lunes, 4 de marzo de 2019

Mi primer chiste

Tengo un recuerdo nítido de cuando yo tenía menos de cinco años contando un chiste ante un público de adultos que se tronchaban de risa conmigo y yo creía que era porque mi chiste era buenísimo y era precisamente por lo contrario, porque era el chiste alocado e incoherente de un niño que ya hacía sus pinitos de narrador.

De todo aquel chiste solo recuerdo una cosa: un mono, no sé cómo ni por qué, se subió a un tejado y allí hizo caca y se la tiró a alguien.

Se ve que no he evolucionado mucho porque eso me sigue haciendo gracia.

Qué época tan feliz cuando lo más parecido al pecado que uno cometía era un chiste marrón.

4 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
no me recuerdo yo contando chistes, pero mi hermana sí contaba uno de un gato gordo y otro flaco y el público se mondaba de risa porque ella no acertaba a ver las connotaciones...

25 neutonios chistosos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, me temo que yo tampoco las veo. Pero me río igual. Me habría encantado oírle el chiste. 25 neutonios anecdóticos

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
el citado chiste tenía unas connotaciones sexuales que hacían reír al público. Mi hermana sólo llegaba a contar la mitad del chiste, que era así:
"Había dos gatos en un tejado, uno muy gordo y otro muy flaco. Dos gatas los vieron y se entre ellas se los rifaron. Al día siguiente se juntan las dos gatas a comentar sus respectivas noches. La que se quedó con el gato flaco contaba maravillas y la que se encaprichó del gato gordo comentó escuentamente: ¡resultaba que estaba castrado!"
Mi hermana sólo llegaba a decir que había un gato muy gordo, muy gordo, muy gordo en un tejado y otro muy seco, muy seco muy seco. La familia se mondaba de risa y ahí acababa el chiste... para ella.
Jajaja.

25 neutonios tejariles.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, ¡cuuánto hace que no me contaban ese chiste! Bendita hermana suya. Ahora entiendo por qué se reían tanto. La inocencia siempre es un plus.

25 neutonios felinos