El Parlamento Europeo ha proclamado el aborto como un derecho universal. Matar al hijo aún no nacido ya no es una aberración, sino un deber que la sociedad tiene con la persona que solicite matar al nasciturus. Rechazar el aborto como un crimen, objetar y negarse a practicarlo, está ya más cerca de convertirse en un delito.
Algún día se horrorizarán de la carnicería silenciosa que se está cometiendo en la Tierra contra los que aún no tienen voz para defenderse, igual que ahora nos horrorizamos de la esclavitud en el pasado. Si antes se negaba la dignidad humanaal esclavo para poder así disponer de él como de un objeto, hoy se le niega la condición de persona al nasciturus para poder así matarlo. Esclavistas y abortistas utilizan el mismo tipo de argumento.
El alemán bigotudo de nombre infame justificaba el aborto con argumentos utilitaristas y eugenésicos y hoy hemos dado un paso más en la ignominia: lo justificamos en nombre del Derecho. Matar un ruiseñor es matar un ruiseñor, por más que se justifique en nombre de los más altos valores.
Para colmo, hoy en España el Estado se arroga la autoridad de matar con la ley de la eutanasia. ¿Qué persona tiene ese poder? Ninguna. Por tanto, tampoco el Estado, que está compuesto por personas.
Matar al que va a nacer y al que está muriendo...
Hoy es un día triste.