Don Epifanio:
el 10 es el aforismo más desgarrador.
25 neutonios desgrarra2.
Don Diego, cada vez que pienso en eso, me acuerdo de la pobre madre de la famosa canción del pájaro Chogüí. 25 neutonios esperanzados
Publicar un comentario