Igual que en el pasado una ola de puritanismo les puso hojas de parra a todos los maravillosos desnudos de la Capilla Sixtina, ahora hay una ola de pacifitis que pretende edulcorar la realidad que les mostramos a los niños. Si hay algún cuento que acabe mal, ése es la sirenita, pero Walt Disney le ha dado un final tópico y acaramelado. Cuando en la tele anuncian unos dibujos animados con premios internacionales y pedagógicos, suelen ser series aburridísimas donde lo más grave que pasa es que don Tomate quisiera tener pinchos en la cabecita como don Berenjeno, pero luego comprende que cada uno es como es y que eso está muy bien.
¡Por todos los dioses, regresen Héctor y Aquiles, Sigfrido, Caupolicán y Gilgamesh!
3 comentarios:
Plas, plas, plas
¿sois diferentes porque nos censuraron esto o aquello? ¿o con el tiempo hemos ido en busca de lo que no nos dejaron ver? Pues si ahora no sientes que algo te dejó marcado porque no te lo contaron, pues genial. Y si hoy día, censuran poniendo lamiosos finales, ya verás cómo después buscan la realidad como si fuesen drogatas... Está en nosotros ese gustillo por los finales truculentos en vez de las tubbinatillas de los teletubbies jeje
Un abrazo
Pues sí, yomisma, coincido contigo. Creo que el cuento de Caperucita es más interesante, inolvidable y educativo si el lobo se come a Caperucita, que así era en la versión original, que si nos inventamos un cazador. Un abrazo
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