miércoles, 10 de septiembre de 2014

El suicida y su ángel

Mi corazón está con el de todos los suicidas desde que de niño veía entre las fotos familiares el retrato de un hombre joven que, como me explicó mi padre, era un amigo suyo que se suicidó.

Creo que aquello me impresionó tanto porque ya por entonces oía yo una especie de voz, que no era sino una sugerencia loca, pero persistente, de mi imaginación, que, al asomarme a un barranco o al ver una soga o un cuchillo, me susurraba: "Ahora, Jesús, ahora es el momento. Fíjate qué fácil".

Por fortuna, los niños aprenden, gracias a los ángeles, a distinguir entre lo bueno de la imaginación y lo malo antes que a hablar, y el mío no solo me enseñaba eso, sino que además me apretaba contra su pecho cálido y fuerte. Lo recuerdo bien. Y siempre me salvaba.

A él el suyo no lo pudo salvar.

Qué tristeza tuvo que invadir al ángel del suicida no solo por no haberlo podido salvar de la muerte, sino sobre todo por no haberlo podido salvar de la tristeza que lo había matado por dentro antes de que el cuchillo, la soga o el barranco lo hubiera matado por fuera.

Por él enciendo hoy otra mariposa.

6 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
No es la primera vez que habla usted de este asunto.
Sin ser psiquiatra ni psicólogo (líbreme Dios), creo que el suicidio es una decisión motivada o bien por una enfermedad (depresión, psicosis, esquizofrenia, etc, etc) o bien por una decisión (valga la redundancia) razonada.
En ambos casos es difícil "adivinar" las intenciones. El suicida, cuando ha determinado hacerlo, ya no da avisos. Si hay voluntad, de nada sirven las prevenciones.

25 neutonios vivos y coleantes.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Diego, por eso me impresionan tanto los suicidas, porque no hay prevenciones. Supongo que será imposible hacer estadísticas sobre la frecuencia de una causa u otra de las que usted cita. A mí me sobrecogen más los suicidas que llegan a esa decisión por la desesperación, porque no ven la salida, sin estar enfermos, como Maialovski, Larra, Ganivet, Esenin y tantos otros.
25 neutonios vivificantes

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
Parafraseando a no me acuerdo qué escritor ruso: "Todas las familias felices se parecen, pero cada familia desgraciada lo es a su manera". O algo así.
Cada suicidio tiene sus razones, creo yo: la falta de esperanza, haber llegado al límite del dolor, de la vergüenza, de la dignidad, qué sé yo.
25 neutonios vivificadores.

Retablo de la Vida Antigua dijo...

Es obligado tener en cuenta la evolución del concepto y de la valoración del suicidio. Desde los estoicos hasta los tiempos actuales. La Iglesia Católica lo condena severamente consciente de lo terrible de su naturaleza. Creo recordar que Chesterton en ´Ortodoxia´ decía que hasta los pájaros huyen de los árboles en los que se ahorcan los suicidas. Es un pensamiento demoledor, desolado.

Me alegro sinceramente, caballeros, de volver a saludarlos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Retablo, me alegro también yo de saludarlo a usted. Después de leer en una de sus entradas lo incómoda que podía a ser a veces la compañía de un caballero (cosa que me impresionó), me pregunto si me compensa intentar serlo. Pero asumo el riesgo. Un cordial saludo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, eso, el haber llegado al final de un túnel sin salida. Eso es lo terrible, que no la tenga.