viernes, 3 de abril de 2015

Sufijo prerromano

Mi hermano Daniel, además de poeta y novelista, es el etimólogo más entusiasta y erudito que conozco. Su pasión por las palabras sólo es superada por su bonhomía. Me dijo que en español se conservaba un sufijo de origen prerromano y a mí eso me pareció de lo más curioso. Siempre he sentido atracción por lo poco que de los iberos, esos ancestros nuestros, se sabe. Colecciono palabras iberas (perro, cama, carrasca, barro...) y ahora resulta que de los iberos no nos quedan sólo fósiles verbales, sino sufijos productivos. El sufijo en cuestión es "-ángano" o "-áncano". Por ejemplo: "Péinate esos pelánganos si quieres ligar".
Daniel y yo nos divertimos en colocar el sufijito a diversos sustantivos: "El tiáncano ese es un prenda". "Menuda porquería de palanganángana"
Creo recordar que otro sufijo prerromano era "-orro". Por ejemplo: "¡Qué buenorra está tu prima!"
Le pregunté a mi amigo Felipe, latinista, si había en las fuentes romanas algunas noticias del carácter de los iberos. Me contó que no sé dónde se contaba que en un campamento romano, donde había soldados iberos, a un soldado romano le mandó su capitán que corriera un poco para entrenarse. Cuando los soldados iberos lo vieron correr sin que hubiera enemigos cerca, se lo llevaron a su tienda como si estuviera loco, para que dejara de hacer tonterías. De ahí viene el dicho: "Correr pa' na' es tontería".
De hecho, la costumbre de hacer deporte ha tardado en arraigar en España más que en otros países, porque correr si no es para cazar una liebre no se ha entendido bien aquí nunca.
Recuerdo que mi abuela, toda enlutada y achacosa, se quedó de piedra cuando una sueca de su misma edad, pero vestida de colores y sin achaques, se puso a hacer gimnasia sueca delante de ella para que mi abuela aprendiera a cuidar su salud. Cuando la sueca empezó a dar saltos delante de ella y a abrirse de piernas, mi abuela preguntó en voz baja y muy preocupada si la sueca estaba bien de la cabeza.
Eso sí: mi abuela, con todos sus achaques, su brazo en cabestrillo y sus canas, nos defendió a los siete nietos en cierta ocasión, cuando un tiángano pretendió irrumpir en mi casa con muy malas intenciones.
Abuela, allí donde estés, gracias.

10 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
Interesante la información etimológica. ¡Lo que se aprende escuchando a gente entendida!
25 neutóngonos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

25 neutonorros de íbero a íbero y tiro porque es alígero

Anónimo dijo...

Imagino, de acuerdo con lo que aquí se dice, que la palabra "zángano", tanto (quizá) en su sentido propio como en el figurado, serán iberismos.

Unknown dijo...

Interesante artículo jesús, pero lo más curioso es la fecha... ¿25 de junio de 2015? ¿cómo es esto? jajaja

Daniel Cotta dijo...

¡Qué pedazo de entradáncana, hermanorro!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Anónimo, esa pregunta se la haré a mi hermano y te responderé. Si es así, como sugieres, me parece que se podría escribir un artículo al respecto. También existe, al menos en mi pueblo, la palabra "cáncana"

Jesús Cotta Lobato dijo...

Tocayo, ¡m´has pillao! Resulta que esa entrada la tenía escrita de hace tiempo y he aquí que me la encuentro de improviso y decido publicarla y se ve que he equivocado con la fecha. Lo arreglo ahora. Gracias.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Daniel, es que soy un iberorro sin pelánganos

Jesús Cotta Lobato dijo...

Anónimo, respecto a la pregunta sobre la etimología de zángano, me informa mi hermano de que en efecto es un término prerromano. La "z" es, por lo visto, onomatopéyica.

Anónimo dijo...

Pues gracias por la información, que sólo ahora he leído.