miércoles, 11 de marzo de 2015

Una cierva

Recuerdo una excursión a Cazorla. Ya no había carreteras ni caminos. Sólo monte y bosque. Dormimos bajo un roble negro y centenario e hicimos oración al borde de un abismo desde el que contemplábamos águilas y ciervos.

Sin embargo, por razones que no vienen al caso, no estaba yo contento. Pero la Sierras me tenía deparada una sorpresa.

Era yo recién adolescente y me aventuraba por un camino de maleza cuando siento a mi lado un rumor y me encuentro a un palmo de distancia a una cierva que durante unos instantes me tomó por un árbol, hasta que me moví y se asustó y huyó, cómo lo diría, azorada y tremenda.

Nunca he visto un animal más delicada y fabuloso que aquella cierva delicada que me convirtió en poeta para siempre.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
Parece une episodio mitológico.
25 neutonios forestales.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lo fue.
25 neutonios cazorleños.