Siempre me ha sobrecogido el suicidio de los poetas. Si algún poder sobrenatural deseo en esta tierra, es el de impedirlos. Y en especial siempre me ha conmovido el suicidio de Mayakovski, que pocos años antes había reprochado a Esenin el haberse suicidado.
La poesía es más grande que todas las grandes causas. Y si la poesía de Mayakovski era buena no era por ser social, sino por suya. Los grandes hacen grande lo que tocan.
Creo que Aquilino Duque da, como tantas veces, en la tecla.
Mayakovski en Liliput
Tu voz ronca, rayada,
que aún gotea plomo derretido,
el sombrero en que cupo tu cabeza,
acreditan tu ausencia de gigante
en estos cuartos diminutos...
¡Tú tan grande y tu casa tan pequeña!
Volvías contra ti la furia inútil,
el martillo implacable, el haz de espigas,
la estrella de rubíes,
y tu patria de pronto iba llenándose
de enanos, de gusanos que te ataban
manos y pies con hilos de saliva.
Hágase el aire libre, corra
la luz por los jardines,
entre por la ventana el cotidiano
ramo de flores, prevalezca
la libertad sin adjetivos...
¡Cuántas brigadas harían falta
de camaradas alfabetizados
para mover tu enorme estilográfica!
Sobre esa mesa descargaste el puño
y en la vida murada se estamparon
hilos de sangre y tintas de colores.
2 comentarios:
Don Epifanio:
el Mayakivski este no termina a mi de entrarme, no.
25 neutonios rusos.
Don Dyhego, en mi caso hay poemas que sí y otros que no. COn él me pasa como con todos los suicidas: me intereso por su persona más que por su obra. 25 neutonios antisuicidas
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