La primera prueba es que yo los vi cuando era niño, justo en el momento en que salían del patio de mi casa. El camello de Melchor aún mascaba la hierba que un hermano mío y yo habíamos recogido el día anterior, y Gaspar dio un sorbo a su copita de anís y el resto lo derramó en una maceta que al día siguiente amaneció con resaca la pobre. Y Baltasar se arremangó la túnica para dar un salto impresionante y montar en su camello. Cuando me desperté, descubrí un rastro de oro en el patio.
La segunda prueba es que yo todos los años les pido a los Reyes Magos que mis alumnos empiecen el año con muchas ganas de trabajar y de aprobar. ¡Y siempre me lo conceden! Es cierto que, una semana después de volver de las vacaciones, a muchos se les ha olvidado ese propósito de año nuevo, pero siempre hay alguno que remonta el vuelo a partir de enero.
La tercera y definitiva prueba de su existencia es que los Reyes Magos no son los padres, sino que, en todo caso, los padres son los Reyes Magos. Pero incluso los hijos de los padres que no lo saben reciben por un cauce o por otro los regalos que los Reyes Magos les hacen llegar. Son muchos los padres que encargan a los Reyes Magos regalos para los niños que no tienen padres o que los tienen en la cárcel.
Estas tres pruebas demuestran, a mi entender, su existencia actual.
Además de existentes, los Reyes Magos son convenientes. Para empezar, son personajes históricos y además la mar de simpáticos, porque se negaron a seguirle el juego a Herodes, el asesino de niños.
En segundo lugar, como son tres, traen más regalos que Papá Noel.
En tercer lugar, son de tres razas distintas y, por tanto, muy multiculturales. Si alguna tradición española sirve para integrar a los inmigrantes, ¡son ellos tres!
Y en cuarto lugar, cada año siguen una estrella que los niños y los que aún no hemos matado al niño que llevamos dentro seguimos con toda la ilusión del mundo, nos lleve donde nos lleve.
Por todo ello, os deseo a todos para esta navidad y el año que viene el oro de la prosperidad, el incienso del cariño y la mirra de la salud.
Rin rin.
Feliz Navidad, Merry Christmas, Joyeux Noël, Buon Natale, Kalá jristoúgenna.
viernes, 22 de diciembre de 2017
jueves, 21 de diciembre de 2017
Feliz Navidad
En el sueño que envió
el ángel a san José
ya estábamos tú y yo
caminito de Belén.
Que la estrella de Belén os traiga el oro de la prosperidad, el incienso del amor y la mirra de la salud.
Feliz Navidad.
jueves, 14 de diciembre de 2017
Un espontáneo en un café filosófico
La semana pasada, el tema de la tertulia filosófica era la infidelidad. Comenzamos dando varias vueltas a las diferencias entre el amor erótico y los otros amores y, entonces, un señor de unos sesenta años que estaba pintando en el bar donde estábamos, nos oyó decir palabras como "amor", "deseo", "sexo" y, ni corto ni perezoso, se arrancó e irrumpió para proclamar con un vozarrón y sin titubeos y mirándonos fijamente a todos:
-¿El amor? Eso es a los catorce años. Después solo sexo. Y al final, cuando a la mujer le viene la menopausia, se pone encendía y eso es una maldición para el hombre que tenga que satisfacerla.
Y se fue.
Después de eso, discutimos si era preferible confesar al consorte una cana al aire porque tenía derecho a saberlo o si era mejor callarlo para no descargar en él nuestra conciencia; nos dispersamos en torno a la gran cuestión de qué era realmente la intimidad de una persona, si lo que hacía con su cuerpo era más íntimo que lo que hacía con su pensamiento, y si era o no infidelidad fantasear con otra persona, ver pornografía, tontear; y si la fidelidad tal como se entendía (exclusividad sexual) no era más que un disfraz de la posesión o más bien era el custodio de algo hermoso como el amor.
Pero se nos olvidó discutir la veracidad de las etapas y los conceptos de la aseveración de aquel espontáneo que hablaba desde su propia experiencia.
-¿El amor? Eso es a los catorce años. Después solo sexo. Y al final, cuando a la mujer le viene la menopausia, se pone encendía y eso es una maldición para el hombre que tenga que satisfacerla.
Y se fue.
Después de eso, discutimos si era preferible confesar al consorte una cana al aire porque tenía derecho a saberlo o si era mejor callarlo para no descargar en él nuestra conciencia; nos dispersamos en torno a la gran cuestión de qué era realmente la intimidad de una persona, si lo que hacía con su cuerpo era más íntimo que lo que hacía con su pensamiento, y si era o no infidelidad fantasear con otra persona, ver pornografía, tontear; y si la fidelidad tal como se entendía (exclusividad sexual) no era más que un disfraz de la posesión o más bien era el custodio de algo hermoso como el amor.
Pero se nos olvidó discutir la veracidad de las etapas y los conceptos de la aseveración de aquel espontáneo que hablaba desde su propia experiencia.
martes, 12 de diciembre de 2017
Por los amigos
;Me he dado cuenta de que actúo con mis amigos igual que ellos conmigo: tiendo a absolverlos siempre que me cuentan algo, porque para regañar ya están sus padres o sus esposas. Pero siempre me atormenta la duda: si a un hijo mío le desaconsejo las borracheras, los cuernos, los porros, la venganza, el enchufe, la recomendación, ¿por qué se los consiento a los amigos que me consultan? Es más, ¿por qué a veces les ayudo un poquitín?
¿Será eso un problema: que por amistad no me quedo en las puertas del infierno, sino que a veces meto un pie dentro?
¿Será eso un problema: que por amistad no me quedo en las puertas del infierno, sino que a veces meto un pie dentro?
viernes, 8 de diciembre de 2017
lunes, 4 de diciembre de 2017
Plegaria
Has hecho a Adán con músculos de liquen y a Eva de flores y diamantes y el mundo con la lágrima que un día vertiste enamorado aún no sabías de qué. Te prodigaste tanto al hacerlo todo, son tan rojos tus frutos, que me olvido de Ti cuando los muerdo, cuando busco un Edén donde no te pasees por las tardes ni me preguntes por qué mordí la manzana. No me acabo de enterar de que sin Ti el Edén se convierte en mi propio infierno.
Aún me esperas dentro de mí -con cuánta paciencia- para que pueda disfrutar contigo del Paraíso aquí y ahora.
Que así sea.
Aún me esperas dentro de mí -con cuánta paciencia- para que pueda disfrutar contigo del Paraíso aquí y ahora.
Que así sea.
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