lunes, 24 de abril de 2017

El silencio del templo

Aquí estoy bajo la luz cenital de la iglesia de los Mártires en Málaga. Viernes Santo por la mañana. Iba con chaqueta y corbata porque acompañaba a siete mujeres con mantilla.

La luz rebota en mi calva y me transparenta las orejas y mi hermano inmortalizó el momento. Casi casi estoy a punto de levitar.

Hay algo sublime en los templos y en la oración. Mi duda constante acerca de si al orar me está escuchando alguien pierde importancia cuando pienso que, exista o no Dios, lo que hace grandioso al ser humano es precisamente tener conocimiento de lo divino o de su posibilidad. Vivir en esa posibilidad es lo más lejos que yo puedo estar de la materia.

Aun cuando Dios no exista, me salva de lo soez.

3 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
espero que su rezo sirva para que usted siga siendo un tipo majo y buena gente.
25 neutonios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Es que usted me aprecia mucho, don Dyhego. Por cierto, me acordé de usted en mis rezos. Reciba mis místicos neutonios.

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
muchas gracias.