sábado, 23 de mayo de 2015

El Ateneo, el diez y mi nombre

Quiero agradecer desde este cuaderno al Ateneo de Sevilla y, en especial, a su presidente, Alberto Máximo Pérez  Calero, el haberme acogido tan cálidamente en esa casa que honro y respeto, y a todos los que me acompañaron en la mesa: José Manuel Cansino, Javier Compás y José Antonio Martín Otín y, sobre todo, al numeroso y cultivado público que vino allí para conocer y, quizá celebrar, la amistad de Federico y José Antonio.

Entre el público estaban personas como el historiador Fernando de Artacho, el profesor Miguel Cruz y el Loco de la colina,  Jesús Quintero, que me preguntó a qué andaluz actual le pondríamos hoy un diez, y no supe qué responderle. Al día siguiente pensé que, en cuestión de poetas, se me ocurren varios nombres, uno de los cuales estaba allí entre el público y no caí en la cuenta de señalarlo: José Julio Cabanillas.

También me preguntó Jesús Quintero, mi tocayo, por qué me llamaron Jesús. Me desconcertó y me gustó la pregunta (creo que esa es una de las virtudes de Jesús Quintero). Le dije que me pusieron Jesús porque nací en una casa que tenía un pesebre. O al menos eso me dijo un día mi padre.

Es verdad que en la casa donde nací, en la Estación de Cártama, había un pesebre, pero yo nací en la cama de mis padres. Asistieron a mi nacimiento el médico, mi madre y unos cuantos ángeles.

En realidad, creo que tanto a la madre de Jesús Quintero como a mi madre les gustaba mucho el nombre de Jesús. Vivan, pues, nuestras madres.

Llamarse Jesús marca mucho y Jesús Quintero me lo ha hecho ver.

Aquí una reseña que han hecho del acto.

5 comentarios:

Alonso CM dijo...

Siento no haber podido asistir. Espero que pasarais un buen rato hablando de literatura y del lado humano de las personas, y no de la guerra.

Un abrazo.

P.S.: No te olvides de las que se llaman María Jesús, como mi madre.

Alonso CM dijo...

Siento no haber podido asistir. Espero que pasarais un buen rato hablando de literatura y del lado humano de las personas, y no de la guerra.

Un abrazo.

P.S.: No te olvides de las que se llaman María Jesús, como mi madre.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Alonso, desde ahora tengo a tu madre en el corazón.
Un abrazo.

Dyhego dijo...

Me alegra saber que la cosa fue bien, don Epifanio.
25 neutonios.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Gracias, don Dyhego. Reciba mis neutonios