lunes, 5 de junio de 2017

El caballero criticado por serlo

El otro día en el bar, mientras tomaba un café, me llega esta conversación de tres hombres y dos mujeres, con pinta todos de funcionarios en su descanso.

Uno de los hombres hizo un comentario subido de tono referente a la fisiología masculina y, abundando en el tema, interpeló a uno de los varones. Pero este, con un gesto y un comentario, rehusó hablar del asunto porque había damas delante. Y he aquí que una de las mujeres lo llamó machista y, para mi sorpresa, el supuesto machista se calló.

¿Desde cuándo son machismo las formas?

Me dieron ganas de decirle al caballero tildado de machista lo elogiosísimo que era que los vulgares lo llamaran machista por eso.

8 comentarios:

Recomenzar dijo...

recien te encuentro seguiré leyéndote un abrazo desde
lo lejos

Jesús Cotta Lobato dijo...

Recibe tú también mi abrazo. Es un placer recibir el tuyo y tu visita.

Nyx dijo...

Son tristes dos cosas, a mi parecer: la primera, que se afee a alguien que prefiere el pudor bien entendido a la chabacanería y, en segundo lugar, que para reprocharle su actitud se recurra al ya demasiado manido machismo.

Creo que las mujeres y la sociedad en general haríamos bien en afinar un poco más cuando utilizamos ese término, porque al final se va a "gastar" y, por tanto, a vaciarse de significado, sirviendo tanto para un roto como para un descosido, y por tanto, convirtiéndose en una palabra absurda. Puedo entender hasta cierto punto que esa señora se sintiese ofendida de que su compañero dijera que no entraba al trapo "por ella"; digo hasta cierto punto porque sé que hay mujeres que se sienten minusvaloradas por la caballerosidad masculina e incluso por la expresión de la más básica cortesía, ya que las hace verse a sí mismas como damiselas a salvar, y eso es algo que detestan. Imagino que en estos tiempos convulsos también para las ideas hay muchos arquetipos que se están redefiniendo y todavía no encuentran su acomodo. Tal vez habría sido aún más valiente por parte de él decir que no quería participar en esa conversación porque le parecía de una vulgaridad ramplona y desagradable, pero en ese caso el buen hombre, seguro, habría salido incluso más trasquilado (porque ser vulgar parece ser que ahora es muy "cool").

Lo que no entiendo es que la señora ofendida por su tan machista compañero no experimentara algo parecido o incluso más visceral escuchando la zafiedad del comentarista. ¿Sabe lo que habría sido "empoderador" y muy feminista? Decirle al grosero que tendría que callarse la boca no sólo porque hubiera mujeres en su entorno, sino porque las vulgaridades que hacen saltar la pintura de las paredes no son apropiadas ni para mujeres ni para hombres con un mínimo de educación y gusto. Eso, además de un espaldarazo al compañero cortés, habría sido un "zas en toda la boca" para el otro, y a ella la habría hecho quedar como una reina, o como una mujer fuerte y segura que no tiene que recurrir a defender comentarios soeces hasta la náusea para sentirse bien.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Nyx, coincido con usted en casi todo. Respecto a las mujeres que rechazan la caballerosidad porque las hace sentirse como damiselas que han de ser salvadas, habría que cambiar el planteamiento y hacerles ver que el error no está en la caballerosidad, sino en la manera en que ellas la perciben. Pero supongo que, para eso, también tendrán los hombres que poner de su parte. Un cordial saludo, Nyx, Nox, Notte, Noite, Noche, Night, Nacht. Bonita palabra.

lolo dijo...

Todo un éxito del feminismo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Por eso no soy feminista, sino humanista. Un saludo, Lolo.

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
como dicen por ahí arriba, la palabra "machista" ya es una coletilla que sirve para todo y para nada.
¿Qué habría dicho esa señora si la conversación hubiera girado sobre tamaños pectorales femeninos?
25 neutonios humanos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Don Dyhego, magistral. 25 neutonios humanistas