"Esta abominable pederastia del Estado (porque pederastia es también dar educación sexual a un niño antes de que pueda entenderla o la necesite) está ya cada vez más cerca de cumplirse, porque hoy existe un creciente ejército de supuestos expertos con licencia estatal para entrar en clases de preadolescentes..."
No me parece justo que meta usted en el mismo saco a un pederasta y un profesional que da charlas en los institutos sobre sexualidad.
Cuando digo "profesional que da charlas", no me refiero a un chapero o a un proxeneta, claro está, sino a profesores, enfermeros, etc, que suelen ser los que dan ese tipo de charlas.
Los profesores de ciencias naturales y biología explican el aparato reproductor casi todos los cursos y no por ello el examen consiste en hacer prácticas sexuales...
Estoy ironizando, por supuesto, pero yo no veo esa relación. Nunca he asistido a una de esas charlas, pero el día que haya una en mi instituto, si no tengo clase, haré lo posible por estar presente. Pero, sinceramente, no creo que esas charlas consistan en enseñar a los jóvenes a fornicar o masturbarse, más bien a evitar embarazos y enfermedades venéreas. Normalmente, en la escuelo o el instituto, en el tema del sexo, los niños ya vienen "enseñados", en casa, hermanos mayores, amigos, internet...
Por otro lado, si es desgraciadamente cierto que la "sociedad" sexualiza demasiado pronto a las niñas. ¿Quién? La moda, la tele, el entorno, los propios padres que visten a niñas como si fuesen veinteañeras de fiesta.
Don Diego, yo he estado como tutor en algunas de esas charlas y ahí no se limitan a decir "hay que ponerse un condón", sino que hay toda una concepción de la sexualidad implícita en cada una de sus enseñanzas. Para empezar, trajeron un consolador y llevaron a varias niñas a ponerle el condón. Los términos que utilizó el experto no eran precisamente delicados. Y luego se repartieron condones a chicos que aún no se afeitaban y a chicas que no tenían pinta alguna de tener muchas experiencias amorosas. Y se les dio aquel material como si se diera por hecho que ya copulaban o iban a hacerlo a la vuelta de la esquina. Los condones acabaron siendo casi todos globos en las clases. En ningún momento el experto habló de amor, compromiso, relación estable, matrimonio.... que es el tipo de educación sexual que yo daría a mis hijos. Si ese mismo hombre dice esas mismas cosas en un parque o en una fiesta, es lógico que muchos padres nos indignemos. Pero lo del experto es peor aún, porque viene aureolado de asepsia y autoridad estatal, ocupa el lugar de un profesor y, encima, el alumno no puede escapar de todo lo que ese experto tenga a bien decirle. Yo creo que si algún padre quiere que un experto le enseñe lo que tenga a bien decirle, debería firmar un papel dando su autorización. Al resto de los menores hay que dejarlos tranquilos. Insisto en que el interés de los adultos en la sexualidad de los menores es malsana, por mucho que se disfrace de educación. Como sé que no nos vamos a poner de acuerdo, podemos llegar a un mínimo: quien quiera esa supuesta educación nada aséptica ni neutral a sus hijos, que la solicite, Esa es mi opinión, don Diego.
Don Epifanio: es cierto, en algunos puntos no estamos de acuerdo. Describe usted esas "charlas" como si a los alumnos se los invitase a una orgía y yo creo que no hay que alarmarse. Se trata de saber que existe un artilugio llamado preservativo que va a impedir la transmisión de enfermedades venéreas y embarazas. Hay que utilizarlo bien.
Si una chica o un chico están dispuestos a tener relaciones íntima, las tendrán. Cervantes lo cuenta muy bien en "El celoso extremeño".
También se dan charlas para saber utilizar los medicamentos, anti drogas, de primeros auxilios, de circulación, contra los peligros de internet...
Yo no lo veo mal, la verdad. ¡Piense usted que todavía hay zagalones que piensan que con la "marcha atrás", no hay peligro de embarazo. Y sigue habiendo adolescentes que se quedan embarazadas. Y es ella la que se va a quedar embarazada, no el chico. No se olvide.
Don Diego, no lo he descrito como si los estuvieran invitando a una orgía, sino tal como pasó. Y no me alarmo: sencillamente quiero que los padres que quieran que un experto les traiga un consolador a sus hijas para ponerle un condón lo sepan antes y den su expreso consentimiento.
Las relaciones que un chico y una chica puedan tener es asunto suyo, no nuestro.
Las charlas de primeros auxilios y de circulación no se refieren a ninguna faceta íntima y tan ligada además a las creencias y expectativas personales, así que no las considero una intromisión en la vida privada e íntima de los menores.
Y, bueno, yo sí las veo mal. No hay ahora menos embarazos que antes, sino más abortos que antes.
En este tema, amigo don Diego, no nos pondremos de acuerdo. Por eso digo que quien quiera expertos enseñando a sus hijos lo que ellos estimen debe solicitarlo expresamente.
Por otra parte, aquí solo hemos hablado de las charlas dadas a adolescentes. NO hemos hablado de lo que ocurre en primaria, que es mucho peor.
Don Diego, en mi opinión, hoy los abortos se producen no porque los jóvenes no sepan usar preservativo, sino porque a los varones no les da la gana de ponérselo. Además, el aborto se ha trivializado, se ha convertido en derecho, cuando es un acto que, aparte de ser infame, suele dejar unas secuelas tremendas en la mujer. Creo que en toda esta supuesta liberación sexual el gran beneficiado es el varón. En esta época no hace falta que venga nadie a la clase a enseñar a usar condones, igual que no hace falta que venga nadie a decir cómo se usa una aplicación de un móvil: es un mecanismo más simple que una patata y que todo el mundo conoce. Don Diego, encantado, con todos mis neutonios, de discutir esto con usted.
Llama mi atención que, hablándose de un tema como la pederastia, ni una sola vez se aluda, ni de lejos, a los miles de casos que se han ido descubriendo dentro de la iglesia católica. Ocurridos, de paso, al menos en su gran mayoría, antes (a veces mucho antes) de que empezaran todas esas costumbres, prácticas u opiniones actuales que tan poco gustan al comentarista. Un olvido involuntario, sin duda.
José, José... Se le ve el plumerito. ¿Miles? Claaro, hombre, claaro. A ver, cite la fuente por favor. Pero fuente fiable, con sus referencias de sentencias firmes. Ay, vaya...que no las va a aportar. Mire usted, si usted considera que su hija debe manipular un pene de goma allá usted con sus enfermedades mentales. A los demás nos deja en paz. Venga, jopo.
8 comentarios:
Don Epifanio:
me ha llamado la atención esta reflexión suya:
"Esta abominable pederastia del Estado (porque pederastia es también dar educación sexual a un niño antes de que pueda entenderla o la necesite) está ya cada vez más cerca de cumplirse, porque hoy existe un creciente ejército de supuestos expertos con licencia estatal para entrar en clases de preadolescentes..."
No me parece justo que meta usted en el mismo saco a un pederasta y un profesional que da charlas en los institutos sobre sexualidad.
Cuando digo "profesional que da charlas", no me refiero a un chapero o a un proxeneta, claro está, sino a profesores, enfermeros, etc, que suelen ser los que dan ese tipo de charlas.
Los profesores de ciencias naturales y biología explican el aparato reproductor casi todos los cursos y no por ello el examen consiste en hacer prácticas sexuales...
Estoy ironizando, por supuesto, pero yo no veo esa relación.
Nunca he asistido a una de esas charlas, pero el día que haya una en mi instituto, si no tengo clase, haré lo posible por estar presente. Pero, sinceramente, no creo que esas charlas consistan en enseñar a los jóvenes a fornicar o masturbarse, más bien a evitar embarazos y enfermedades venéreas.
Normalmente, en la escuelo o el instituto, en el tema del sexo, los niños ya vienen "enseñados", en casa, hermanos mayores, amigos, internet...
Por otro lado, si es desgraciadamente cierto que la "sociedad" sexualiza demasiado pronto a las niñas. ¿Quién? La moda, la tele, el entorno, los propios padres que visten a niñas como si fuesen veinteañeras de fiesta.
Un tema complejo, don Epifanio.
25 neutonios.
Don Diego, yo he estado como tutor en algunas de esas charlas y ahí no se limitan a decir "hay que ponerse un condón", sino que hay toda una concepción de la sexualidad implícita en cada una de sus enseñanzas. Para empezar, trajeron un consolador y llevaron a varias niñas a ponerle el condón. Los términos que utilizó el experto no eran precisamente delicados. Y luego se repartieron condones a chicos que aún no se afeitaban y a chicas que no tenían pinta alguna de tener muchas experiencias amorosas. Y se les dio aquel material como si se diera por hecho que ya copulaban o iban a hacerlo a la vuelta de la esquina. Los condones acabaron siendo casi todos globos en las clases. En ningún momento el experto habló de amor, compromiso, relación estable, matrimonio.... que es el tipo de educación sexual que yo daría a mis hijos. Si ese mismo hombre dice esas mismas cosas en un parque o en una fiesta, es lógico que muchos padres nos indignemos. Pero lo del experto es peor aún, porque viene aureolado de asepsia y autoridad estatal, ocupa el lugar de un profesor y, encima, el alumno no puede escapar de todo lo que ese experto tenga a bien decirle. Yo creo que si algún padre quiere que un experto le enseñe lo que tenga a bien decirle, debería firmar un papel dando su autorización. Al resto de los menores hay que dejarlos tranquilos. Insisto en que el interés de los adultos en la sexualidad de los menores es malsana, por mucho que se disfrace de educación. Como sé que no nos vamos a poner de acuerdo, podemos llegar a un mínimo: quien quiera esa supuesta educación nada aséptica ni neutral a sus hijos, que la solicite, Esa es mi opinión, don Diego.
Don Epifanio:
es cierto, en algunos puntos no estamos de acuerdo.
Describe usted esas "charlas" como si a los alumnos se los invitase a una orgía y yo creo que no hay que alarmarse. Se trata de saber que existe un artilugio llamado preservativo que va a impedir la transmisión de enfermedades venéreas y embarazas. Hay que utilizarlo bien.
Si una chica o un chico están dispuestos a tener relaciones íntima, las tendrán. Cervantes lo cuenta muy bien en "El celoso extremeño".
También se dan charlas para saber utilizar los medicamentos, anti drogas, de primeros auxilios, de circulación, contra los peligros de internet...
Yo no lo veo mal, la verdad. ¡Piense usted que todavía hay zagalones que piensan que con la "marcha atrás", no hay peligro de embarazo. Y sigue habiendo adolescentes que se quedan embarazadas. Y es ella la que se va a quedar embarazada, no el chico. No se olvide.
Salu2 y 25 neutonios afectivos y respetuosos.
Don Diego, no lo he descrito como si los estuvieran invitando a una orgía, sino tal como pasó. Y no me alarmo: sencillamente quiero que los padres que quieran que un experto les traiga un consolador a sus hijas para ponerle un condón lo sepan antes y den su expreso consentimiento.
Las relaciones que un chico y una chica puedan tener es asunto suyo, no nuestro.
Las charlas de primeros auxilios y de circulación no se refieren a ninguna faceta íntima y tan ligada además a las creencias y expectativas personales, así que no las considero una intromisión en la vida privada e íntima de los menores.
Y, bueno, yo sí las veo mal. No hay ahora menos embarazos que antes, sino más abortos que antes.
En este tema, amigo don Diego, no nos pondremos de acuerdo. Por eso digo que quien quiera expertos enseñando a sus hijos lo que ellos estimen debe solicitarlo expresamente.
Por otra parte, aquí solo hemos hablado de las charlas dadas a adolescentes. NO hemos hablado de lo que ocurre en primaria, que es mucho peor.
25 neutonios de colega de usted de muchas cosas
Don Epifanio:
¿y si esas señoras que han abortado hubieran recibido unos conocimientos mínimos sobre preservativos?
25 neutonios amistosos.
Don Diego, en mi opinión, hoy los abortos se producen no porque los jóvenes no sepan usar preservativo, sino porque a los varones no les da la gana de ponérselo. Además, el aborto se ha trivializado, se ha convertido en derecho, cuando es un acto que, aparte de ser infame, suele dejar unas secuelas tremendas en la mujer. Creo que en toda esta supuesta liberación sexual el gran beneficiado es el varón.
En esta época no hace falta que venga nadie a la clase a enseñar a usar condones, igual que no hace falta que venga nadie a decir cómo se usa una aplicación de un móvil: es un mecanismo más simple que una patata y que todo el mundo conoce.
Don Diego, encantado, con todos mis neutonios, de discutir esto con usted.
Llama mi atención que, hablándose de un tema como la pederastia, ni una sola vez se aluda, ni de lejos, a los miles de casos que se han ido descubriendo dentro de la iglesia católica. Ocurridos, de paso, al menos en su gran mayoría, antes (a veces mucho antes) de que empezaran todas esas costumbres, prácticas u opiniones actuales que tan poco gustan al comentarista.
Un olvido involuntario, sin duda.
José, José...
Se le ve el plumerito.
¿Miles? Claaro, hombre, claaro. A ver, cite la fuente por favor. Pero fuente fiable, con sus referencias de sentencias firmes.
Ay, vaya...que no las va a aportar.
Mire usted, si usted considera que su hija debe manipular un pene de goma allá usted con sus enfermedades mentales. A los demás nos deja en paz.
Venga, jopo.
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