viernes, 5 de septiembre de 2014

Mariposas encendidas

Cuando alguien va a Grecia, le encargo que me traiga mechas para mis mariposas de aceite, que cada vez es más difícil encontrar en España.

Siempre tengo una vela o una mariposa encendida en casa a la Virgen.

Me ha dicho un amigo que mis velas le están ayudando mucho. Me hace muy feliz pensar que ofrecer mi ayuda no es lo único que puedo hacer por alguien, sino que, además, puedo rezar. Eso extiende mi ayuda hasta extremos que yo ni puedo sospechar ni soñar. Con que solo exista una posibilidad entre un millón de que exista Dios y atienda a mis plegarias, vale la pena llenar mi casa de mariposas encendidas que las lleven a las manos de la Panagía, de la Toda Santa.

Si Él no me escucha, ya me escuchará Ella.


martes, 2 de septiembre de 2014

Las flores y el bombero

Hoy iba por la calle con un ramo de nardos y rosas rojas y me paró un bombero por la calle y me dijo: "¡Suerte! Que tenga usted mucha, que ya es difícil" y se despidió con esa sonrisa de complicidad entre hombres.

Y la verdad es que he tenido mucha, mucha suerte, si podemos llamar suerte a las mercedes recibidas, al amor, a la gracia.

Gracias a las flores y al bombero.

lunes, 1 de septiembre de 2014

El mejor de los placeres veraniegos

De todos los placeres del verano me quedo con este: flotar desnudo y de noche en la piscina mirando a las estrellas.

Es un placer no solo porque el agua y la desnudez se hicieron la una para la otra, sino porque en ese templo de las estrellas sobre el agua es natural y fluida la conversación con Dios.

Vengo, pues, con muchas ganas de charlar con vosotros y de contaros lo que me han contado las estrellas.

La primera es recomendaros el blog de mi hermano Daniel: Almanaque de alacranes, donde cada día colgará un punzante epigrama para despertarnos.

Un abrazo a todos


lunes, 18 de agosto de 2014

He soñado con Federico García Lorca

He soñado que acompañaba a Federico García Lorca por varios sitios que eran uno solo: tan pronto era mi instituto como la casa solariega de mi madre o el centro de Sevilla. Y en un momento dado, cuando el Poeta me sonreía como dicen que sonreía él y me estrechaba la mano para agradecerme no sé qué, me di cuenta de que lo querían matar. Advertí como una realidad física esa amenaza.

Desde entonces todo mi afán era protegerlo, porque yo era el único que lo sabía y podía salvarlo.

El resto del sueño consiste en aparecer él de pronto por aquí o por allá y yo tras él mirando a un lado y a otro buscando sospechosos, hasta que, en mitad del campo, veo una pistola apuntándole y lo empujo cuesta abajo y esta vez lo salvo. La pistola reaparece y lo vuelvo a salvar. Pero la pistola reaparece.

Me he despertado con la sensación de que el asesino tenía más interés en matarlo que fuerzas y oportunidades tenía yo de salvarlo. Y he encendido una vela a la Virgen, de la que tan devoto era el Poeta, para que ahora que tiene superpoderes proteja de las mordazas, de los politicastros, de los tiranuelos, a todos los cantores, profetas, poetas y amigos de la belleza que Dios nos ha encomendado custodiar y aumentar.

Lo mataron hoy un 18 de agosto, pero de 1936.

Me alegro de haberlo salvado tantas veces: una por cada 18 de agosto.

miércoles, 9 de julio de 2014

Tres rectificaciones

Amigos, hago tres grandes rectificaciones:

1. En una tertulia espirituosa con amigos afirmé, quizá con ganas de hacerme el interesante, que la sensación de colmo y dicha de la creación literaria superaba al colmo y la dicha del acoplamiento amoroso. Pues bien, ¡me equivoqué! ¡Metí la pata hasta el corvejón! ¡No me figuraba yo hasta qué punto el alcohol me aleja de la realidad!

Señores, que conste en acta: la fusión erótica no se puede comparar con nada, pero, si hay que compararla con la plenitud del momento de creación literaria fecunda, sale ganando por goleada la fusión erótica. ¿En qué estaría yo pensando cuando escribí aquello!

2. En una tertulia espiritual, un amigo mío poeta me recomendó (y yo lo recomiendo) El peregrino ruso, una de las obras más originales y misteriosas que conozco. Y me dijo que hacer oración con Dios no era una actividad, sino un abandonarse en su presencia. Estupefacto, le pregunté cómo se hacía eso. Y él me preguntó a su vez: "A ver, ¿tú cuánto tiempo tardas en dejar tu mente sin pensamientos?" Y yo dije, pobre de mí, que un par de minutos. "Ah, entonces tú lo tienes muy fácil. Quitas de tu mente todos los pensamientos y entonces allí entra Dios".

Pues bien, lo he intentado y, ¡amigos!, soy incapaz de dejar mis neuronitas desocupadas. Están todas cargadas de libros, preocupaciones, ramificaciones arbóreas, planetas, estalactitas... ¡y allí no hay quien entre!

3. Y mi tercera rectificación es que dije en mi última entrada que sería mi última entrada de verano, pero he aquí que nunca diré nunca jamás beberé de esta agua.

Bueno, y dentro de tres días me voy a los vastos jardines sin aurora, allí, donde habite el olvido y no hay Internet.

Me acordaré de vosotros cada noche, cuando contemple las estrellas.

Ex corde,
amicus vester Iesus Cotta