jueves, 28 de enero de 2016

Bailarinas tartesias

No hubo un momento de mi vida en que yo tomase la decisión de ser escritor. Lo que sí hay en mi memoria momentos en que mi vida pendía literalmente de la literatura. Me recuerdo a medianoche, con veinte años, escribiendo unas coplas a una bailarina tartesia bajo la luna, que eran malísimas, pero que en aquel momento me salvaban de la desesperación y eran mías y las escribía con una necesidad espiritual y biológica donde vibraba lo más genuino de mí, aunque yo no había visto a ninguna bailarina tartesia en mi vida.

Sin esas coplas yo habría dejado de ser quien soy. Cuando me dicen que escribir me priva de vivir, siempre pienso que sigo vivo gracias a que escribo. ¡La cantidad de estrellas que he visitado gracias a la escritura! ¡La cantidad de demonios que he matado a lápiz limpio!

Si alguna vez te enamoras de un poeta, recuerda a qué criatura solitaria, obsesiva y necesitada de amor y, a la vez, de soledad y de estrellas quieres consagrar lo más bello y puro de ti.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
¡pues aprovecha usted para la literatura!
25 neutonios literarios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Si encuentro las coplas dichosas, se las mandaré para que se ría un poco. 25 neutonios bailarines