lunes, 5 de noviembre de 2018

Igual que lava oscura, de Inmaculada Moreno

Uno de los propósitos que he retomado de mi cuaderno de propósitos es no utilizar pantallas después de la cena, sino solo libros, en especial, poesía y aforismo. Es un propósito que peligra constantemente porque las pantallas se pasan día y noche reclamando mi atención.

Una de esas lecturas nocturnas ha sido Igual que lava oscura, de Inmaculada Moreno (Renacimiento, 2008)

Es un poemario sereno y desnudo, es decir, sin estridencias y sincero, con finales de impacto lento y reflexivo. Una de las ideas principales que vertebra el libro es el desamparo en que consiste ser individuo arrojado a una existencia donde somos siempre eso, un individuo, separado, distinto del resto del cosmos.

Detrás de cada verso está la prueba 
de cuánta soledad cabe en el hombre.

¿Y qué puede hacer uno en la vida sino deshacer oscuridades y desamparos mediante el amor, la amistad y la poesía? Eso sí, a sabiendas de que ni así siquiera lograremos el equilibrio o la dicha a la que nos sentimos llamados y cuya búsqueda es precisamente la que nos mueve a actuar (porque “la vida es esta sed”) en un mundo que puede prescindir de nosotros.

A estas horas la noche
ya se ha hecho a la casa.

Me parecen unos estupendos versos donde se manifiesta la sabiduría vital que consiste en aceptar la oscuridad del mundo en que levantamos nuestra casa y que a la vez la protege y a la que a la vez nos hemos habituado.

De todos los poemas logrados y bien tallados de Inmaculada Moreno me quedo con este:

¿De dónde es este miedo?
¿Cómo surge y por qué su persistente
vértigo diminuto y misterioso,
este desequilibrio blando
que sostiene las cosas?
¿Y cuándo perdí pie, dónde lo hice?
¿Por qué tengo los hombros tan desnudos?

Por todo ello, gracias, Inmaculada. Dios te bendiga.

6 comentarios:

Inmaculada Moreno dijo...

Gracias por tu lectura atenta, por tu generosidad.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Un placer.

Mara dijo...


Difícil ausentarse de las pantallas, pero es la mejor elección y si a cambio hay unos versos maravillosos como los que compartes no se puede pedir más. Me ha encantado pasar por aquí. Saludos.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Mara, es algo que recomiendo mucho: después de la cena, un momento de paz, sin ruidos, ni agobios ni lucecitas, solo buena literatura, hasta que se cierren los ojos. Encantado de saludarte.

David dijo...

Yo lo intento también. En un Kindle.

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
buena idea, descansar por la noche, que para eso está. A veces no queda más remedio que aprovechar esas horas para acabar trabajos, pero la lectura siempre será la mejor opción.
Buen poema el que nos presenta usted hoy.
25 neutonios pantalleros.