sábado, 28 de febrero de 2009
El amor y la literatura
A algunos escritores nos viene muy bien ser padres. Si no tuviéramos retoños a los que dedicar tiempo y cariño, nos encerraríamos en nuestras torres de cristal y allí pasaríamos horas de soledad con las musas, total, para acabar una novela que se lee en tres días, que no dejará muchas huellas en los lectores y eso si consigue uno que se la publiquen. Por muy bueno que sea el quijote, no supone en mi vida ni el cuarto de un cuarto de un cuarto del amor que me dan mis hijas, así que ¿qué pinto robándoles horas a ellas para dedicárselas a esa maldita novela?
viernes, 27 de febrero de 2009
Albania
Durante una excursión de verano, en Grecia, conocí a un albanés. Me preguntó de dónde era yo y yo, para jugar un poco, le propuse que lo adivinara. Muy serio, me respondió:
-No juego a las adivinanzas.
Un poco estupefacto por su respuesta, me apresuré a decirle que era español. Y entonces él me propuso un juego que a él sí le gustaba: cada uno tenía que decir lo que sabía del país del otro. Y muy entusiasmado comenzó su retahíla:
-Toros, Buñuel, Sagrada Familia, Isabel y Fernando, Picasso, Dalí, paella...
Y cuando terminó, me tocó a mí decir lo que sabía de Albania. Pero yo sólo sabía que en Albania se hablaba albanés, lengua de origen indoeuropeo, y que allí vivían los albaneses. Punto. Bueno, sabía algo de su férreo régimen político, pero me guardé de decírselo. Menos mal que no se tomó a mal mi ignorancia, porque resulta que era un albanés de origen griego y se sentía griego, no albanés. De hecho se llamaba Aristóteles.
Si yo me llamara Aristóteles y tuviera que vivir en Albania, lo primero que habría hecho, como Aristóteles, es huir a Grecia.
-No juego a las adivinanzas.
Un poco estupefacto por su respuesta, me apresuré a decirle que era español. Y entonces él me propuso un juego que a él sí le gustaba: cada uno tenía que decir lo que sabía del país del otro. Y muy entusiasmado comenzó su retahíla:
-Toros, Buñuel, Sagrada Familia, Isabel y Fernando, Picasso, Dalí, paella...
Y cuando terminó, me tocó a mí decir lo que sabía de Albania. Pero yo sólo sabía que en Albania se hablaba albanés, lengua de origen indoeuropeo, y que allí vivían los albaneses. Punto. Bueno, sabía algo de su férreo régimen político, pero me guardé de decírselo. Menos mal que no se tomó a mal mi ignorancia, porque resulta que era un albanés de origen griego y se sentía griego, no albanés. De hecho se llamaba Aristóteles.
Si yo me llamara Aristóteles y tuviera que vivir en Albania, lo primero que habría hecho, como Aristóteles, es huir a Grecia.
jueves, 26 de febrero de 2009
La alcubilla
La alcubilla es un venero que nace de la roca viva en los Manjones, el caserón donde nació mi madre. Ni en el verano más seco ha dejado de manar. Está protegida por una vieja construcción con una puertecilla, para que no se metan sapos o culebras. Cuando uno la abre y mete en ella la cabeza, quedan atrás las cigarras atronando el campo, la canícula asolándolo todo, y ella, la alcubilla, como una virgen amable, como un hada invisible, te rocía la cabeza y la boca de frescura. ¿Cómo puede ser siglo tras siglo tan pura y tan fresca un agua que recorre las vetas quilométricas de la maltratada Tierra? Siempre he pensado que la Tierra posee, como los niños, una gracia natural que le cura todas las heridas.
Cuando estoy harto de ciudad y de cemento y de cartas de banco y de mí mismo, cierro los ojos y me veo allí asomado, a la alcubilla y ella me cura un poco la tristeza.
Cuando estoy harto de ciudad y de cemento y de cartas de banco y de mí mismo, cierro los ojos y me veo allí asomado, a la alcubilla y ella me cura un poco la tristeza.
miércoles, 25 de febrero de 2009
El principio de causalidad
Llevaba yo a mis niñas al cole y la pequeña me preguntó por qué estaban encendidas aún las farolas si ya era de día.
-¿Quieres que las apague? –le pregunté. Fue una machada por mi parte, lo reconozco.
-¡Sí! –respondió ella.
Entonces, con un gesto mágico de la mano, les ordené a las farolas que se apagaran. ¡Y se apagaron!
Desde ese día, desde ese guiño de Dios, me costó mucho explicarles a mis hijas que yo no tenía poderes. En ellas, gracias a una casualidad, funcionó el principio de causalidad, que debe ser una idea innata: si A sucede justo antes de B, A debe ser la causa de B. Y, para desmontar ese razonamiento, tuve que hacerles una adaptación curricular de la crítica de Hume al principio de causalidad.
Desde entonces no hay alumno mío que no lo entienda.
-¿Quieres que las apague? –le pregunté. Fue una machada por mi parte, lo reconozco.
-¡Sí! –respondió ella.
Entonces, con un gesto mágico de la mano, les ordené a las farolas que se apagaran. ¡Y se apagaron!
Desde ese día, desde ese guiño de Dios, me costó mucho explicarles a mis hijas que yo no tenía poderes. En ellas, gracias a una casualidad, funcionó el principio de causalidad, que debe ser una idea innata: si A sucede justo antes de B, A debe ser la causa de B. Y, para desmontar ese razonamiento, tuve que hacerles una adaptación curricular de la crítica de Hume al principio de causalidad.
Desde entonces no hay alumno mío que no lo entienda.
martes, 24 de febrero de 2009
Los niños y las golosinas
Yo era capaz de llorar dos horas seguidas en la tienda de mi madre, delante de las clientas, para que me diera una peseta para comprar chucherías. El llanto de un niño petardo durante una hora pone de los nervios a cualquiera, pero no a mi madre, que tenía por entonces seis hijos.
Yo no entendía aquella crueldad: ¿cómo era posible que tanto llanto casi nunca tuviera su recompensa? Y lo entendí tres años después, cuando tuve por vecino a un niño a quien su madre nunca le negó las chuches.
¡Por favor, amigos que seáis padres, negadles los caprichitos a los niños un mínimo de dos veces de cada tres!
Yo no entendía aquella crueldad: ¿cómo era posible que tanto llanto casi nunca tuviera su recompensa? Y lo entendí tres años después, cuando tuve por vecino a un niño a quien su madre nunca le negó las chuches.
¡Por favor, amigos que seáis padres, negadles los caprichitos a los niños un mínimo de dos veces de cada tres!
lunes, 23 de febrero de 2009
Que por mayo, era por mayo
Había en mi antiguo instituto un chico que no hablaba en clase, pero que tampoco abría un libro. Algunos profes se lo consentían y otros lo expulsaban. Como yo era por entonces y por desgracia vicedirector, lo trataba mucho y me contó que su hermano, con veinte años, estaba en la cárcel y que tenía un gorrión.
-¿Un gorrión? -le pregunté.
-Sí, los gorriones anidan en la cárcel y el que puede cría uno y lo mima, lo cuida, le da de comer... Los gorriones allí están muy cotizados. A mi hermano le han ofrecido por el suyo un montón de dinero.
-¿Y no lo vende?
-¡Qué va! ¡Con el trabajito que le costó atraerlo hasta su reja!
domingo, 22 de febrero de 2009
Razón y corazón
Mis alumnos se empeñan en que, cuando un hombre mata o viola, pierde su derecho a la vida. En vano yo les digo que los derechos se tienen por ser persona, no por ser bueno. Pero ellos, hala, a defender el linchamiento público de violadores. Yo les digo:
-Y cuando vuestro hijo venga de linchar a alguien, ¿les besaréis esos bíceps tan noblemente ejercitados?.
Y ellos:
-Si un canalla viola y mata a tus hijas, ¿tú no lo matarías?
Y yo intento explicarles que una cosa es lo que a uno le entran ganas de hacer y otra lo que se debe hacer.
Sin embargo, el otro día un ciclista estuvo a punto de atropellar a mis hijas en la acera y yo apreté los puños como un hombre de las cavernas.
-Y cuando vuestro hijo venga de linchar a alguien, ¿les besaréis esos bíceps tan noblemente ejercitados?.
Y ellos:
-Si un canalla viola y mata a tus hijas, ¿tú no lo matarías?
Y yo intento explicarles que una cosa es lo que a uno le entran ganas de hacer y otra lo que se debe hacer.
Sin embargo, el otro día un ciclista estuvo a punto de atropellar a mis hijas en la acera y yo apreté los puños como un hombre de las cavernas.
sábado, 21 de febrero de 2009
Si yo fuera rico, dubidubidubi
Hay cosas que no mejorarían si yo fuera más rico y me he dado cuenta de que son precisamente las que más me importan:
-no escribiría mejor
-no sería más guapo ni mejor amante ni estaría más sano ni me crecería más el pelo y otras cosas
-no me querrían más
-no serían mejores mis entradas en esta bitácora
-no tendría menos defectos
-no dejaría de ser obsesivo-compulsivo
-no disfrutaría más en la playa de lo que disfruto ahora
-no tendría más ángeles de la guarda
Hay otras cosas que sí mejorarían bastante si yo fuera más rico. Pero ¿para qué hacer una lista si no lo soy?
-no escribiría mejor
-no sería más guapo ni mejor amante ni estaría más sano ni me crecería más el pelo y otras cosas
-no me querrían más
-no serían mejores mis entradas en esta bitácora
-no tendría menos defectos
-no dejaría de ser obsesivo-compulsivo
-no disfrutaría más en la playa de lo que disfruto ahora
-no tendría más ángeles de la guarda
Hay otras cosas que sí mejorarían bastante si yo fuera más rico. Pero ¿para qué hacer una lista si no lo soy?
viernes, 20 de febrero de 2009
Mis primeras lentejas
Cuando me fui de la casa paterna para trabajar como profe de griego en Linares, aprendí a cocinar gracias a las detalladas recetas de quienes me querían bien.
Como soy un espíritu creativo, me gustaba innovar con lo poco que sabía y, como sabía muy poco, mis innovaciones eran horribles. Por ejemplo, le echaba al puchero todo lo que se me ocurría, en la idea de que encontraría una combinación genial y, a veces, yo, que tengo un estómago a prueba de bombas y un paladar muy acomodaticio, era incapaz de tragármelo. Esto demuestra que, para crear bien, hay que saber antes más y mejor.
Una de mis primeras víctimas fue mi amigo Felipe.
-¿Te gustan las lentejas? –le pregunté.
-Lo que más –me respondió.
Y aquellas lentejas, que no estaban muy buenas, sellaron el inicio de una gran amistad. Pero si Esaú las hubiera probado, se habría arrepentido a la primera cucharada de haberle vendido a Jacob su primogenitura por ellas.
Como soy un espíritu creativo, me gustaba innovar con lo poco que sabía y, como sabía muy poco, mis innovaciones eran horribles. Por ejemplo, le echaba al puchero todo lo que se me ocurría, en la idea de que encontraría una combinación genial y, a veces, yo, que tengo un estómago a prueba de bombas y un paladar muy acomodaticio, era incapaz de tragármelo. Esto demuestra que, para crear bien, hay que saber antes más y mejor.
Una de mis primeras víctimas fue mi amigo Felipe.
-¿Te gustan las lentejas? –le pregunté.
-Lo que más –me respondió.
Y aquellas lentejas, que no estaban muy buenas, sellaron el inicio de una gran amistad. Pero si Esaú las hubiera probado, se habría arrepentido a la primera cucharada de haberle vendido a Jacob su primogenitura por ellas.
jueves, 19 de febrero de 2009
Diccionario III
acto: en la filosofía aristotélica, lo que sigue a la potencia. A más potencia, más acto. El sueño de muchos varones es morir en el acto, a ser posible en el salón de actos (también llamada alcoba)
amarrón: marrón, con añadido de a eufónica
arrascarse: rascarse, pero con gusto y saña
bañisquerío: alboroto y trajín veraniego de niños entrando y saliendo de la piscina y que chorreando agua entran en la casa en busca de toallas que luego dejan tiradas en el suelo mientras la madre grita: "¡Qué hartita estoy de bañisquerío!"
chiribindriqui: noúmeno, la cosa en sí
chorraera: en Málaga, tobogán
marillo: amarillo que le ha prestado la a al amarrón
miembra: miembro del género femenino, no se sabe muy bien cuál
oviparanoia: paranoia del mamífero que se cree ovíparo. Leda es la primera oviparanoica documentada
persono: persona de género masculino; conviene distinguir en todo momento entre persona y persono, porque lo más importante de las personas y personos no es su condición humana, sino lo que esconden en la entrepierna
Tetis: divinidad marina que tenía muchas tetis
amarrón: marrón, con añadido de a eufónica
arrascarse: rascarse, pero con gusto y saña
bañisquerío: alboroto y trajín veraniego de niños entrando y saliendo de la piscina y que chorreando agua entran en la casa en busca de toallas que luego dejan tiradas en el suelo mientras la madre grita: "¡Qué hartita estoy de bañisquerío!"
chiribindriqui: noúmeno, la cosa en sí
chorraera: en Málaga, tobogán
marillo: amarillo que le ha prestado la a al amarrón
miembra: miembro del género femenino, no se sabe muy bien cuál
oviparanoia: paranoia del mamífero que se cree ovíparo. Leda es la primera oviparanoica documentada
persono: persona de género masculino; conviene distinguir en todo momento entre persona y persono, porque lo más importante de las personas y personos no es su condición humana, sino lo que esconden en la entrepierna
Tetis: divinidad marina que tenía muchas tetis
miércoles, 18 de febrero de 2009
Casi místico
No sé vosotros, pero yo, con la música, la poesía y la contemplación de la naturaleza, siento un anhelo de un no sé qué muy hondo y más grande que yo y que no sé lo que es, pero que es. Es un impulso a la belleza y lo infinito, un empuje hacia las estrellas, un ensanchamiento del pecho y una vibración similar a la que debe sentir la tierra reseca cuando le cae la primera gota de lluvia. Sin embargo, siempre me quedo en la primera gota. Nunca me inundo. Quisiera ser invadido totalmente por ese sentimiento, pero, como no tomo pastillas ni setas alucinógenas, nunca alcanzo el éxtasis del todo, aunque incendie el mundo para inspirarme, como Nerón incendió Roma.
Cuando salgo de mis minitrances, otra vez vuelvo al mundo, que, como dijo Nosequién, es demasiado cotidiano.
Cuando salgo de mis minitrances, otra vez vuelvo al mundo, que, como dijo Nosequién, es demasiado cotidiano.
martes, 17 de febrero de 2009
Un ladrón de conexiones y un salvador informático
El mismo día en que contraté la conexión inalámbrica, antes de que me diese tiempo de ponerle una contraseña, algún vecino me la robó y le puso una contraseña que me impedía utilizar mi propia conexión. Vinieron a casa unos técnicos a arreglarlo. Ni siquieran respondieron al gentil saludo de mis hijas. Tardaron en arreglarlo una hora, mientras yo leía Oír la luz, de Eloy Sánchez Rosillo (libro de poesía que recomiendo vivamente), y algo le hicieron a mi ordenata, que, diez minutos después de irse ellos, comenzó a abrir ventanas extrañas que le han acabado introduciendo ciento treinta virus y que me impiden trabajar. Como no ha habido manera de demostrar a la empresa que es por culpa de los técnicos, mi hermano David se ha pasado todo este domingo arreglando el desaguisado. Gracias, David, siempre me estás sacando de apuros.
Yo, como no sé informática, sino griego antiguo, no tengo una lista de espera de gente preguntándome qué le pasa a su ordenador. Pero, ¡cómo me gustaría que un amigo me llamara de madrugada desesperado porque no entiende un hexámetro de Homero!
Yo, como no sé informática, sino griego antiguo, no tengo una lista de espera de gente preguntándome qué le pasa a su ordenador. Pero, ¡cómo me gustaría que un amigo me llamara de madrugada desesperado porque no entiende un hexámetro de Homero!
lunes, 16 de febrero de 2009
El Luisito
Hay episodios en mi vida de los que nunca puedo dejar de arrepentirme. Me refiero al Luisito. Éramos amigos en tercero de EGB, porque no nos gustaban el fútbol ni las peleas. Tenía una larga cabellera rubia y era muy afeminado, lo que en Málaga llaman un moña. Un día me preguntó si me gustaba saltar a la comba y le dije que sí. "¡Entonces somos moñas!", dijo entusiasmado de encontrar un alma hermana. A mí aquella etiquetita tan alegremente asumida por él me escoció en lo más vivo, pero, como soy tan complaciente, no lo quise desilusionar. El problema surgió cuando los compañeros de clase comenzaron a llamarme también moña por juntarme con él. Uno de mis mejores amigos me amenazó con dejar de hablarme si seguía juntándome con el Luisito y me urgía un día y otro a cortar con esa amistad.
Un día, en el autobús que nos traía de vuelta a casa, le dije al Luisito que ya no iba a ser su amigo. Me preguntó por qué y yo me inventé una patraña:
-Ayer te saludé por la calle y tú volviste la cara.
Él me preguntó cuándo y dónde había ocurrido eso y yo insistía en que había ocurrido. Desde entonces, no volvimos a hablarnos. Se buscó otro amigo, mientras yo me libraba poco a poco del sambenito de moña.
Diez años más tarde me lo encontré en la calle y no volvió la cara, sino que me saludó.
Un día, en el autobús que nos traía de vuelta a casa, le dije al Luisito que ya no iba a ser su amigo. Me preguntó por qué y yo me inventé una patraña:
-Ayer te saludé por la calle y tú volviste la cara.
Él me preguntó cuándo y dónde había ocurrido eso y yo insistía en que había ocurrido. Desde entonces, no volvimos a hablarnos. Se buscó otro amigo, mientras yo me libraba poco a poco del sambenito de moña.
Diez años más tarde me lo encontré en la calle y no volvió la cara, sino que me saludó.
domingo, 15 de febrero de 2009
Barbacoas
Yo nunca he encendido la barbacoa, pero el otro día me di cuenta de que debe haber en ella algo que al macho le gusta. Resulta que traje unos langostinos a casa de mi hermano David, para hacerlos a la plancha, y aunque la barbacoa que utilicé era eléctrica porque no me atrevo con la otra, me daba especial placer llevar platos de langostinos humeantes a la gran mesa y poner otra tanda de langostinos mientras me cerveceaba con mis hermanos y mis amigos, como si yo fuera el gran señor de aquella tierra y hubiera cazado para los míos varios venados. Era como una fiesta de la vida y de la muerte.
¡Riau, riau, estos langostinos he cazau!
Si yo me atreviera, como mis otros hermanos, con la barbacoa de verdad, sin mariconadas eléctricas, ¡estaría hecho un toro de puro machote!
Por mucho que haga la ministra de igualdad, me temo que la barbacoa seguirá siendo, durante unos siglos más, feudo del macho.
¡Riau, riau, estos langostinos he cazau!
Si yo me atreviera, como mis otros hermanos, con la barbacoa de verdad, sin mariconadas eléctricas, ¡estaría hecho un toro de puro machote!
Por mucho que haga la ministra de igualdad, me temo que la barbacoa seguirá siendo, durante unos siglos más, feudo del macho.
sábado, 14 de febrero de 2009
La bella durmiente
Eluana Englaro no estaba conectada a ningún aparato ni estaba sometida, que yo sepa, a ningún tratamiento. En su estado vegetativo persistente era capaz de deglutir, abría los ojos de día y los cerraba de noche. No era un caso de encarnizamiento terapéutico ni era una agonizante, como he oído decir. Era una bella durmiente y esperaba a un príncipe que la despertase con un beso. Ya sabemos que esos príncipes no son siempre capaces de penetrar a espada limpia en el bosque de maraña que la enfermedad extiende alrededor de las bellas durmientes, pero las princesas como Eluana nunca pierden la esperanza. Ahora esa esperanza se la ha arrebatado una aguja.
Eluana, allí donde estés, recibe mi beso, aunque tarde.
Eluana, allí donde estés, recibe mi beso, aunque tarde.
viernes, 13 de febrero de 2009
Mi deseo de agradar
Desde niño he sido muy complaciente. Siempre me ha gustado agradar y me ha costado muchos años aprender que no quiero menos a alguien por no seguirle la corriente.
Como yo era tan malo para comer, mi madre, cuando yo no quería abrir la boca, me enseñaba los dientes y emitía algo así como un rugido y, como la primera vez me asustó, abrí la boca y tragué. Luego ella usó el truco cuatrocientas veces más y, aunque yo ya no me asustaba, abría la boca para que ella estuviera contenta.
Mi deseo de agradar me ha llevado a mentir varias veces: ¡cuántas veces me he dejado ganar a la brisca por mi abuela! La pobre tenía el brazo en cabestrillo, devorada por un cáncer. Y con lo que le gustaba la brisca, ¿iba yo a ganar?
Por eso, cuando me ven tan complaciente y me dicen “Sé tú mismo”, yo les respondo que yo mismo soy así de complaciente. No es por bondad: es temperamento.
Como yo era tan malo para comer, mi madre, cuando yo no quería abrir la boca, me enseñaba los dientes y emitía algo así como un rugido y, como la primera vez me asustó, abrí la boca y tragué. Luego ella usó el truco cuatrocientas veces más y, aunque yo ya no me asustaba, abría la boca para que ella estuviera contenta.
Mi deseo de agradar me ha llevado a mentir varias veces: ¡cuántas veces me he dejado ganar a la brisca por mi abuela! La pobre tenía el brazo en cabestrillo, devorada por un cáncer. Y con lo que le gustaba la brisca, ¿iba yo a ganar?
Por eso, cuando me ven tan complaciente y me dicen “Sé tú mismo”, yo les respondo que yo mismo soy así de complaciente. No es por bondad: es temperamento.
jueves, 12 de febrero de 2009
Las matemáticas
A propósito de la última entrada de Baltanás que va de números, quiero confesar que, aunque siempre suspendí en matemáticas y estaba cerca ya de la pubertad cuando comprendí por fin que cuatro por cuatro era lo mismito que sumar cuatro veces cuatro; aunque sólo entiendo los números primos y las raíces cuadradas cada vez que me las explican y luego las olvido en seguida; aunque me aprobaron las matemáticas por pura penita, sin embargo, siempre me han fascinado las matemáticas, lo poco que de ellas entiendo; y, cuanto más tiempo pasa, más comprendo que Pitágoras las adorara.
Siempre me he preguntado: ¿los números están sólo en la cabeza o en la cabeza y a la vez en el universo? Si sólo están en la cabeza, ¿por qué el universo se deja traducir a matemáticas? Pero, si están en los dos sitios, ¿qué demonios son las matemáticas: una realidad no material que a la vez tiene una correspondencia mental?
En fin, comederos de coco.
Y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, también quiero decir que no puedo dejar de acordarme de Eluana Englaro.
miércoles, 11 de febrero de 2009
Yo soy el río
Yo soy el río, adiós, yo soy el río
monte abajo y reboso de la tierra.
He aquí los olmos y éstas son las ranas.
Ya mismo pasaremos bajo el puente.
monte abajo y reboso de la tierra.
He aquí los olmos y éstas son las ranas.
Ya mismo pasaremos bajo el puente.
Yo soy el río, adiós, yo soy el río.
Contempla mis sombrías cañaveras.
Una cierva murió donde ahora estamos
y aquí apagó su sed no sé qué incendio.
¿Te gustan mis cascadas y mis aves?
¿Alguna vez te hirieron mis guijarros?
Yo soy el río, adiós, yo soy el río.
martes, 10 de febrero de 2009
Aforismos X
1. Ni todos los pecados son delito ni todos los delitos son pecado.
2. El talento es un don, no un derecho, y por eso el igualitarista lo niega.
3. Si el verdadero problema no es el sistema ni el mundo, sino el hombre, toda lucha debe ser contra uno mismo.
4. La misoginia es una homosexualidad intelectual.
5. El que se ama mucho a sí mismo acaba haciéndose misántropo.
6. La única manera racional de morir es suicidarse, pero ¿para qué ser racional en el último momento?
7. Sólo los místicos saben que amor, Dios y poesía son lo mismo.
8. Eros está en el pecho y Afrodita un poco más abajo. El amor está en todos los sitios.
9. La rutina nos hace funcionarios del amor; la promiscuidad, sus carroñeros; y el amor, amantes.
10. A don Juan no le gusta la mujer, sino las mujeres.
2. El talento es un don, no un derecho, y por eso el igualitarista lo niega.
3. Si el verdadero problema no es el sistema ni el mundo, sino el hombre, toda lucha debe ser contra uno mismo.
4. La misoginia es una homosexualidad intelectual.
5. El que se ama mucho a sí mismo acaba haciéndose misántropo.
6. La única manera racional de morir es suicidarse, pero ¿para qué ser racional en el último momento?
7. Sólo los místicos saben que amor, Dios y poesía son lo mismo.
8. Eros está en el pecho y Afrodita un poco más abajo. El amor está en todos los sitios.
9. La rutina nos hace funcionarios del amor; la promiscuidad, sus carroñeros; y el amor, amantes.
10. A don Juan no le gusta la mujer, sino las mujeres.
lunes, 9 de febrero de 2009
Gracias a mis seguidores y lectores
Queridos amigos:
Quiero deciros que esta bitácora mía me alegra la jornada una barbaridad. Cuando vengo agobiado del trabajo, estáis ahí sonriéndome, seguidores míos, leyéndome, lectores míos, enlazándome, colegas míos de navegación. En esta bitácora me he puesto melancólico, trágico, furibundo, místico, epigramático, aforístico, pero siempre me habéis soportado, gozado, comentado, refutado con buen gusto y elegancia.
Espero que esta bitácora sea para vosotros, como lo es para mí, una república de libres, el reino de la poesía, del don, de la libertad. Espero que ella contribuya un poco a liberarnos del Gran Hermano, de Mátrix, de la Caverna, de la vulgaridad que nos circunda y que incluso nos circuncida.
Recibid todos mis bendiciones y sed bienvenidos a esta ínsula.
Quiero deciros que esta bitácora mía me alegra la jornada una barbaridad. Cuando vengo agobiado del trabajo, estáis ahí sonriéndome, seguidores míos, leyéndome, lectores míos, enlazándome, colegas míos de navegación. En esta bitácora me he puesto melancólico, trágico, furibundo, místico, epigramático, aforístico, pero siempre me habéis soportado, gozado, comentado, refutado con buen gusto y elegancia.
Espero que esta bitácora sea para vosotros, como lo es para mí, una república de libres, el reino de la poesía, del don, de la libertad. Espero que ella contribuya un poco a liberarnos del Gran Hermano, de Mátrix, de la Caverna, de la vulgaridad que nos circunda y que incluso nos circuncida.
Recibid todos mis bendiciones y sed bienvenidos a esta ínsula.
domingo, 8 de febrero de 2009
Títulos para novelas
Amigos, os regalo los siguientes títulos:
-El demonio del tapir
-De lerdo a psicópata
-No sin mis conductos deferentes
-El hombre que fue vuelve
-Arsa y olé, Manué
-Guerra de guarrillas
-El demonio del tapir
-De lerdo a psicópata
-No sin mis conductos deferentes
-El hombre que fue vuelve
-Arsa y olé, Manué
-Guerra de guarrillas
sábado, 7 de febrero de 2009
Diccionario II
asín: de este modon; vg. "Zaratustra dijo asín"
balompié: júrgol
camapé: sofá muy amplio que, como su nombre indica, sirve también de cama. No confundir con el canapé, que se come
casa piloto: cepo para incautos
chichinabo: unión sexual
chirimoya: chilimolla
irsen: marchaos
magnatario: presidente con cuentas en Suiza, muy frecuente en África y el Caribe
metrallar: afusilar
mondarina: mandarina fácil de mondar
peoma: poema insufrible
precipucio: precipotación del terreno
rascanaso: dedo índice
rascacul: el otro dedo índice
tubo: 3ª pers. sing. del pretérito perfecto simple del verbo tener
vagabundo: vagamundo
vecina del quinto: señora que, en cualesquiera ejemplos, lo mismo sirve para un roto que para un descosido
unacosamugrandequenosepuexplicar: experiencia vital inefable
balompié: júrgol
camapé: sofá muy amplio que, como su nombre indica, sirve también de cama. No confundir con el canapé, que se come
casa piloto: cepo para incautos
chichinabo: unión sexual
chirimoya: chilimolla
irsen: marchaos
magnatario: presidente con cuentas en Suiza, muy frecuente en África y el Caribe
metrallar: afusilar
mondarina: mandarina fácil de mondar
peoma: poema insufrible
precipucio: precipotación del terreno
rascanaso: dedo índice
rascacul: el otro dedo índice
tubo: 3ª pers. sing. del pretérito perfecto simple del verbo tener
vagabundo: vagamundo
vecina del quinto: señora que, en cualesquiera ejemplos, lo mismo sirve para un roto que para un descosido
unacosamugrandequenosepuexplicar: experiencia vital inefable
viernes, 6 de febrero de 2009
De la vida y la muerte
La vida de un hombre es demasiado breve como para leer todos los buenos libros, visitar todos los hermosos lugares y conocer a todas las personas interesantes.
Mi hermano David ha hecho un cálculo de los libros que podrá leer de aquí a que se muera, a razón de dos por semana, y ha concluido que, aunque viviera noventa años, no podría devorar su biblioteca ( y eso, suponiendo que no compre más libros a partir de ahora)
No daríamos abasto ni aun cuando cada día nos diera para leer un buen libro, visitar un lugar hermoso y conocer a alguien interesante.
En medio de esa pequeñez de la vida, ¡qué bien puestas están las estaciones del año, repitiéndose ochenta o noventa años en nuestra vida, para que creamos que vivimos mucho!
Aunque haya otros ciclos más largos que se nos escapan, ochenta o noventa navidades son un número a nuestra medida: no nos hartan, pero tampoco nos faltan. A esa edad, cuando comenzamos a comprender el mundo, nos toca abandonarlo, pero nos ha dado tiempo a hacer muchas cosas. Lo importante es que, al menos, la última sea digna. Bene vixit qui bene moritur. Bien está lo que bien acaba. Perdonado queda quien pide perdón al final. Es un héroe el cobarde que murió salvando a la doncella. Es un buen padre el canalla bebedor que al final dio la vida por sus hijos. Es un soneto estupendo los trece versos mediocres con buen remate.
Mi hermano David ha hecho un cálculo de los libros que podrá leer de aquí a que se muera, a razón de dos por semana, y ha concluido que, aunque viviera noventa años, no podría devorar su biblioteca ( y eso, suponiendo que no compre más libros a partir de ahora)
No daríamos abasto ni aun cuando cada día nos diera para leer un buen libro, visitar un lugar hermoso y conocer a alguien interesante.
En medio de esa pequeñez de la vida, ¡qué bien puestas están las estaciones del año, repitiéndose ochenta o noventa años en nuestra vida, para que creamos que vivimos mucho!
Aunque haya otros ciclos más largos que se nos escapan, ochenta o noventa navidades son un número a nuestra medida: no nos hartan, pero tampoco nos faltan. A esa edad, cuando comenzamos a comprender el mundo, nos toca abandonarlo, pero nos ha dado tiempo a hacer muchas cosas. Lo importante es que, al menos, la última sea digna. Bene vixit qui bene moritur. Bien está lo que bien acaba. Perdonado queda quien pide perdón al final. Es un héroe el cobarde que murió salvando a la doncella. Es un buen padre el canalla bebedor que al final dio la vida por sus hijos. Es un soneto estupendo los trece versos mediocres con buen remate.
jueves, 5 de febrero de 2009
Justicia biológica
En mi viaje de fin de estudios en octavo de EGB fuimos a Mallorca. Por las noches, en el hotel, nos pusimos una vez a jugar a las prendecitas. Era una excusa para empezar con los besitos. Al guapito y chulito del grupo le tocó en suerte darle un beso a la chica más alta y gorda, que tenía, no sé por qué, fama de fea. El guapito se negó en redondo a darle el beso y tuvieron que agarrarlo entre siete para obligarlo. Aún me conmueve lo mal que la pobre chica ocultaba su humillación.
Pasaron muchos años y un día la vi en las calles de Málaga a ella y otro día lo vi a él. Él seguía siendo tan retaco como siempre, con la misma cara aniñada y dulzona que antes causaba furor en las adolescentes, pero que en un hombre no resultaba nada atractiva. A ella me costó reconocerla: era una mujer guapísima, altísima, elegantísima.
Me alegro de que el crecimiento haya puesto las cosas en su sitio.
Pasaron muchos años y un día la vi en las calles de Málaga a ella y otro día lo vi a él. Él seguía siendo tan retaco como siempre, con la misma cara aniñada y dulzona que antes causaba furor en las adolescentes, pero que en un hombre no resultaba nada atractiva. A ella me costó reconocerla: era una mujer guapísima, altísima, elegantísima.
Me alegro de que el crecimiento haya puesto las cosas en su sitio.
miércoles, 4 de febrero de 2009
Conversación de hombres
-El otro día va mi mujer y me dice: ¿Te has fijado en lo guapa que es Menganita? Y yo le dije que no me había fijado.
-¿Y no te habías fijado?
-Claro que sí. ¡Está para chuparse los dedos! Pero, si le hubiera dicho la verdad, habría perdido una oportunidad de hacerle ver a mi mujer que sólo tengo ojos para ella.
-¿Y no te habías fijado?
-Claro que sí. ¡Está para chuparse los dedos! Pero, si le hubiera dicho la verdad, habría perdido una oportunidad de hacerle ver a mi mujer que sólo tengo ojos para ella.
martes, 3 de febrero de 2009
Aforismos IX
1. Si la verdad no existe, todas las opiniones son válidas. Si todas las opiniones son válidas, Corín Tellado es mejor que Cervantes. Si Corín Tellado es mejor que Cervantes, la verdad no existe.
2. El lugar y el momento de morir serían mucho más hermosos si la muerte no fuera siempre tan inoportuna.
3. Escribe borracho y corrige sobrio.
4. Sin Eros seríamos mónadas incomunicables, aunque tengamos cinco sentidos.
5. El ecologismo es la nostalgia del Edén.
6. El amor platónico no es el no consumado, sino el que no se encuentra en ninguna parte por mucho que se consume.
7. De universo estamos hechos, pero no por él ni para él.
8. No me di cuenta de cuán altas eran las Torres Gemelas hasta que las abatieron.
9. El buen gusto literario consiste en darse cuenta de que los autores que más nos gustan no tienen por qué ser los mejores.
10. El que ama la vida vive nuevas experiencias; el que no, las busca.
2. El lugar y el momento de morir serían mucho más hermosos si la muerte no fuera siempre tan inoportuna.
3. Escribe borracho y corrige sobrio.
4. Sin Eros seríamos mónadas incomunicables, aunque tengamos cinco sentidos.
5. El ecologismo es la nostalgia del Edén.
6. El amor platónico no es el no consumado, sino el que no se encuentra en ninguna parte por mucho que se consume.
7. De universo estamos hechos, pero no por él ni para él.
8. No me di cuenta de cuán altas eran las Torres Gemelas hasta que las abatieron.
9. El buen gusto literario consiste en darse cuenta de que los autores que más nos gustan no tienen por qué ser los mejores.
10. El que ama la vida vive nuevas experiencias; el que no, las busca.
lunes, 2 de febrero de 2009
La Macarena
El sábado fue un día de iglesias. Omnium Sanctorum, san Juan de Palma y la Macarena. Cuando subimos al camarín de la Virgen, sentí que entraba en lo sagrado. Me cuesta reconocer, como malagueño, que la Macarena, de cerca, me gustó tanto como la famosa Esperanza de los malagueños. No soy semanasantero, pero sí sensible a la belleza y el fervor, y aquella imagen me llenó de las dos cosas. Es lunes, pero aún estoy en esa nube de ángeles votivos, cirios, gente arrodillada. Las iglesias estaban abiertas y sin vigilancia, ofreciendo su arte mudéjar y barroco a quien tuviera la sensibilidad de degustarlo. En el camino de vuelta, una de mis hijas salvó del barro una margarita que ahora preside mi ordenata.
domingo, 1 de febrero de 2009
Un ángel en paro
Me he colado en la bitácora de este calvo para contratarme a quien me necesite para esta noche. Soy matador de monstruos en pesadillas y pertenezco a la legión angélica del Alfa Centauri. Si tu hijo padece de terrores nocturnos, si te persiguen en sueño las facturas, si se te han agotado las ideas, si te haces pipí en la cama, sólo tienes que decir mi nombre con los ojos bien cerrados e imaginándote algo dorado y fulgurante y perfumado a tu alrededor y, entonces, volaré a tu lado. Degüello dragones con la espada, mato hidras con mi maza, petrifico medusas con mi espejo. No cobro más que tu gratitud.
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