lunes, 30 de noviembre de 2020

Diez aforismos

 1. Niño, no corras tanto: cuanto antes metas tus fichas en la casilla, antes mueres. 

2. Vivir sin más no es una misión en la vida: eso ya se hace solo. Pero es mucho mejor que una mala misión.

3. Desde que soy, el mundo y yo hemos sido siempre juntos. ¿Cómo es eso de que vamos a ir por separado? 

4. Morir consiste en dejar de ser lo que soy mientras lo demás sigue siendo lo que es. 

5. Soy el universo sabiéndose a sí mismo. Y eso no muere. Antes morirá esa piedra. 

6. Nada sabe que existe, menos quien también sabe que dejará de existir. 

7. Todo un inconmensurable universo ha hecho posible mi vida. ¡Ya podía durarme un poco más! 

8. Si al final me espera la nada, me he de dar prisa por leer los cinco mil libros de mi biblioteca, pero si me espera el todo, los discutiré directamente con sus autores. 

9. Hay algo más espantoso aún que la nada tras la muerte: la inmortalidad sin Dios. 

10. Todo este universo ha sido necesario para que lo protagonices. Ni se te ocurra morirte antes de tiempo.

lunes, 23 de noviembre de 2020

El fasciomarxismo

 Acuño este término para englobar en un mismo y único movimiento lo que parecen dos movimientos antagónicos, fascismo y marxismo, porque ambos comparten lo más definitorio, que es también lo que los hace más odiosos y peligrosos: sacralizan la disciplina a costa de la libertad de la persona, el Estado a costa del individuo, y el ideal a costa de la realidad. Eso los convierte en liberticidas, totalitarios y utópicos, respectivamente.

Para quien quiera el artículo completo, aquí, en Posmodernia.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Salir del otro armario

 

Esto era una chica de unos dieciocho años que aprendió del ambiente, del instituto, de las series de televisión y de casi todo el mundo que una chica debe experimentar sexualmente con unos y con otras para conocerse y lograr su realización. Pero he aquí que esa vida de encamarse fácilmente tan pronto le hacía concebir las mayores esperanzas de felicidad como la hacía llorar todas las noches, por no decir que los padres ya no sabían cómo explicarle que ese no era el mejor modo de encontrar el amor, sino el desamor. Pero el espejismo que el sexo provoca con cada nuevo enamoramiento es superior a todas las razones. 

Entonces pasó que la chica comenzó a trabajar como monitora en un colegio religioso y allí, tras un año de catequesis, deseó bautizarse, confesarse, comulgar y confirmarse, todo en el mismo día. Dejó de acostarse con unos y con otros y estaba más contenta, porque ahora no hacía lo que le apetecía, sino lo que quería. El padre fue a regañadientes a la ceremonia. No hacía más que decir que los curas le habían comido el coco. ¿Y cuando era promiscua y desgraciada no tenía el coco comido por otros? La hija ha salido del otro armario y el padre aún no lo sabe.

lunes, 9 de noviembre de 2020

Principio de plata y final de oro, con Joaquín Díaz

 

Desde que le oí a mi muy apreciado Joaquín Díaz la preciosa canción de "La serrana",  he redescubierto los romances españoles. Todo en estos versos es discreto a la vez que elevado y de una sencillez conmovedora. La protagonista no es princesa ni noble, sino una serranilla que se nos presenta en cuatro facetas consecutivas: indefensión, honestidad, intrepidez y piedad. Y el muchacho que la sigue es primero galán y después gañán y por último víctima con su toque de pundonor; de hecho, su última preocupación no es morir, sino que se sepa que ha muerto víctima de su propio puñal. 

Hay en el poema muchos detalles desconcertantes que invito a descubrir oyéndolo en este enlace que os pongo, con la guitarra y la voz delicada y vibrante de Joaquín Díaz. Por ejemplo, hay más versos dedicados a contarnos cómo es la nieve que a contarnos cómo muere el galán. Tiene el poema todo el aire de un sueño. 

Y lo mejor es ese final que está como sin terminar, como caído por casualidad, cuando es tremendo e inolvidable. No sé qué es mayor homenaje para el galán: si el lugar santo donde lo entierran o si el objeto con que cava ella el hoyo. Qué vuelta de tuerca, Dios mío, y dicha tan como así.

Todo aquí, en este enlace.