
Amigos, desde hace unos días me siento ante la pantalla en blanco y no sé qué demonios escribir. Es la primera vez que me ocurre desde que bitacoreo. Pero, a la vez, estoy tan enganchado a vosotros, que, si no escribo algo, no duermo. Así que me he dicho: "Cotta, eso no pué ser. Tus amigos no pueden ser un deber, sino un placer."
He tomado, pues, esta decisión: aunque llevo más de un año publicando entradas diarias, breves y variadas y ése ha sido mi lema, voy a tomarme el verano de descanso. En julio y agosto os contaminaré con muy pocas entradas y espero que sean más líricas que sesudas. Si no es así, decidme: "Jesús, amor y poesía, ¿no recuerdas?". En fin, necesito replantearme algunas cosas.
Para vosotros no tengo más que palabras de asombro y agradecimiento. Me he desnudado aquí y nadie se ha cebado con mis vergüenzas. Otras veces he despotricado y nadie se ha cabreado conmigo. Sois todos unos caballeros y unas damas y espero encontraros por las noches estivales en Canora, cuando las estrellas nos pongan más hermosos.
Ab imo pectore,
Jesús Cotta Lobato
(Por si a alguien le interesa, en Estado Crítico reseño La mano de Fátima, de Ildefonso Falcones)