martes, 10 de mayo de 2016

Tres sueños de verdad

Soñé anoche que, entre un grupo de poetas o amigos, yo lanzaba al aire una cinta de la que pendían diez papelitos triangulares de colores con diez nombres de poetas y, como una bandada de pájaros unánimes, aquello echó a volar a las alturas hasta que lo perdimos de vista.

También soñé que, en una cripta, nos arrodillábamos (pero, salvo yo, ya no éramos los mismos) y recibíamos de un sacerdote la bendición para no sé qué misión crucial y santa.

Luego me vi con mis hermanos en la casa solariega de mi madre encendiendo la chimenea.

Son tres escenas que, en el sueño, eran la misma historia. A veces los sueños parecen novelas escritas en otro mundo y que el soñante vive como propias; otras veces parecen retazos de futuro. Pero estas tres escenas me parecen cosas que he hecho de veras en la dimensión onírica y que han dejado en mi memoria, en mi experiencia vital, en mi psique las mismas huellas que hubieran dejado de haber pasado en la vigilia. Me parece que esos nombres de poeta han llegado al cielo y que me han dado la bendición para no sé qué cosa que aún me falta por hacer y que, si ahora estoy tan contento, es porque me he calentado al amor de la lumbre con mis seres queridos.

2 comentarios:

Dyhego dijo...


Don Epifanio:
la mejor de las interpretaciones posibles.
Disfrute usted de sueños así de bonitos.
25 neutonios oníricos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

A ver si nos encontramos por esos reinos. 25 neutonios