lunes, 24 de febrero de 2020

El amor es ahora, de Pedro Sevilla

He terminado de leer estas memorias del poeta Pedro Sevilla, bendecidas de sinceridad, emoción y transparencia por lo que cuenta y el modo de contarlo. He tocado con su lectura un poco la gracia y el amor que sostiene el mundo, porque no hay ni un solo momento en todo el libro, ni siquiera cuando se cuenta lo peor que le puede pasar a alguien, en que no haya una mirada amable sobre todas las cosas y todas las personas: la simpatía de las vecinas, del cura, la ternura incondicional de Josefa, los poetas, etc...

Siempre he pensado que la poesía es la manera más elegante de desnudarse, como en estas memorias ha hecho Pedro Sevilla, que da la sensación de abrirnos la puerta de su corazón desde luego no para exhibirse sino con la libertad de los niños, bajo la luz directa de unas vidrieras catedralicias, como san Agustín en sus Confesiones.

Y lo hace sin caer en el tópico ni en el rebuscamiento. Su don es sorprender desde la naturalidad.

La poesía, como Dios y el amor, nos salva del olvido y de la muerte. Y ese alto cometido ilumina este libro desde la primera palabra hasta su final.

Siempre me ha sobrecogido la indiferencia del mundo ante la muerte de lo más importante del mundo: una persona. Con razón mi padre, cuando lloraba de niño en el funeral de su madre, no entendía que a unos metros de él un hombre se estuviera riendo con no sé qué cosas.

Qué bien lo expresa Pedro Sevilla en estas líneas, con las que recomiendo encarecidamente su lectura

"El sol, la luna, las estrellas, el río, no saben que mi madre ha muerto y siguen con sus brillos y sus matemáticas, con sus aguas abajo. Solo cuando los miro o los evoco, se ponen tristes."

lunes, 17 de febrero de 2020

José Antonio y Federico, de Jacobo Roger

Felicito a Jacobo Roger por su José Antonio y Federico, aquí, recién estrenada por Francachela en Valencia y premiada por la SGAE. Se trata de una obra de teatro que recrea la amistad de ambos hombres poco antes del inicio de la guerra que los mató a los dos.

No son contrarias sus personas sino los mitos en que los bandos contrarios los convirtieron. A ambos hombres los unía el amor a la poesía, al Siglo de Oro, a España, a los desfavorecidos, y un sincero deseo de elevar el pueblo a la poesía, frente a quienes pretendían utilizar la poesía como arma de la lucha social. Coincidían además en los gustos estéticos: no solo en sus gustos y sus maneras de vestir, sino también en su veneración por la tradición española a la vez que conectaban con las vanguardias del momento.

La poesía hace más amigos, y mejores, que la política.

Sea bienvenida, pues, esta obra con la compañía de la Francachela, en una España de nuevo dividida en bandos que nos hacen creer que lo más importante de una persona es su opinión política cuando en realidad esta es, al menos en mi caso, menos del cinco por ciento de todo lo que yo soy: poeta, profesor, amigo, hijo, padre, compañero, deportista, traductor, profesor de griego y un sinfín de cosas mucho más interesantes.

Te felicito, Jacobo Roger, por desenvolverte con desparpajo, imaginación, simpatía y sin despropósitos por este terreno minado que es la amistad que tanta gente hay empeñada en negar para que no se les hundan los mitos de sus garitos ideológicos. Viva el tango de la cocaína y todo lo que tus dos personajes tengan a bien bailar.

Si mis Rosas de plomo han inspirado a obras como esta, me doy más que por satisfecho.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Unas liras de Beatriz Villacañas

Tengo el honor de que la poeta Beatriz Villacañas me haya dedicado estas liras. Estoy tan agradecido, que allí donde vaya las voy a llevar puestas, como el niño al que le regalan unos patines nuevos.

Cuando era adolescente me aprendí de memoria las liras de san Juan de la Cruz, y desde entonces es para mí un metro muy querido.

Gracias de nuevo, Beatriz, por regalo tan delicado.

CON LIRAS CELEBRANDO A JESÚS COTTA LOBATO
Por ti van estas liras,
Jesús Cotta Lobato, sabiamente
tú ves siempre que miras,
y la verdad, presente,
habita en tu palabra, que es valiente.

 Sabes de trascendencia,
de la vuelta al Origen del camino,
conoces bien la esencia
de lo grecolatino,
de su arraigada unión a lo divino.

Belleza con verdad
en tu palabra habitan, son mensaje
de la inmortalidad:
esencial equipaje
en nuestra humana vida y su viaje.

lunes, 10 de febrero de 2020

Cuando me lo explicó mi padre

Los hombres se dividen entre los que no recuerdan cuándo y los marcados por el momento exacto en que nuestro padre, por ciertas preguntas nuestras, nos tomó la mano y nos lo explicó, sin ironía, sin tecnicismos ni palabras soeces, sonriente, y quedamos desde entonces estupefactos y bendecidos.

lunes, 3 de febrero de 2020

Oración a Federico García Lorca

Federico García Lorca, tú,
el niño grande que al final del cuento
ya no viste el cañón que te apuntaba
ni sentiste patadas en el pecho
ni estrellas que miraban a otro sitio
ni el insondable foso de tu miedo;
sino a la Virgen con sus siete espadas
a hombros de sarasas y toreros
que lloraban por ti, novio de España,
y un ángel te bordaba en su pañuelo
con gorriones saliendo de tu boca
y arrastrando tu alma contra el viento.

Federico García Lorca, tú
que fuiste todo para todo el pueblo,
tú, que lidiaste bestias ideológicas
y no les revelaste tu secreto;
que en labios de mi madre me has mecido
y hoy bendices mi barba con un beso,
que escribes óperas de estrellas por
los siglos de los siglos y los versos;
tú, ruega por nosotros, los poetas
para que hablemos sin bozal ni miedos
contra la oscuridad que acecha al mundo
y a favor de lo bello e indefenso
ahora y en la hora de la muerte,
así en la tierra como en el cielo.
Así sea.

De mi libro Niños al hombro