viernes, 10 de abril de 2020

Poema para Viernes Santo

XVI
Fue enviado del cielo un ángel a reconfortarle
pero cómo se reconforta a mi Adonai al Kyrios
pensaba rápido como el pensamiento el ángel cuando se encontró
cruzando por el húmedo follaje de Getsemaní
con el rostro lunar sangrante de Jesuscristo
un fantasma terrible aun para un ángel
necesitó emitir el máximo de su propia luz
para reconocer en Eso a la deidad eterna
no lloró porque los ángeles no lloran jamás
no murió porque los ángeles son inmortales
pero temblando como una llama porque eso sí
los ángeles se estremecen como el fuego puro
del fondo de su espíritu puro sacó temblando
una hostia del cielo una luminosa oblea
y la puso en la boca entreabierta de su Dios
en las fauces sangrientas de su Adonai la puso
acto seguido como un relámpago desapareció
vagó como un relámpago por el éter
no daba con el cielo porque estaba fuera de sí
y cuando al fin recuperó la gloria
que daba por perdida ya para siempre
se ensimismó en la Faz que allí refulgía
y que allá se apagaba como un perro muerto.

De Libro de la pasión, de José Miguel Ibáñez-Langlois
"La oración del Huerto", de El Greco, en la iglesia de Santa María la Mayor, en Andújar

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