miércoles, 2 de septiembre de 2020

Macho, varón, caballerro. Hembra, mujer, dama

 Gracias, papá, por llevarme a hombros. Gracias, mamá, por llevarme en brazos.

Y digo más al respecto, aquí, en Posmodernia.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
El último párrafo de su artículo no termino de entenderlo.
Yo creo que la naturaleza nos condiciona pero no nos determina. La sociedad en general y el aprendizaje y las experiencias individuales de cada uno nos van modificando, pero siempre (o casi) que uno ponga de su parte.
Para conseguir igualdad entre hombre y mujeres hay que insistir en la justicia y en el respeto.
En el tópico y típico ejemplo de los juguetes, creo que hay que superar la idea de juegos/juguetes de niños y de niñas. Que jueguen como quieran y con lo que les dé la gana, pero sin despreciar al que juegue con una muñeca o con un balón.

25 neutonios igualitarios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

En cuanto al final del artículo, lo que vengo a decir es que el dimorfismo sexual tiene sus normas y nos condiciona, por más que nos empeñemos en que todo depende de la educación. Y ese condicionamiento influye en nuestro cuerpo, nuestras valoraciones y el trato que esperamos dar y recibir y que la solución que nuestra cultura ha dado en ese triple nivel ha sido crear, sin proponérselo, una diferente manera de tratar al hombre y a la mujer ante las mismas situaciones, lo cual, con sus ventajas e inconvenientes, es nuestro referente cultural y afirmo que no hay que empeñarse en desmontarlo y destruirlo, como hace la ideología de género, sino solo enseñar a cada uno a respetar a cada uno: si ese código se queda obsoleto, se cae él solito. 25 neutonios respetuosos y constructivos