lunes, 16 de marzo de 2020

José Jiménez Lozano

Ha muerto un poeta que admiro.

Mi contacto con él fue epistolar. La primera vez le escribí fue en 2010 para pedirle unos poemas para Poesía para niños de cuatro a ciento veinte años, y me llamó entonces "mi estimado y desconocido amigo" y me envió unos poemas preciosos.

Luego, por carambolas del destino, salió a relucir en su diario una anécdota de la que yo fui testigo y protagonista.

En su última carta ya me consideraba amigo y así me llamaba, "mi querido amigo". Fue a propósito de una entrevista que le hice para la revista Numen, aquí. En esa carta recuerdo que me habló de las tres etapas de la humanidad según Flaubert: paganismo, cristianismo, estupidismo.

Me alegro mucho de haber citado un poemita suyo en mi colaboración al manual de filosofía de primero de bachillerato de la editorial Algaida, un poema sobre la libertad, que es nuestro más preciado tesoro, aquello que nos asemeja al Logos y nos eleva sobre el resto del cosmos, aquello que las ideologías precisamente nos quieren arrebatar con mil subterfugios.

Porque sí, el agua
echó a correr, saltándose el regato.
¿Hacia dónde?
¿Y qué le importa al agua?


Amigo José, disfruta de los Campos Elíseos con Homero, Virgilio, Garcilaso, Camoens... Espero conversar con vosotros algún día.

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