miércoles, 3 de febrero de 2016

Palomas y serpientes, de Enrique García-Máiquez

Doy mi más cálida bienvenida a este libro inteligente, variado y sutil que me ha abierto muchas ventanas con sus chispazos de luz. Lo que más me ha cautivado son sus definiciones, que dan todas en el clavo y, encima, con elegancia, originalidad y, sobre todo, con intuiciones que, si no son la verdad, se le acercan bastante. No es un libro de greguerías ni de juegos de palabras ni de imágenes sorprendentes ni de ingenios. Es un disparador de estrellas para que cada cual ilumine su cielo nocturno y personal. Ahí van algunas de las que han iluminado el mío. 

Buena travesía a todos.


Quisiera no hablar tanto de Dios; pero decidme algo mejor.

Cuando uno se arrepiente de haber sido bueno, fue tonto, no bueno.

Mi corazón -tac, tac, tac, tac- llama sin cesar, pero qué pocas veces le abro.

Humor: tres letras de humildad y de amor también tres.

Lo peor de aspirar a la fama es que te lleva a envidiar a quien no admiras.

Si el precio de ser feliz es que los tristes piensen que eres tonto, es bastante barato.

La gracia es la belleza en movimiento: fugándose del tiempo.

El alma que se queja en los aullidos de un perro maltratado es la del que lo maltrata.

Tanto afán por la igualdad sólo nos alcanza para repetirnos: "Nadie es más que yo", en vez de: "No soy más que nadie".

Pensar es no estar de acuerdo con nuestras propias ideas.

El tiempo es la paciencia de Dios.

Se puede ser muy bueno y estar muy triste, pero es imposible estar muy alegre y no volverte más bueno.

La poesía es lo que no hace falta que se necesita.

Hay que ser muy famoso para que te cite un tonto.

Clásico es el libro al que teníamos que haber llegado antes.

La mejor poesía es una reseña de la creación del mundo.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
excelentes reflexiones.
25 neutonios reflexiona2.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Se trata de un buen libro. NO me ha resultado difícil encontrar muchas reflexiones jugosas como estas. 25 neutonios.