jueves, 14 de febrero de 2013

Frente a un espejo

Yo rompí con Dios una vez desnudo ante un espejo y con una botella de vino, en una casa de alquiler. La botella me la había regalado mi padre para celebrar cierto acontecimiento con mis amigos. Lo que él no sabía es que yo no tenía amigos por entonces.

Aquella noche decidí levantar mi Torre de Babel, mi autosuficiencia, mi non serviam, buscar al superhombre, mi “yo me salvo solito”, mi “soy puro”.

Y comencé a beber para celebrarlo. Y qué poderoso me sentía. Me reía con la despreocupación de los dioses. Pero entonces el vino, como el poder, se me subió a la cabeza y caí al suelo en redondo, como un Colosito de Rodas.

Y allí entre mis vómitos me puse a llorar de vergüenza y, luego, a rezar. 

Había conocido la parte más fea de mí mismo.

8 comentarios:

AMPARO dijo...

Bueno, lo único que cometiste fue un pecado de soberbia (la Hybris griega)creo que eso lo llevamos innato, pues es la única forma de rebelarnos contra nuestra carne mortal. Es lago muy humano. Ya sabes lo que dijo Pico della Mirandola, no somos ni celestes ni terrenos y en esa contradicción nos pasamos la vida entera. Yo también sé de caídas y también de volver a levantarse. Conocer nuestra parte más fea es muy importante, porque así podemos luchar contra ella. Un afectuoso saludo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Amparo, ¡cáspita! Qué comentario tan bien traído el tuyo. Lo anoto para aplicarlo a mi vida. Y me gusta lo de della Mirandola. Yo solía decir que no somos ni ángeles ni bestias. Pero me gusta más lo de celestes y terrenos. Ex corde, Jesús.

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
Si es que hay que beber acompañado, que solo es un rollo.
¡Menos mal que ahora tiene usted muchos amigos!
25 neutonios vitivinícolas.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, desde luego aprendí la lección y desde entonces, salvo alguna cerveza, solo bebo en buena compañía, sobre todo si es con poetas. 25 neutonios alcohólicos.

lolo dijo...

Todos tenemos una parte más fea de nosotros mismos y está bien verla desnudos ante el espejo. Cuando en tu relato caes como un "Colosito" me has llenado de ternura, de verdad. Creo que se la inspirarías también a El.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, creo que sentí, como Adán, vergüenza de estar desnudo. Y qué bonita esa imagen de vuestra ternura, a tuya y la de Él. Gracias a los dos.

Outsider friar dijo...

Es lo que pasa, que del sueño del superhombre sólo se despierta, y ahí es una gracia despertar, desde el derrumbe del Colosito.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Outsider, bendita gracia aquella que recibí. Pero no acabo de escarmentar. Lo que sí me quedó claro es que yo tenía que matar al superhombre para salvar al hombre. Ex corde, Jesús Cotta