lunes, 9 de mayo de 2011

Buscando al matador de dragones que llevo dentro

Lolo me dice que los gimnasios son lugares de hormona y narcisismo; un alumno mío, que hacer pesas es de presos; y  José María Jurado, que no compensa sufrir la gota gorda en un gimnasio si tu objetivo es tan solo sacar musculito para lucirte en la playa y ante el espejo; que ese es un fin fatuo y solo compensa sufrir en el gimnasio si eres matador de toros o de dragones, un rescatador de doncellas, un samurái.

La verdad es que yo voy mucho a la piscina y subo poco a la sala de máquinas, porque me siento un poco ridículo haciendo un esfuerzo que no genera electricidad ni corta madera ni le lleva comida a los pobres, sino que solo revierte en el hinchamiento de mis musculitos. Pero si alguna vez me animo a subir, será para consagrar ese sufrimiento no a mi fatuidad, sino a algo más importante que yo mismo. No voy a convertirme en torero ni me voy a hacer el seppuku como Mishima. Mi objetivo es ejercitarme hasta que pueda levantar de la silla de ruedas a un enfermo para dejarlo en la cama sin que me tiemble el pulso y poder alzar a una mujer por la cintura, con toda la gracia que ella merece, para que esté un poco más cerca de las estrellas y, luego, de mí.

Por esas dos cosas la sala de máquinas tiene más sentido.

10 comentarios:

Blimunda dijo...

Para eso de la cintura y las estrellas, precisamente, hace quién yo me sé pesas antes de irse a trabajar, cada mañana.

El sentido que tú le das me parece perfecto.

lolo dijo...

Si te ejercitas con esos fines, Cotta, alabado sea ese lugar. Aunque al leer hoy lo de "sala de máquinas" me ha sonado aún peor que el día que te di mi opinión.

Cuánto honor que lo hayas recordado.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Blimunda, ese hombre sí que es un caballero, sí señor.

Lolo, sí que suena mal la expresión. No parece hecha para personas.

Dyhego dijo...

Don EPINFANIO:
Opino que un gimnasio moderado hace mucho bien.
50 neutonios gimnásticos.

Anónimo dijo...

yo voy al gimnasio para que no me dé un lumbago en pleno acto o un calambre, que ya me pasó una vez y es bastante ridículo. este fin me parece muy importante.
un abrazo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, pues le haré caso entonces, que estoy deseándolo.

Menalcas, coincido contigo plenamente: es un fin muy importante y yo haría exactamente lo mismo que tú.

El alegre "opinador" dijo...

Buenos fines para los musculitos, sí señor.
Un saludo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Alegre, ya voy más contento a la sala de máquinas.

José María JURADO dijo...

Subir a una mujer a las estrellas, curar a un paralítico, ¡oh Jesús eres Tú!

Mery dijo...

Eres un poeta.