No hay cosa más aburrida y estúpida y victimista que el
nacionalismo, el sentirse importante y diferente por haber nacido en un lugar
concreto. ¿Qué mérito tiene eso? Uno es español o inglés por casualidad, no por
naturaleza. Lo importante de uno es que es una persona. Lo demás son detalles
por los que no vale la pena pelearse.
Yo he conocido gente interesantísima que, cuando se les tocaba el tema nacionalista, se volvían estúpidos, monótonos y a veces agresivos. Lástima de hombres.
Cuanto más grande y variada es una nación, tanto más humana
es, porque da cabida a tanta más gente. La verdadera patria humana es la
Tierra. La civilización nuestra es Europa. Y nuestra nación España. Lo demás
son catetadas. A lo que hay que aspirar es a que nuestra nación sea Europa, que
es más grande que España, no a que mi nación sea esa zona difusa e inventada
donde se come butifarra o gazpacho.
España es de todos los españoles. No hay provincias de
España que sean de unos españoles más que de otros. Por tanto, el derecho de
autodeterminación no existe. Además, los derechos son individuales, no
colectivos. Existe el derecho individual a hablar mi lengua, a tener mi religión,
a elegir mi escuela, etc., pero no existe ningún derecho a que mi país tenga
las fronteras que yo digo, se llame como yo quiero e incluya a quienes tengan
las características que a mí me resulten simpáticas.
El nacionalismo no es más que un racismo cultural feo y
oligofrénico que cunde entre los que quieren sentirse superiores no por algo
que han hecho por sus propios méritos, sino por algo que son sin mérito ninguno.