lunes, 31 de mayo de 2021

La falsa tirita

 


Tenía yo unos catorce años cuando uno de nuestros compañeros vino a clase con una tirita en la mejilla. Y todos pensaron que se había cortado al afeitarse, porque era uno de los chicos que ya se afeitaba. Al día siguiente vino otro con una tirita en la frente. Y todos pensaron que se había batido en duelo con alguien en la calle, porque era un tipo bastante fuerte y echado para adelante. Y al día siguiente vino un tercero también con una tirita en la barbilla, y como era un tirillas y además no tenía barba, todos se echaron a reír y lo persiguieron para quitarle la tirita y, cuando se la quitaron, tenía la piel tan lisa como un niño. ¡Lo que se rieron del pobre muchacho! Él intentaba salvar su orgullo jurando por todos sus familiares que se había hecho un corte esa mañana, pero su rostro imberbe y liso le quitaba toda la razón. Yo no salí en su defensa, porque aquello me pareció indefendible, pero sí que me dolió lo mucho que se reían de él, y creo recordar que intenté ser amable con él ese día, pero que él no valoró mi gesto, porque no venía de uno de los chicos que con su carisma lo pudieran haber librado de la mofa cada vez más cruenta, sino de alguien que, como yo, también era víctima a veces de ella. 

Solo ahora me doy cuenta de que, por más que en mi recuerdo he maldecido lo dura y militar que ha sido la vida escolar, debo estar agradecido al Cielo, que me concedió la gracia de sobrevivir a la grosería y la crueldad sin convertirme en ella para sobrevivir a ella. 

(Por cierto, creo que el título de la entrada es una hipálage, porque lo falso no era la tirita, sino la herida, que no existía)

lunes, 24 de mayo de 2021

La verdad de la belleza, de Emilio López Medina

 

Las emociones dotan de luz a la razón... Ahí reside el arte. 

El arte es libre porque no se puede refutar, porque no hay un modelo desde el que refutar. 

El genio lo da Dios, pero el talento lo guía. 

[...] La obra genial es aquella que no cansa, sino que admiramos más cuanto más la contemplamos. 

El arte no reproduce lo que se ve, sino lo que hay que ver. Por todo esto, la falta de canon estético, el todo vale, es uno de las formas del triunfo del Mal. 

Solo se puede crear en un descanso del dolor. 

Entre otras cosas. 

Bravo, Emilio.

martes, 18 de mayo de 2021

Juglares de Nuestra Señora

 Acaba de salir una antología a cargo de los poetas José Julio Cabanillas y Carmelo Guillén con poemas de autores españoles contemporáneos dedicados a la Virgen María, y entre los que tengo el gusto de figurar junto con poetas que admiro hondamente. La poesía española nació florida en torno a Nuestra Señora y, de hecho, nuestro Federico García Lorca, estaba leyendo precisamente Los milagros de Nuestra Señora en casa de Luis Rosales, poco antes de morir y, ante las risas de sus asesinos, invocó el nombre de la Virgen. 

Figurar en este florilegio es para mí uno de los orgullos más grandes: siempre me he considerado un juglar de Nuestra Señora, siempre ha sido ella para mí lo más sublime y delicado del universo. Y la anécdota que cuento en uno de los dos poemas es radical y felizmente cierto. Para quien guste, aquí, en la librería San Pablo

sábado, 15 de mayo de 2021

Una reseña sobre Homo mysticus

Muchísimas gracias a Carlos Marín Blázquez por esta elogiosa reseña de Homo mysticus.
Lo que más me gusta de ella es su referencia a la anécdota de adolescente que en ella confieso detallada y verazmente: ese instante de mi vida explica muchas cosas.

lunes, 10 de mayo de 2021

Rehumanismo

 

Desde que en la Ilustración el hombre intentó fundamentar su dignidad no en el hecho de ser imago Dei sino un ser dotado de razón, comenzó a cavar la tumba de su propia dignidad, porque la razón sirve tanto como para considerarnos dioses como para considerarnos escoria: si no hay un emperador que nos corone, no somos reyes, sino que solo queremos ser reyes, pero también podemos querer ser un animalillo más. Y de hecho desde entonces han comenzado a cundir las visiones misántropas del hombre, lo que yo llamo contrahumanismos: el materialismo que nos reduce a ser una parte de la materia; el cientifismo que niega el misterio de nuestra existencia; las ingenierías sociales a las que les sobra la libertad individual; el animalismo que considera un crimen matar un pollo para alimentar a un niño; el abortismo que considera un derecho matar al hijo antes de nacer; el creciente utilitarismo, la eugenesia que está creciendo en la oscuridad, el concepto mismo de superpoblación; la expansión del feísmo, la pornografía, la exhibición descarnada de la intimidad, la desvinculación de sexo y amor; etc… Urge recuperar la dignidad humana para acabar con esta ola de contrahumanismo; pero ya no podemos basarla solo en la razón, porque esta sirve también para dinamitarla, y tampoco podemos dar por hecho que, en una sociedad tan variada, todos van a aceptar que somos imago Dei, porque para ello se necesita fe, y la fe no se alcanza por un acto de la voluntad, sino que es un don. Así que creo que una manera de unir a personas dispares, pero sinceramente preocupadas por la deriva contrahumanista de nuestros días, es fundamentar la unicidad y grandeza del hombre en su capacidad de Dios, es decir, en ser la única criatura del cosmos, al menos que se sepa, capaz de apelar a una realidad que no sea el cosmos, una realidad superior y anterior al cosmos, es decir, Dios. 

Lo explico con más detenimiento aquí en esta entrevista que me han hecho a propósito de Homo mysticus.

lunes, 3 de mayo de 2021