lunes, 10 de marzo de 2014

Ángeles, dáimones, valquirias

Mi devoción por los ángeles arranca de mi niñez. Me pareció una suerte increíble tener un ángel para mí solo. No me lo imaginaba como un angelote de Murillo, sino como un centurión alto, fuerte y viril o como un atleta, como el que lucha con Jacob en este cuadro de Sert. Ya me preguntaba si Dios lo había creado para mí expresamente o si ya había prestado servicio a otras personas antes que a mí. Al principio, me inclinaba más por esta segunda opción e incluso pensé escribir la historia de mi ángel desde que fue creado antes de la Gran Explosión hasta que recaló, de servicio en servicio, en mí. Pero luego me incliné por pensar que, cada vez que se producía una concepción, los seres humanos tenían el tremendo poder de obligar a Dios a darle al niño un alma y un ángel exclusivos. Me pareció para los hombres un gran poder y para Dios una gran debilidad. Ese es el punto débil de Dios: el amor que nos tiene.

Luego supe que Sócrates también habla de una voz divina que lo acompaña desde niño. Se refiere a su daimon. Sócrates tuvo felices intuiciones precristianas. La de los ángeles fue una de ellas.

También los guerreros germanos tenían sus valquirias.

Me gusta pensar que desde que el hombre es hombre no solo se ha sentido llamado al bien, sino además acompañado por él, hasta el punto de que el bien es una persona invisible que te acompaña, pero que no eres tú. Esa es la intuición del ángel.

Mi último descubrimiento ha sido el ángel custodio de España, en la iglesia de san José Obrero en Madrid. Se salvó de la quema en la Guerra Civil porque los incendiarios lo perdonaron por ser san José un obrero.

A ese ángel le pido que custodie España de mentirosos, sicarios, ladrones, renegados y que con sus músculos de centurión mate a los demonios que empiezan a campar por estas tierras.

8 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
La existencia de esos ángeles protectores plantea el problema del "por qué a mí no".
Si el ángel ha salvado a fulanito de morir ahogado, ¿por qué a menganito no? ¿Su ángel era menos profesional? ¿Hubo una lucha entre ángeles y demonios y ganó el demonio?
Si aceptamos que el segundo caso se debe a una decisión "superior", está claro que el primer caso también lo es (decisión superior), lo que haría inútil la existencia de los ángeles.
En fin, cualquier ayuda será bien recibida.
25 neutonios angeliza2.

reyvindiko dijo...

Quizá nuestro común amor a El señor de los anillos tenga que ver con nuestra común fascinación por los ángeles: me encanta pensar en que esta -a veces tediosa- existencia es más mágica y misteriosa porque está poblada de ángeles.
En cuanto a lo azaroso o inexplicable de sus intervenciones que argumenta Dhyego, creo que tiene que ver con la libertad y que debe de ser un auténtico follón: conjugar el plan divino, el plan angélico y el plan humano, cuál es el que prevalece cuando entran en conflicto.
Que tu ángel te guarde.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Dyhego, nuestra perspectiva del asunto es siempre limitada, como la que tiene un niño de los asuntos de los mayores. Prefiero pensar al respecto que, si un día mi ángel no me salva del trolebús, es porque no pudo o porque, por increíble que me parezca, eso era mejor que cualquier otra cosa. Prefiero pensar eso a pensar que son tontos o malos o no existen. Puestos a creer en algo indemostrable, me quedo con la mejor opción, no con la peor. Reciba usted mis neutonios, de centurión a centurión.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Reyvindiko, o bien Tolkien es la razón de nuestro amor a los ángeles o bien nos gustó tanto Tolkien porque éramos amigos de los ángeles. Yo me imagino a tu ángel rodeado de niños y de fuerza como tú. Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Que casualidad, yo acabo de descubrir los demonios, cada angel debe tener su propio demonio para que haya equilibrio. Al fin y al cabo tambien son ángeles. Un saludo

Jesús Cotta Lobato dijo...

Menalcas, pues nada: manda a tu demonio a tomar por saco y quédate con tu ángel, que seguro que es más bueno y más guapo. Yo haré otro tanto. Un saludo.

La'badesa dijo...

Qué preguntas tan 'normes y tan terribles, D.Cotta. Yo también creo que se trata de un ángel personal e intransferible, me resulta más poético así, aunque tiene pegas filosóficas. La poesía es otra de las razones para esto de los ángeles. Por cierto: no sabía lo del Ángel de España, aunque hace tiempo que sabía que existe un Ángel de Irlanda: se llama Victoricus y es quien le llevaba a Patricio cartas de sus amigos del bosque, que le echaban de menos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Carmen, lo del ángel de Irlanda es encantador. Y sí, tenemos que reivindicar que es muy probable que lo poético sea verdadero porque lo verdadero es muchas veces poético. Un beso.