jueves, 4 de octubre de 2018

El sentido de mi calva

Mi calva ya tiene un sentido. De todos los besos que he recibido en mi vida, que han sido muchos, ninguno tan salvador, auténtico e inmortal como los tres besos que, espontáneamente, me dio un niño rubito de tres años en la calva cuando me agaché a ponerle bien los zapatos, porque se los había puesto al revés.

Luego se fue otra vez a correr por el césped, sin saber que me acababa de salvar la vida y hacerme un regalo que jamás olvidaré. Ahora mismo están los tres besos bailando en mi cabeza, conectándome uno con el cielo, otro con la tierra y otro con él.

Ya para siempre.

Ni siquiera el beso que me dieron en aquella despedida de soltera (aquí) tiene tanta categoría.

Bendito seas, Ernestillo, por ellos toda tu vida.

1 comentario:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
¡jajaja! tenía su cabeza a tiro y le quiso así dar las gracias.
25 neutonios capilares.