lunes, 4 de diciembre de 2017

Plegaria

Has hecho a Adán con músculos de liquen y a Eva de flores y diamantes y el mundo con la lágrima que un día vertiste enamorado aún no sabías de qué. Te prodigaste tanto al hacerlo todo, son tan rojos tus frutos, que me olvido de Ti cuando los muerdo, cuando busco un Edén donde no te pasees por las tardes ni me preguntes por qué mordí la manzana. No me acabo de enterar de que sin Ti el Edén se convierte en mi propio infierno.

Aún me esperas dentro de mí -con cuánta paciencia- para que pueda disfrutar contigo del Paraíso aquí y ahora.

Que así sea.

2 comentarios:

Dyhego dijo...

Que el paraíso esté más aquí que allá.
25 neutonios edénicos, don Epifanio.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Amén.
Y puestos a pedir, que esté en los dos sitios.