sábado, 8 de junio de 2013

La gran pregunta

Digan lo que digan los demás, los filósofos, la presión social, la religión, la ley, la tradición, los consejos de los amigos, al final uno acaba actuando según su conciencia. Esta es el último tribunal. Pero eso no significa que estemos actuando bien, porque Hitlercito y Stalincito también actuaron según su conciencia y, sin embargo, si algo tenemos claro es que actuaron mal.

Por tanto, la gran pregunta es: cuando uno no sabe si está actuando bien o cuando su conciencia le dice que haga una cosa, pero su fe religiosa, sus amigos, sus filósofos, le dicen que haga otra, ¿a quién debe seguir? Si sigue a su conciencia, ¿cómo puede saber que esta no es errónea? Y si la sigue contra lo que le dice su fe religiosa, la tradición, sus filósofos, los buenos amigos que lo quieren, ¿no es ya un acto de soberbia, una señal de que su conciencia es errónea? Pero, a la vez, ¿cómo va uno a violentar su propia conciencia cuando esta le dice claramente que lo que dicen todos a quienes uno estima y ama no es para él?

14 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Yo pienso que hay un límite que marca la moral, y siempre que no se sobrepase hay que seguir la conciencia. Esto, sin embargo, es difícil para un creyente, ya que puede haber conflicto entre doctrina y conciencia. En cuanto a filósofos y amigos, como mucho contribuyen algo a formar tu conciencia, pero no hay que hacerles caso.

Un abrazo, Jesús.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Ridao, el sentido común ha hablado por tu boca. Leyéndote, tengo la sensación de que me complico la vida. Un abrazo grande.

Juan Carlos Téllez Gracia dijo...

La conciencia es la olla en la que se cuecen los juicios que uno sobre sí mismo se elabora en silencio, de la que emanan los vapores de nuestro comportamiento; la conciencia es la voz que más te conoce, la que te interroga constantemente; es ese tú que está dentro de tí, sin máscaras procedentes de códigos en muchos casos diseñados con aspecto de una moral que es falsa porque no es libre de su propia conciencia. La conciencia debe pasar por un tamiz todo lo que proceda de la religión, la filosofía, las opiniones de los amigos y por ahí, y quedarse con lo que la identifica para obrar en esa deseada libertad que, como poco, te permite dormir tranquilo.

Saludos de buena conciencia.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Válgame DIos, Clochard, pero ¡qué buena definición de la conciencia! Es más certera e intuitiva precisamente porque no es filosófica, sino metafórica y a la vez directa. Sí, señor, eso es la conciencia.

Anónimo dijo...

Donde está la conciencia del banquero de las preferentes? y la del politico frente al desahuciado? y la de la Iglesia con respecto a un homosexual o frente al enfermos que pide la muerte porque ya no aguanta más? Y encima son ellos los que nos enseñan la moral. Dios mio, vaya porvenir que les espera a mis hijos.
un abrazo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Prudencio, no estoy de acuerdo con usted. Para empezar, nadie es santo. Entre los políticos no hay menos gente honrada que, por ejemplo, entre los albañiles. Lo que ocurre es que el daño que hacen llega a más gente y sale en la prensa. También me parece injusto que meta usted a la Iglesia en el mismo saco que a los corruptos que pueda haber entre políticos y banqueros, porque la diferencia está en que la Iglesia no obliga a nadie a seguir su doctrina, mientras que lo que hagan banqueros y políticos nos acaba afectando a todos. Además, la Iglesia no es la única que está en contra del suicidio asistido: son muchas las personas ateas a quienes les repugna que un médico o quien sea, dándoselas de tener buen corazón, ponga inyecciones letales que salen mucho más baratas que la medicina paliativa. Encantado de hablar con usted.

Blimunda dijo...

Yo creo que,en esos casos, hay que guiarse por el corazón.

lolo dijo...

La conciencia es buena guía si pasa por el discernimiento. Pero claro, hay que parar y callarse, por eso a veces elegimos lo que dice la religión, un amigo...
De todas formas pocas decisiones o actos hay que sean irrevocables y definitivos.

Al corazón hay que cuidarlo mucho si queremos que acierte, Blimunda;)

Jesús Cotta Lobato dijo...

Blimunda, de tu corazón sí me fío; del mío, no sé, porque a veces me pide cosas que no sé si están bien. Un beso.

Lolo, ¡qué bien recordar que pocos actos son definitivos! Así la conciencia trabaja con menos presión. Yo me fío mucho de mis amigos y de mi religión (de los filósofos menos) porque no acabo de fiarme de mí mismo.

Dyhego dijo...

Don Epìfanio:
¡Y cómo saber si lo que nos dicta nuestra conciencia es justo? ¿No estará la conciencia moldeada por la sociedad en general y por nuestro entorno amistoso-familiar en particular? ¿Cuándo nacen los escrúpulos o cuándo dejan de ser un freno?
Desde luego, en el fondo, todos somos lo suficientemente soberbios como para creernos en posesión de la mejor solución y por otro lado, ¿quién si no nosotros mismos para decidir sobre nuestro futuro?
En fin, 25 neutonios y mañana Dios dirá.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, esas mismas preguntas me hago yo. Ha hecho usted una buena formulación de la pregunta de las preguntas. En realidad, para responder a esa gran pregunta, cada uno está solo. 25 neutonios conscientes.

Blimunda dijo...

Mi corazón no tiene nada de particular, es como el tuyo Jesús.
Y...¿Se puede vivir sin cuidarlo, lolo?

El Africanito dijo...

yo creo que hay que seguir lo que dicte la conciencia, pero antes de eso debemos descubrir claramente si lo que nos habla es la verdadera conciencia o solo nuestro yo.

un saludo mu apretao

Jesús Cotta Lobato dijo...

Africanito, ¡eres todo un filósofo, con esa distinción tan sutil entre conciencia y yo! COn tu permiso usaré esa distinción de ahora en adelante. Creo que aclara mucho las cosas. Recibe tú también mi abrazo fuerte.