viernes, 14 de diciembre de 2012

Coplas a la muerte de mi tío abuelo Antonio Vargas


que murió en el pueblo granadino de Almedinilla por balas nacionales mientras servía en el ejército republicano. 

Naciste para la espiga,
para la madre y la novia,
para morir entre nietos,
con tu camisa de boda.

                Cuando ibas a la iglesia,
te quitabas el sombrero.
Y en la fiesta de la siega,
te regalaron un beso.

                Pero comenzó la guerra.
Te quitaron el violín,
te vistieron de soldado
y te dieron un fusil.

                Tu ángel se batió entonces
con el ángel de la muerte.
Te mató una bala azul
aunque eras transparente.

                Nadie rezó en tu oído.
Nadie conoce tu foso.
Toda la tierra es tu tumba
y todo el cielo tus ojos.


6 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
¡Triste es verse metido en una guerra absurda!
25 neutonios.

Anónimo dijo...

Seguro que a su tío Antonio Vargas también le gustaría este prologuillo de León Felipe.

Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol...
y un camino virgen
Dios

Antonio

Jesús Cotta Lobato dijo...

Antonio, ¡qué poema tan bueno para recordarlo todos los días! Sí, seguro que le gustarían esos versos a mi tío, porque dan sentido a su muerte. Gracias.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, usted y yo, con nuestras ganas de vivir y de reírnos, no se lo vamos a poner fácil a las guerras. Un abrazo grande.

lolo dijo...

"... para morir entre nietos, con tu camisa de boda."

Me ha gustado mucho eso, muy Cotta. Y que no importa de quién sean las balas, muy Cotta también.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, me conoces mejor que yo mismo. Eso es de agradecer: ya que soy difícil de conocer para mí, al menos que sea fácil para ti.