sábado, 28 de febrero de 2015

Todos somos coptos

Me gustaría que los cristianos caldeos, palestinos, coptos, sirios y todos los cristianos árabes pudieran seguir viviendo en aquella tierra que fue cristiana antes que musulmana, pero, dado que los están matando y expulsando de sus tierras, Europa debería concederles asilo político. No deben ser solo las Iglesias y los fieles con sus generosas limosnas ni las oenegés las únicas que cuidan de ellos, sino las naciones europeas.

El odio al cristianismo crece a pasos agigantados. En Europa se limita por ahora a ser un adorno de tertulianos y de las Femen y una suciedad ideológica de algunos partidos, pero allí en aquellas tierras derrama sangre. Esa sangre es nuestra.

No puedo mirar sin un estremecimiento esta imagen de hombres bellos y valientes que murieron con el nombre de Cristo en los labios. Hay en los mártires una belleza  ante la que todo lo demás empalidece.

Yo me paso la vida dudando del más allá y he aquí que estos hombres afrontan la muerte con un par gracias a su fe en el más allá.

José María Jurado les rinde a los veintiún mártires este sentido homenaje. Que al menos la poesía los salve de la muerte.


4 comentarios:

José María JURADO dijo...

Gracias, Jesús, se lo debemos.

Dyhego dijo...

Está visto que la barbarie no tiene límites. El caso es matar.
25 neutonios entristeci2, don Epifanio.

Jesús Cotta Lobato dijo...

José María, estoy muy impresionado por lo que allí está ocurriendo y con la sensación de que tengo que hacer algo más que colgar esta entrada. Tu poema me ha conmovido. Gracias a ti.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, reciba usted mi aprecio y mis 25 neutonios apenados.