Tomás Tuerzo es el fundador del estilo hipnótico, consistente en sacarle el máximo partido al lenguaje, violentando incluso su gramática, hasta conseguir que todo el texto se convierta en un máximo de posibilidades expresivas, en una figura literaria multiforme y alucinógena que induzca al lector a la hipnosis con el fin de encontrar la raíz de sus traumas. Es, pues, una literatura terapéutica. En efecto, una metáfora que sea a la vez calambur, retruécano, lítotes, aliteración, hipálage, onomatopeya, prosopopeya y tocatelapeya, provoca en la psique efectos alucinógenos.
Muestra del estilo hipnótico tomásico es el siguiente fragmento de una novela titulada Por muncho que hubimos anduvido, fracasúvimos en el inténeto, donde el autor no duda en prefijar pronombres personales, poner verbos en diminutivo, añadir y quitar sílabas…:
A, ante, bajo, con, contra, de, desde, en…. sin, so, sobre, tras ti superte quierito teniendazo en cuentilla que mi tu curacoracoracorazón requeteés inclitigurribingabidignisimísimísimo. Porqueíto archiestoy hastita los mismisimísimos cojontestibolicaducifolios de que me te le sobreinterroguerrogues constantinuamente, constantevientre. ¿Teíto enteras, so pitufizopencatarrángana?
El estilo hipnótico es también muy utilizado en los exorcismos, sobre todo por parte de los endemoniados.