martes, 19 de marzo de 2013

Gratias tibi ago, pater


Mi padre, si hubiera tenido un hijo varón más, habría conseguido en tiempos pasados lo que se llamaba hidalguía de braguetazo, que se otorgaba a quien engendrara siete machos. Pero, en fin, no le hacía falta la hidalguía: la tenía de nacimiento.

Algo de esa elegancia principesca suya heredé yo un día en que, siendo púber, discutí con él a grito pelado acerca de no sé qué cuestión moral en la que yo creía tener toda la razón. Me porté como un inquisidorcito, con esa seguridad adolescentoide consistente en verlo todo en blanco y negro, sin grises ni matices. Aún me duelen las estupideces que le dije. 

Al día siguiente, yo seguía enfadado y sin razón. Y él, que la tenía toda, me dio un beso como todas las mañanas y, por añadidura, un abrazo.

Así aprendí a dejar de ser un inquisorcito.

Gracias, papá.

9 comentarios:

Jesús Beades dijo...

Me ha gustado mucho esta entrada. Feliz día, tocayo.

Isabel Barceló Chico dijo...

Los padres nos dan lecciones como la que has relatado: eran mucho más inteligentes y maduros que nosotros, como han demostrado tantas veces, y nos toleraban esos rasgos de soberbia que con tanta frecuencia se dan en la juventud. Ha sido un recuerdo precioso. Saludos cordiales.

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
¡Por eso, por tener un padre así, eres buena persona!
25 neutonios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Tocayo, feliz día también para ti. Fue un agradable y fugaz encuentro el del otro día. Me quedé con ganas de hablar más.

Isabel, el amor de los padres es una de las mejores enseñanzas que recibe uno en la vida. Un abrazo.

Dyhego, en Internet es fácil parecer buena persona, pero reconozco que parecértelo a ti me honra mucho.
Felicidades y mis neutonios.

lolo dijo...

Así son los padres: por añadidura.
Suerte haberlo entendido tan bien.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Lolo, esa añadidura es el regalo que nos hacen, además del regalo de la vida. Un beso.

una pez payaso dijo...

Hola Jesus!

me has emocionado con esta entrada. gracias

un saludo de espuma de mar

glup!

No cogé ventaja, ¡miarma! dijo...

El beso de un padre en frío siempre ha enseñado más que la bronca o el sopapo en caliente.
Preciosa entrada.
Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Pez, se lo diré a mi padre. Un beso.

No cogé ventaja, a ver si yo me aplico el cuento. Un abrazo.